Hacia una pacificación represora. Extraña trayectoria de un político porteño

Por Clarisa Ercolano

Extraño el devenir del ex legislador porteño Diego Kravetz, exponente de la llamada política joven porteña, quien dio sus primeros pasos como abogado de las empresas recuperadas que luego de la crisis del 2001 buscaban la manera de seguir en pie. En ese entonces, Kravetz creía que la solución para los problemas del pueblo residía y se gestaba en ese mismo pueblo. Mucha agua corrió bajo el puente desde ese pasado pos estallido social hasta este 2014, que encuentra a Kravetz empeñado en volver a tener una oportunidad en la política a como dé lugar.

Después de apartarse de la senda de las recuperadas, Kravetz fue un kirchnerista acérrimo. Luego prefirió llamarse peronista. Hizo una intentona, vía Jorge Telerman, para acercarse a Scioli y terminó finalmente siendo el armador de Sergio Massa en Capital. Todo eso en 12 años.
Hace menos de un año, Kravetz armó un mapa interactivo para que los porteños denunciaran los baches en el pavimento. Una idea que resulta hasta simpática si se tiene en cuenta el vapuleado estado de las calzadas. Luego probó suerte con el Partido de la Red, un invento donde pretendía convencer al ciudadano de que podría votar online los temas que se debatirían en la Legislatura porteña. Le fue mal, sacó apenas el 1 por ciento de los votos.

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Ahora, en tiempo de linchamientos, Kravetz decidió jugar fuerte y apostar a un proyecto derechoso que se ofrece como alternativa práctica y express ante el panorama de la inseguridad. Proyecto que (supuestamente) recibirá gustosa la clase media, hastiada de la ausencia estatal. Kravetz tiene una idea para “recuperar” las villas de emergencia. Desde la flamante institución que preside, el Instituto de Políticas de Planificación, el ex legislador quiere una ley para crear Unidades de Pacificación Policial (UPPs), un cuerpo especializado de la Policía Metropolitana, cuya función sería llevar adelante tareas de pacificación con sedes en áreas determinadas, como villas y asentamientos.

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El propio Kravetz utilizó el sitio Noticias Urbanas -medio del cual es dueño mayoritario desde hace más de un año- para explicar que “el proyecto implica la creación de Unidades de Pacificación Social (UPSs), que acompañarían la tarea de la policía en la restauración del orden y la intervención del Estado en aquellas zonas que vayan siendo recuperadas. Es decir, una vez que la UPP consigue instalarse dentro del lugar de acción y recuperar el control del territorio, da paso a la llegada de otros servicios públicos y privados que permitan la reinserción de los habitantes en la sociedad”. Se trata de una iniciativa popular, por lo que hace falta conseguir 40 mil firmas para que la Legislatura la debata y apruebe.

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Más allá de la demagogia recurrente de las épocas preelectorales, Kravetz tal vez no recordó que el antecedente de las UPP más cercano es el de Brasil, donde fueron creadas por el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en 2008, con el objetivo de combatir el crimen organizado y el tráfico de droga.
Como podrá apreciarse, la situación de desigualdad social poco y nada mejoró en seis años en Brasil. Algo que queda expuesto sobre todo ahora, cuando se juega  la Copa del Mundo, y las protestas no pueden acallarse pese a que toda la maquinaria de la FIFA se empeña en mostrar una postal de alegría y fiesta futbolera.
Si bien Kravetz no presupuestó el costo de las UPP porteñas, en 2008 Lula invirtió solo para comenzar 1000 millones de dólares. La idea primigenia de Lula era “urbanizar”. Pero ni todo el discurso progre que decía «Cuando los ricos viven sobre el cerro, eso es elegante. Pero para los pobres, vivir en la favela es una vergüenza. Vamos a cambiar eso», sirvió. Tanques militares irrumpieron a sangre y fuego en las favelas para llevar adelante su misión “urbanizadora”.

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Junto a las UPP brasileñas, también recrudecieron los métodos de las BOPE (Batallón de Operaciones Policiales Especiales) una suerte de tropa de elite creada en 1978 y cuyos abusos y ejecuciones ilegales fueron tapa de The New York Times y centro de los informes elaborados por Amnistía Internacional.
La ciudad, que es una de las sedes del Mundial de Fútbol de 2014 y acogerá los Juegos Olímpicos de 2016, vive en estos momentos una ola de violencia que lleva más de 30 muertos. Las batallas entre narcos y policías son moneda corriente. Los narcos siguen, la villa no fue urbanizada ni mucho menos hay paz. Y Kravetz insiste con las UPP porteñas.

Fotos: AFP

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