Definiciones en torno a la Revolución de Mayo

«La revolución se realiza y se sostiene por las clases bajas de la población, por esos seres heridos que la insolente riqueza trata de canallas.
Después de ciertos éxitos al inicio, el movimiento finalmente es derrotado: le faltan conocimientos, recursos, armas, jefes, un plan de acción; mientras que  los conspiradores  tienen experiencia astucia y habilidad”
Jean Paul Marat

 

por Norberto Galasso

La Revolución impulsó un frente democrático contra el absolutismo reinante, pero en ese frente los morenistas fueron derrotados en 1812, y se consolidó una burguesía comercial anglocriolla, basada en el puerto único y el control de la Aduana, que se apoderó del poder y traicionó el objetivo inicial.

Tan intensa ha sido la tergiversación de nuestra historia implantada por el mitrismo y tantas las limitaciones del revisionismo rosista tradicional que, hoy, más de doscientos años después, los argentinos discutimos todavía la naturaleza de la Revolución de Mayo. Las reflexiones que siguen tienen por objeto concurrir a las polémicas todavía en curso, según la perspectiva de la corriente historiográfica latinoamericana, federal provinciana o socialista nacional. No pretenden sostener una verdad absoluta y definitiva, sino participar en un debate que es muy importante, pues si no conocemos de dónde venimos resulta imposible alumbrar la meta de hacia dónde vamos (Lema fundante y esencial de Periódico VAS, Nota del Editor).

En principio, ¿fue una revolución? Algunos entienden que existe sólo revolución cuando se modifican las relaciones sociales de producción y desde esa óptica, no lo sería. Pero en países con larga historia de dependencia, es también una revolución aquélla que consiste en la liberación nacional respecto de la opresión externa; sino no serían revolucionarios ni Sandino, ni Martí, por ejemplo, por no ser socialistas. Y asimismo, también lo es cuando un sector social oprimido desplaza del poder a otro -que lo oprime- promoviendo un progreso histórico, nacional y social.

Partiendo de esta última mirada, en el 25 de Mayo se produjo una revolución. Esa revolución no fue socialista, ni nacional independentista, sino democrática. Se trata, pues, de una revolución democrática que desaloja del poder a una minoría absolutista y reaccionaria -el virrey, su burocracia y los comerciantes monopolistas- privilegiada por la monarquía, y la reemplaza por una Junta Popular cuyos integrantes nacen de la voluntad expresada en la Plaza histórica, donde activan French (un cartero), Beruti (un empleado), Donado (un gráfico) y otros como ellos.

¿Fue una revolución antiespañola? No. La bandera española flameó en el Fuerte de Buenos Aires hasta 1814 y la independencia -de las Provincias Unidas en Sudamérica- se declaró seis años más tarde, el 9 de julio de 1816.

¿Fue probritánica? No. El comercio libre con los ingleses lo estableció el virrey Cisneros en 1809 y no fue el objetivo de la Revolución.[i] Es verdad que los comerciantes ingleses residentes en Buenos Aires desde hacía un año, coincidieron con el movimiento popular, pero no lo financiaron ni lo dirigieron. Sólo más tarde, a través de Manuel J. García y Bernardino Rivadavia, alcanzaron espacios en el poder, en el primer Triunvirato y especialmente en el período de los años veinte.

¿Fue parte de una Revolución que al mismo tiempo se producía en toda América? Sí. Entre mediados de 1809 y principios de 1811, se producían levantamientos en todas las grandes ciudades, formándose juntas populares, que en nombre de Fernando VII -al igual que en España- quitaban el poder a los absolutistas. En julio de 1809 en Alto Perú, en abril de 1810 en Caracas, en mayo en Buenos Aires, en julio en Bogotá, en agosto en Quito, en septiembre en Chile y México y en febrero de 1811 en la Banda Oriental. Esto se producía, no porque conspirasen individualmente sino porque lo que hoy llamamos América Latina era una Nación. Tenía territorio continuo, el mismo idioma, el mismo origen, semejantes costumbres y cultura. Por esta razón, Moreno envía un ejército al Alto Perú, otro al Paraguay, y aconseja sumar a Artigas en la Banda Oriental, con claro sentido hispanoamericano. El fracaso de esa Revolución disgregó a esa Nación en veinte países dependientes, frustrando el proyecto inicial por el cual lucharon duramente Bolívar y San Martín, jefes de ejércitos populares hispanoamericanos. En el norte lograron constituirse los Estados Unidos de América del Norte, mientras entre nosotros se generaron los Estados Desunidos de América Latina.

¿Quiénes impulsaron esa lucha anti-absolutista? ¿Acaso la llamada `gente decente`, `los vecinos propietarios` de la ciudad, como sostienen algunos historiadores? No. Las actas del Cabildo Abierto del 22 de mayo demuestran que la gente acaudalada votó a favor de que continuase el virrey, tanto los Martínez de Hoz, como los Quintana y como todos los señorones dueños de esclavos. ¿Por qué lo hicieron? Debían sentir angustia por la separación, interpretó el presidente Macri. Fueron “los chisperos”, “los manolos”, los activistas de la Plaza: Francisco Planes, los curas Grela y Aparicio, los oficiales como Terrada, y a empujones, Cornelio Saavedra, junto a los profesionales Mariano Moreno, Belgrano, Castelli… quienes protagonizaron el suceso revolucionario.

¿Solamente perseguían desplazar a los absolutistas o tenían un proyecto de liberación y progreso económico social? Tenían efectivamente un proyecto y se expresó en el Plan de Operaciones: expropiar a los mineros del Alto Perú, crear fábricas estatales de fusiles, armas blancas y pólvora, liberar a los esclavos y concluir con el tributo que se imponía a los indios, abolición de instrumentos de tortura, de títulos de nobleza, libertad de pensamiento y de imprenta. En fin, todo aquello que los morenistas sancionaron en la Asamblea del año XIII cuando lograron recuperar el poder tras la expulsión de Moreno el 18 de diciembre de 1810, quien murió, presuntamente envenenado, el 4 de marzo de 1811.

¿Cuáles son los antecedentes de Mayo? Los principios revolucionarios de la Francia de 1789, es decir, “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, los Derechos del Hombre y del Ciudadano. “El evangelio de los derechos del Hombre”, según decía San Martín. Y también la Revolución española iniciada el 2 de mayo de 1808, tributaria de las ideas de Rousseau, Voltaire, los enciclopedistas franceses y los liberales españoles.

¿Por qué fracasó la Revolución de Mayo? La revolución la impulsó un frente democrático contra el absolutismo reinante, pero en ese frente los morenistas fueron derrotados en 1810/1812 y el 5/4/1811, y se consolidó una burguesía comercial anglo-criolla, basada en el puerto único y el control de Aduana, que se apoderó del poder y traicionó el objetivo inicial. Procesos semejantes se producirían en el resto de América Latina, donde prevalecieron las políticas de las burguesías comerciales aliadas al capital inglés, y crecieron sólo las zonas vinculadas a los puertos, unos en el Atlántico, otros en el Pacífico, sumiendo al Interior en la miseria, el aislamiento y la expoliación, a pesar de los caudillos federales que intentaron resistir ese sometimiento.

Si esta interpretación es válida, el protagonismo popular no es un invento demagógico para halagar a indios, negros, mestizos y criollos, sino la continuidad de aquella revolución que ganó las elecciones, 156 a 68 votos, en el Cabildo Abierto del 22 de mayo, y supo asegurar ese triunfo con la movilización popular en la Plaza histórica y la presencia de sus líderes -con trabucos y puñales en mano- en aquel mediodía del 25, en el primer piso del Cabildo, donde se inició una lucha hacia la liberación que, con idas y venidas, todavía continúa.

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[i] Diego Luis Molinari lo probó en su libro “La ninguna influencia de la Representación de los Hacendados en la Revolución de Mayo”

 

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