Después de 39 años, una madre de Plaza de Mayo declara por la desaparición de su hijo

La madre de Plaza de Mayo-línea fundadora, Elia Espen, declarará mañana por primera vez en 39 años por la desaparición de su hijo Hugo Miedan, luego de que el Tribunal Oral Federal 2 concediera anticipar su testimonio en el tercer tramo de la causa que investiga crímenes de lesa humanidad en el circuito Atlético-Banco-Olimpo y que se encuentra en etapa de recolección de pruebas.
«Voy a hablar y decir lo que siento, sin leer ningún papel. Sentiré un gran alivio después de casi 40 años recorriendo tantos tribunales y habiendo perdido la fe y la confianza», contó la dirigente de derechos humanos y de la CTA Autónoma que a los 84 años dará su testimonio ante los jueces por primera vez luego del impulso que le dieran a la causa los abogados de la Asociación de Profesionales en Lucha (Apel).
Hugo Miedan tenía 27 años, cinco hermanos, militaba en el PRT, vivía en Flores junto a su madre y sus hermanas, estudiaba Arquitectura y trabajaba en la editorial El Derecho.
El 17 de febrero de 1977 por la tarde, antes de salir de su casa, saludó a su madre que estaba planchando sin decir dónde iba y sin que nadie volviera a verlo.
«A la mañana siguiente, cinco uniformados allanaron nuestra casa. Me golpearon a mí y a mis dos hijas de 11 y de 23 años. Yo perdí un oído por los golpes, a mi hija mayor le retorcieron los pezones, le robaron una cadena con una cruz que el que me golpeó se la colgó del cuello. Buscaban armas y como no encontraron, destrozaron y se robaron todo», recordó Espen.
Con la cara lastimada, la madre de Hugo decidió hacer la denuncia en la comisaría 50° que tenía a dos cuadras, pero en la mitad de su relato, el oficial decidió no tomar más el testimonio a máquina, sacó el papel del rodillo y continuó escribiendo a mano, lo que significó que esa denuncia no iba a tenerse en cuenta.
Después,  hábes corpus, cartas, recorridas a reparticiones militares, episcopados, y marchas en la Plaza de Mayo junto a las madres con la foto de su hijo, hasta que un jueves un hombre se acercó y le habló: «Me dijo que había estado con mi hijo en el centro clandestino Atlético, me miró con tristeza y me dijo que no me iba a contar pero yo le insistí porque pienso que si hay algo que saber es la verdad. Cuando uno tiene suposiciones, no sirve», remarcó.
Según ese testimonio, Hugo estuvo encadenado en Atlético, se ocupaba de servir la comida aunque estaba muy deteriorado por las torturas y su destino final fueron los ‘vuelos de la muerte’, formando parte de los miles de secuestrados arrojados a las aguas del rio de la Plata.
El centro clandestino Atlético comenzó a funcionar en un viejo depósito de la Policía Federal, ubicado en Paseo Colón y avenida Garay, hasta su demolición en 1977 cuando se construyó la Autopista 25 de Mayo, teniendo a los prisioneros temporalmente hasta su traslado a la Autopista Riccheri y el Camino de Cintura, en Puente 12, donde funcionó El Banco.
El circuito se completa cuando en agosto de 1978 pasaron al depósito de automotores de la Policía Federal en Lacarra y Olivera, bautizado Garage Olimpo.
Este nuevo tramo de la causa ABO es la continuación del juicio que en 2009 el Tribunal Oral Federal 2 condenó a 12 represores a prisión perpetua, cuatro recibieron 25 años y uno fue absuelto.
En un desprendimiento de la causa ABO, en junio de 2012, el mismo tribunal condenó al ex policía federal Pedro «Calculín» Godoy a 25 años de prisión y al ex miembro del Ejército Alfredo «Cacho» Feito a 18 años de prisión por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar.

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