“El feminismo argentino es un motivo de esperanza en un mundo desolador”

Por Ximena Schinca
@ximenaschinca

Marta Alanís lidera en Argentina la ONG Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), y suele señalar que es católica desde niña, que se casó por Iglesia, y que se puede ser católica y defender el derecho al aborto porque, ante cualquier dilema ético, las personas deben poder decidir según su propia conciencia. 
En 2016, desde CDD y junto a la abogada Soledad Deza, trabajó fuertemente en la libertad de la joven tucumana conocida como Belén, que estuvo presa más de 900 días tras un aborto espontáneo y que aún espera que la Corte provincial la absuelva del crimen del que se la acusó sin pruebas. La liberación de Belén fue interpretado también como un hecho histórico en la lucha por el derecho al aborto seguro, legal y gratuito, en el país.
Previo al Paro Internacional de Mujeres, conversamos con Alanís sobre avances, desafíos y límites para el movimiento de mujeres de Argentina.

¿Qué representación tiene el derecho al aborto y CDD en este Paro Internacional de Mujeres?

Primero, la campaña está absolutamente representada en el Ni Una Menos por abortos clandestinos, y trabajamos juntas desde el comienzo.
Para Católicas por el Derecho a Decidir, este paro internacional es parte de la lucha contra el patriarcado, contra el machismo y contra el gobierno de Mauricio Macri que está boicoteando todas las políticas públicas que tienen que ver con las mujeres.
Para nosotras el 8 de marzo, es un día de lucha, una jornada de mucha esperanza y una jornada en la que también presionamos a las religiones para que dejen su discurso patriarcal, misógino y sexofóbico como el que tiene la jerarquía católica. El Episcopado se ha callado la boca respecto de todas las barbaridades del neoliberalismo actual y no ha dicho una palabra para repudiar los femicidios.

¿Cómo evalúa la masividad que han logrado reclamos históricos del movimiento de mujeres a partir del primer Ni Una Menos?

Esta masividad es inédita. No se ha dado en otros momentos. Por otra parte, el movimiento de mujeres viene teniendo, desde hace décadas, una movilización bastante masiva. Los Encuentro Nacionales de Mujeres, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. Hay muchos antecedentes que confirman que las mujeres y las feministas hemos tenido un grado de organización muy grande.
También tenemos un gran impacto sobre la gente. Creo que, a veces, el feminismo no logra generar cambios, pero sí inspira a mucha gente para que haga cambios. Y este llamado de Ni Una Menos es algo creativo, es súper feminista.

¿Qué efectos concretos cree que tienen la masividad de las convocatorias?

Además del impacto nacional con el Paro Nacional de Mujeres del 19 de octubre de 2016, cuando multitudes marchamos bajo la lluvia, también se logró que en Chile marcharan 100 mil personas por la convocatoria de Ni Una Menos, hubo movilizaciones en México, Estados Unidos, España, Suecia, países de América Latina; es decir, se han traspasado las fronteras de nuestro país. Traspasar las fronteras es algo inédito para el movimiento, y todo el mundo tiene puestos los ojos en la Argentina, en la capacidad del movimiento feminista.
Tenemos una gran historia de lucha, tenemos un gran porcentaje de participación política en la cámara de Diputados, tenemos un alto porcentaje de mujeres feministas en la universidad, un gran porcentaje de mujeres luchadoras en los sectores populares. Las mujeres argentinas están construyendo historia y derramando experiencia hacia los diferentes países, siendo convocantes y un motivo de esperanza en un mundo que está muy desolador.

¿Cómo se ubica la consigna Ni Una Menos con relación al resto de las demandas históricas del feminismo?

Ni Una Menos incluye nuestras demandas. En el paro nacional, la Campaña Nacional por del Derecho al Aborto marchó detrás de Ni Una Menos, y marchamos todas las organizaciones sin ningún problema. De hecho, sucedió algo maravilloso porque no estaba previsto cuál iba a ser la cabecera de la marcha, y en muchas calles confluyeron las mujeres con sus banderas.
A esta convocatoria se suman también muchas mujeres que no son feministas, pero que están impactadas por los femicidios, por la violencia contra las mujeres. Ni Una Menos potencia todas las causas de la lucha feminista.

¿Qué desafío tiene hoy el feminismo en Argentina luego de sostener estas convocatorias masivas?

Uno de los desafíos del feminismo argentino es el de intercambiar agenda con los movimientos sociales que hoy están sufriendo el impacto del neoliberalismo. Es un desafío y una necesidad. Al mismo tiempo, hay que continuar con la agenda del feminismo: Ni Una Menos, el derecho al aborto, la educación sexual, la anticoncepción, la ley de violencia, reclamar al Estado su compromiso con los derechos conquistados.
Tal vez, Ni Una Menos nos está dando la posibilidad de concretar un sueño que hace unos años atrás soñamos un grupo de feministas: unirnos para negociar con el gobierno y defender la agenda feminista en todos sus puntos. Estamos hablando de las mujeres más vulnerables porque son las mujeres pobres las que pagan las mayores consecuencias.
El gran desafío, entonces, es organizarnos en la lucha contra el neoliberalismo salvaje que se está implantando en el mundo y en hacer alianzas estratégicas con todos los movimientos sociales.

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