Travesticidios: La discriminación que mata

Responsabilidad estatal, institucional y social

Por Noor Jimenez Abraham

“En un mundo de gusanos capitalistas hay que tener coraje para ser Mariposa”

A cinco años de la sanción de la Ley de identidad de Género -26743- esta afirmación de la activista trans Lohama Berkins, mantiene una vigencia abrumadora. Las personas travestis siguen siendo perseguidas por las instituciones policiales, ignoradas por el Estado nacional y marginadas por una sociedad que aún no reconoce sus derechos, con la obstaculización de posibilidades laborales que les permitan alejarse del sistema prostibulario, en el que son abusadas, lo que constituye la primera causa por la que la mayoría de ellas no supera la expectativa de vida de 35 años.
“Somos una comunidad que históricamente ha resistido” dice Florencia Guimaraes García, activista travesti, y sobreviviente del sistema prostituyente, como ella misma se presenta en diálogo con Periódico VAS. Ella es fotógrafa e integrante de Furia Trava Noticias, un medio de comunicación a través de la red social Facebook donde cuentan las noticias desde la perspectiva de su comunidad, “somos travestis, feministas, abolicionistas, luchamos por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, somos sujetas políticas, activamente políticas”, agrega, al tiempo que reclama a los medios de comunicación por la menor cobertura de los travesticidios en comparación con los tratamiento de los femicidios.
Las personas travestis se mantienen a partir del sistema prostituyente en un 80% de los casos, y la mayoría de ellas -el 70%- no ha podido terminar el colegio secundario, lo que les vale que muchas veces se las considere “poco idóneas” para algunos trabajos. “Hemos tenido acceso a algunos espacios de capacitación sin salida laboral real, cursos de peluquería o de maquillaje, yo fui parte de esos proyectos y cuando salía de estudiar tenía que ir a una parada a la noche, en una esquina, para poder comer”, manifiesta la militante quien recalca una y otra vez su postura abolicionista, es decir, no considerar la prostitución como trabajo en ningún caso y desde ninguna perspectiva.
A la espera de un reconocimiento por las violencias a las que históricamente se las ha sometido -proyecto de ley nacional de Reparación Histórica de Personas Travestis y Trans Víctimas de Violencia Institucional, que sigue sin considerarse, aunque ya se presentó por tercera vez-, Guimaraes enfatiza que “no hay que olvidar que hasta hace pocos años íbamos presas porque se criminalizaba nuestra identidad de género, pasábamos días, meses y años de cárcel simplemente por ser travestis, el Estado tiene la responsabilidad de resarcir”.

“El travestismo es judicializado por su sola existencia. Nuestro crimen es habernos salido abiertamente de la norma. No se nos juzga por nuestra orientación sexual, sino por haber corrido los límites de la corporalidad. Esto nos convierte directamente en terroristas de un Estado, de un sistema, en alteradoras de un orden moral, definido vaya a saber por quién, ¿por la iglesia?, quizás. Y ni siquiera se discute cuáles son los márgenes morales que nosotras supuestamente estamos desestabilizando”. Lohana Berkins (2008)

Tanto la Corte Suprema de Justicia argentina y otras asociaciones que realizan estadísticas de asesinatos por violencia de género, como las ONG La Casa del Encuentro y MuMaLá (Mujeres de la Matria Latinoamericana), han incluido en sus últimos informes el porcentaje desglosado de travesticidios con el objetivo de visibilizar la situación del colectivo. Viviana Caminos, presidenta de Ratt Argentina (Red Alto al Tráfico y la Trata) afirma que junto a su organización y otras de la sociedad civil, han incidido para que en los registros nacionales sobre el rescate a víctimas de trata y prostitución, se incluyera a las personas travestis en una categoría propia.
“Travesticidio social”, así hace referencia la activista Guimaraes García a las muertes del colectivo travesti, “no estamos hablando simplemente de una muerte a manos de la policía, o de un hombre, nos estamos refiriendo a una expectativa de vida de 35 años, por condiciones de vulnerabilidad de nuestro colectivo que no tiene acceso a la salud ni a la vivienda”.
Desde la sanción de la Ley de Identidad de Género, la respuesta de la sociedad en cuanto a la integración de las travestis ha sido lenta; según las expresiones de Viviana Caminos “es probable que la gente esté más acostumbrada a su presencia, pero sigue existiendo una fobia de ciertos sectores y casi no hay empresas dispuestas a ofrecerles trabajos”.
“Yo volví a la escuela desde que tuve el documento que acreditaba mi identidad”, cuenta Florencia, quien declara haber abandonado el colegio a los 18 años para regresar casi 20 años después, y agrega que lo mismo le sucedió con los hospitales y otras instituciones, a las que no se acercaba por sentirse burlada, con un documento que no coincidía con su identidad de género, “fue un gran cambio para nosotras y para la sociedad que empezó a convivir con nuestro colectivo, y comenzó a ver que también vamos al colegio, que estamos por el barrio, que vamos a hacer los mandados, que vamos al hospital y nos sentamos a esperar un turno”.
Además de las infecciones que contraen al ser explotadas sexualmente, una de las causas de muerte del colectivo, la segunda, es la aplicación de aceites industriales “para acomodar la corporalidad a las exigencias del patriarcado”, resume Florencia, quien alude a las cirugías ilegales cuando son intervenidas quirúrgicamente en la clandestinidad, y añade: “a nosotras no nos dan un recibo, y nos han operado tiradas en la mesa de una oficina, ni siquiera en una clínica, mientras se nos exige una corporalidad a gusto del prostituyente”.
Viviana Caminos explica que ahora hay menos detenciones por parte de la policía a causa de la cantidad de coimas que se les cobra a quienes se encuentran en situación de prostitución. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por ejemplo, sigue existiendo una zona roja, la del área de El Rosedal, en Palermo.
Lohana Berkins, quien falleció el año pasado, y Diana Sacayán, asesinada en 2015, fueron importantes figuras en el recorrido de las personas travestis por el pedido de sus derechos, ellas hacían referencia a un sistema travesticida que hace que las propias familias las expulsen de sus hogares y que las conduce a un maltrato que llega a los asesinatos en lo que se denomina “crímenes de odio” hacia esa colectividad.
Próximas al Encuentro Nacional de Mujeres, que se realizará en Chaco entre el 14 y el 16 de octubre, Florencia manifiesta su satisfacción debido a que ahora están totalmente integradas a un espacio tan relevante para elaborar estrategias al tiempo que declara que espera que próximamente se amplíe su denominación a Encuentro Nacional de Mujeres, lesbianas travestis y trans.

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