El Bauen y la incertidumbre neoliberal

por Mariane Pécora

Los trabajadores del Bauen hace catorce años viven en estado de incertidumbre. La incertidumbre donde los pobres aspiran encontrar la felicidad, según el ministro de educación Esteban Bullrich. El cielo o el Estado protector sólo existen para determinados empresarios que son parte o están relacionados armónicamente con el Gobierno. Los trabajadores de a pie, y en particular los del Bauen, no tienen certeza del mañana, el cielo puede desmoronarse o estallar sobre ellos porque el Estado no quiso, y no quiere ahora, brindarles seguridad sobre su futuro laboral.

Pese a eso, durante largos catorce años, los trabajadores del Bauen construyeron un cielo protector trabajando sobre una mecha encendida. A fines del año pasado, creyeron haber mojado la pólvora y hasta se animaron a soñar. Habían logrado que el Congreso de la Nación aprobara la expropiación del edificio de Callao 360 a favor de la cooperativa de trabajadores del Hotel Bauen. La fuente de trabajo iba a permanecer, había cierta seguridad, era posible la autogestión.

Pero antes de fin de año el presidente Macri volvió a encender la mecha: el 27 de diciembre de 2016 vetó la Ley de expropiación del Hotel Bauen. Para Mauricio Macri, la expropiación «favorece exclusivamente a un grupo particularizado, sin traducirse en un beneficio para la comunidad en general». El decreto del veto Nº 1.302 publicado en el Boletín Oficial dice: «el proceso expropiatorio implicaría un severo perjuicio en la posibilidad de asignar por parte del Poder Ejecutivo nacional los recursos económicos disponibles a otras necesidades básicas insatisfechas para el conjunto de la población, exclusivamente en beneficio de una situación particularizada que sólo afecta a un grupo de personas que se hallan comprometidas en las actividades que se desarrollan en el inmueble en cuestión». Resulta alarmante la desprotección y negación de las 130 familias afectadas directamente y designadas como un “grupo particularizado”. Y resulta increíble en este Gobierno la intención prioritaria de asignar recursos económicos para un conjunto abstracto de la población con “necesidades básicas insatisfechas” cuando lo concreto son las 130 familias de la cooperativa del Bauen, que quedarían en la calle. Y resulta aún más increíble la preocupación de Macri por las “necesidades básicas”, porque este Gobierno destina 2500 millones de dólares a comprar armamento bélico sin hipótesis de conflicto, sin necesidad, en medio de una profunda crisis social de recesión, desempleo e inflación, que él mismo ha generado.

Este veto presidencial habilitó una nueva orden de desalojo. El primer día del mes de marzo, la jueza Paula Hualde, titular del Juzgado Comercial N°9, dispuso la restitución del inmueble de la Avenida Callao 360 a la empresa Mercoteles. La fecha tope es el 19 de abril.
Lejos de sentirse intimidados, los trabajadores iniciaron un plan de lucha: “Frente a estas circunstancias, y después de la sanción de la ley de expropiación obtenida en 2016, reafirmamos nuestra convicción de seguir gestionando el hotel de forma cooperativa tal como lo hemos hecho durante los últimos 14 años”, expresaron los trabajadores del Bauen en una conferencia de prensa que celebraron el 10 de marzo.
En la misma, anticiparon que insistirían para que el Congreso Nacional, tanto en la cámara de diputados, como en la de senadores, rechace el veto presidencial a la expropiación. Por estos días, los trabajadores del Bauen, lograron que el proyecto vuelva a ingresar al Parlamento. Pero la incertidumbre persiste y los tiempos parecen estar agitando el fuego de la mecha.

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Historia: El Hotel Bauen se inauguró durante el Mundial de fútbol de 1978, Marcelo Iurcovich, construyó el edificio con un crédito estatal del Banco Nacional de Desarrollo (Banade), otorgado por el gobierno cívico-militar. El empresario nunca saldó este crédito. Por el contrario, en 1997 acordó desprenderse del hotel a través del grupo chileno Solari por US$ 17 millones. En 2001 Solari transfirió el inmueble a la empresa Mercoteles.
En 2003 el Bauen  se convirtió en ejemplo de autogestión a través de la formación de cooperativas en manos de sus trabajadores. La labor fue ardua pero el compromiso permitió que hoy sea un centro de eventos y foro social, además de un hotel tres estrellas superior, ubicado en un punto privilegiado de la Ciudad. 

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