Parque Lezama: la obra interminable

por Mariane Pécora

Verano porteño. Barrio de San Telmo. Una mujer intenta llevar a sus hijos de picnic al Parque Lezama, cargan una heladera portátil, termo, mate, facturas, reposeras… Al llegar se encuentran con el cerco. El Parque Lezama está vallado hasta la vereda. La desilusión de los niños crece. El asombro de la madre también. Hacia afuera el empedrado de la esquina de Defensa y Brasil, sucio y desencajado. Hacia adentro el paisaje desolador.

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La madre insiste en hacer feliz a sus niños y despliega la lona y la merienda en un mendrugo de vereda. Enfrente, los dueños de la heladería Florida miran con desconcierto y simpatía. Lo mismo sucede con los habitués del bar Británico; del restorán Avelino; de la pizzería Da Vinci; de la parrilla Lezama; del café El Hipopótamo. Comercios que, desde hace ocho meses, ven cómo merma su clientela. Algunos vecinos pasan y saludan. Turistas risueños toman fotografías a la escena. Un niño con la camiseta de Messi y una pelota bajo el brazo se enfrenta a la profundidad de la desidia.

Las obras de puesta en valor del Parque Lezama se anunciaron con bombos y platillos en junio del año pasado. La licitación cayó en manos de la misma empresa que construyó el Metrobús 9 de Julio: MIAVASA S.A. por un monto de 23 millones de pesos. Y el tiempo de la obra no podía ser mayor de cinco meses. Es decir, en diciembre de 2014 los vecinos debieron estar gozando nuevamente de uno de los espacios verdes más tradicionales de la Ciudad.
Un recorte del diario La Razón del 18 de junio del año pasado da cuenta de la iniciación de la puesta en valor del predio y especifica el plan de obras:

–  Los caminos asfaltados serán reemplazados por senderos color teja, similares a los originales.

– Se sumarán o repondrán bancos de madera, cestos de basura y bebederos.

– Se instalarán cámaras de seguridad y nueva iluminación.

– Las estatuas y monumentos serán restaurados por el departamento de Monumentos y Obras de Arte (MOA)

– Se hará un nuevo patio de juegos, con espacios diferenciados por edades.

– Se reorganizarán las ferias de las manualidades, que tiene 450 puestos sobre Martin García, y la de artesanos, con 27 puestos en las calles Defensa y Brasil

La misma nota señala: “Para evitar el cierre del parque, los trabajos se realizan por etapas”. Sin embargo, el Parque fue vallado en todo su perímetro, incluso las veredas, haciendo imposible su acceso.

También el artículo subraya enfáticamente en un recuadro: “No se instalarán las polémicas rejas”, y explica que esta medida se tomó debido a la férrea oposición de los vecinos: hicieron protestas y hasta un grupo de Facebook para impedir el cerco. La Ciudad les dio el aval a fin de evitar disturbios, como los ocurridos en el Parque Chacabuco”.

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Salvo la cuestión de las vallas, nada de lo anunciado en la crónica se cumplió. A ocho meses de iniciada la obra, el Parque Lezama se encuentra en peores condiciones de las que estaba. Las pocas veredas construidas de ladrillo se desploman, los históricos maceteros están volteados y rotos, las farolas descolocadas, hay pilas de cañerías sin instalar y montañas de escombros por todas partes. Estos son algunos de los desastres que se observan desde la calle. Adentro, la cosa empeora.
“Los días de viento, esto es un desastre, tenemos que cerrar las ventanas para que el local no se llene de arena”, dice la empleada de uno de los restaurantes que están frente al Parque. Y agrega: “nunca veo a nadie trabajando, no sé es si porque están del otro lado o porque la empresa no contrata los operarios suficientes”. Entonces esta cronista le comenta el monto de la obra, y la joven exclama: “¡Veintitrés millones! ¡Pero sí ahí no pusieron ni diez!”.
Algo similar pasa en uno de los bares emblemáticos de la zona. Ante la pregunta: ¿cuándo cree que estará terminada la obra?, el mozo contesta riendo: “Y, al ritmo que van, le diría que con suerte en el 2018. Imagínese que colocan un ladrillo por día”.
El paisaje del Lezama se ha tornado poco atractivo. No hay visitantes y eso se hace notar en los ingresos de los comercios que rodean el Parque. “la clientela ha bajado, nadie se quiere sentar a ver esas vallas horribles”, comenta el dueño de uno de los establecimientos, y agrega: “a veces pasan hasta tres semanas sin que veamos algún obrero”.

¿Inoperancia o vandalismo?

Una crónica publicada en el diario La Nación el último 26 de enero denuncia hechos de vandalismo en el Parque y detalla: “debido a los destrozos provocados por desconocidos que irrumpieron en el Parque, pese a las vallas colocadas para la obra, la Ciudad deberá invertir 100.000 pesos más para su arreglo”. Cifra esta, que se sumará a los 23 millones de pesos iniciales “invertidos” en la recuperación de monumentos y obras de arte, limpieza de grafitis, renovación de los solados internos, de veredas perimetrales e instalación de nuevo equipamiento en el patio de juegos para niños.

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Los hechos de vandalismo, según enumera la crónica, consisten en el robo de las estatuas de Rómulo y Remo, la rotura de copones, de cestos de basura, de una parada de colectivos y las amenazas a los operarios. Paquete éste que justifica el atraso en la finalización de las obras y la intención del subsecretario de Uso del Espacio Público, Patricio Di Stéfano, de reconsiderar la colocación del enrejado en el Parque.
De ser así, echaría por tierra el compromiso, suscripto con los vecinos y la Asamblea Parque Lezama, de no colocar rejas en el predio.

Quiero retruco

La respuesta de los integrantes de la Asamblea no se hizo esperar: “Sólo intentan ocultar que quieren enrejar el Parque y que necesitan más dinero para las obras”, señalaron en un comunicado y precisaron: “No existe ninguna denuncia actual de hechos de vandalismo a monumentos, ni sobre amenazas a los operarios de la empresa que lleva adelante las obras”.
También destacaron que “a la escultura de la Loba Romana le sustrajeron a Rómulo y Remo en el año 2007. Luego se hicieron réplicas de cemento, las cuales faltan desde septiembre del año pasado”. Consideran también, que “el enrejado no soluciona la cuestión de fondo”. En este sentido, Mauricio García, miembro de la Asamblea, se pregunta: “Si teniendo el Parque vallado, cámaras y custodia policial, el Gobierno no puede garantizar la seguridad, ¿cuál sería la función de las rejas?”.

Periódico VAS se comunicó con Patricio Di Stéfano, subsecretario de Uso del Espacio Público, quien nos derivó a su vocero de prensa. José Paz no supo dar precisiones sobre el rol que cumplen las cámaras y la policía Metropolitana en la seguridad del Parque. Admitió que las figuras de Rómulo y Remo no eran las originales. Y certificó que el robo data del 22 de septiembre del año pasado, según consta en una denuncia en la CC4 de la Policía Metropolitana. Sobre la factibilidad de colocar rejas, Paz dijo: “La idea original fue siempre no enrejar el Parque. Pero frente a los reiterados hechos de vandalismo la estamos reviendo”.
Ante la pregunta de si pondrán este tema a consideración de los vecinos, José Paz no dio precisiones: “Todavía no sabemos a ciencia cierta si habrá rejas o no. Vamos a tomar esa decisión y después consultaremos a los vecinos”. (sic)
Sobre la función que cumplirán las rejas, Paz razonó que se trataría de una traba más en el momento de entrar y salir: “Si nosotros tenemos cámaras custodiando y alguien ingresa, podemos detectar a esa persona y esperarlo en alguna de las salidas”. El vocero de prensa, asegura que: “El predio es demasiado grande y con diez efectivos de la Metropolitana no puede se custodiar en su totalidad”, infiriendo que esa fuerza no cuenta con personal suficiente.

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Ignorando a las Comunas

El año pasado el Consejo Consultivo de la Comuna 1 se expidió en pleno a favor de la puesta en valor del Parque y en contra de las rejas. Propuso también, conformar una Comisión Vecinal que tendría como finalidad consensuar participativamente las obras. La Junta Comunal no hizo caso a la propuesta y jamás convocó a los vecinos. “Ante esta situación formamos una comisión vecinal en el ámbito de Espacio Público del Consejo Consultivo, pero sin anuencia de la Junta Comunal”, relata Blas Martínez, vecino de San Telmo y miembro del Consejo Consultivo de la Comuna 1.
Respecto de las denuncias del Gobierno porteño, Martínez sostiene: “El vandalismo es una forma de justificar el retraso en la obra y la intención de colocar rejas. No me cabe duda de que a la periodista de La Nación le escribieron el guión. Nombra a la Asamblea pero nunca se puso en contacto con alguno de sus miembros. No se tomó siquiera el trabajo de chequear la información”.
Edith Oviedo, juntista de la Comuna 1, dijo a Periódico VAS que el año pasado la Junta Comunal resolvió que no hará nada sin el consenso de los vecinos. “Esta decisión consta en el libro de actas”, aseguró y se manifestó en contra del enrejado. sobre la denuncia de Di Stéfano, consideró que no tiene asidero: “Es una simple maniobra para echar tierra y hacer el enrejado”.

La Ley Orgánica de Comunas Nº 1777 establece en su artículo 10: “Es de competencia exclusiva de las Comunas, la planificación, ejecución y control de los trabajos de mantenimiento de los espacios verdes, en conformidad con la Ley de presupuesto”. En tanto que el Consejo Consultivo tiene entre sus funciones: “supervisar el cumplimiento de la correcta prestación de servicios públicos brindados por el poder ejecutivo en la Comuna”.

El nudo gordiano de esto tiene su origen en la Secretaria de Descentralización a cargo de Eduardo Maquiavelli, quien desde hace cuatro años demora la transferencia de las competencias exclusivas que corresponden a las Comunas.

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De esto da cuenta Martín Iomi, juntista de la Comuna 6: “En la ciudad de Buenos Aires las empresas encargadas del mantenimiento del espacio público cobran 20.000 pesos mensuales por hectárea. La estrategia consiste en dejar caer ese espacio público para que luego, esa misma empresa u otra, lo ponga en valor. Es decir, ponen en valor lo que el Estado dejó caer. Esto está pasando en toda la Ciudad y la única alternativa que tenemos los vecinos es bregar para que el control y la administración de plazas y parques pase a los vecinos a través del Consejo Consultivo Comunal y de las autoridades de la Comunas, tal como especifica la Ley de comunas 1777”.
Tras cuatro años de la elección de las Juntas Comunales, estas competencias exclusivas no han sido traspasadas a las Comunas.
Paula Resels, juntista de la Comuna 11, entiende que la denuncia de vandalismo en el Parque Lezama es la respuesta del Gobierno porteño a los vecinos que se opusieron a enrejar la Plaza Cecilia Grierson y la Plaza Mafalda. “El Parque Lezama es un parque de usos múltiples, un paseo para los vecinos que no tenemos espacios verdes de estas dimensiones en nuestros barrios”, dice y agrega: “Acá existe una apropiación de lo público, para entregárselos a los privados. Estas obras están gestionadas por sociedades anónimas que cobran de las arcas del Estado porteño. Esto es un robo del patrimonio. No se entiende cómo, con el Parque vallado, cada vez faltan más cosas. Da la impresión de que en lugar de refaccionarlo lo están destruyendo. Y es así, porque el proyecto que tienen estas empresas es eliminar el anfiteatro y privatizar el espacio público”, enfatiza la comunera.
“En esta sintonía -agrega Martín Iomi-, se seleccionan qué espacios se mantienen y qué espacios se dejan caer. Hoy por hoy, todos los espacios enrejados se mantienen. Los demás se dejan caer. Bajo la excusa de la reja, se esconde la intención de hacer negocios privados con el espacio público”.
Ambos comuneros denunciaron que Di Stéfano nunca les contesta el teléfono o las requisitorias: “los juntistas tenemos un mecanismo que son los comunicados oficiales, donde a través de un expediente electrónico mandamos pedidos de informes”, explica Iomi, “La única molestia que se tiene que tomar el funcionario es enviarnos los números de expedientes o darnos la información para que nosotros tengamos herramientas para trabajar”. Di Stéfano desconoce no sólo el derecho a la información que tienen los vecinos, también los procedimientos del Estado porteño. La única vez que nos recibió fue cuando los juntistas denunciamos que no nos quería recibir y los medios se hicieron eco del reclamo”.

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Error de cálculo

“¡En este Parque gastaron 23 millones de pesos, hace 8 meses que están trabajando y fíjate el estado deplorable de las obras! Tendría que existir la posibilidad de hacer una auditoria para ver qué pasa y qué expliquen lo que hacen”, señala Iomi.
El 20 de noviembre del año pasado la Comisión de Espacio Público del Consejo Consultivo de la Comuna 1, alertada por la remoción de especies arbóreas, el atraso en la finalización de las obras y el vallado total del Parque, presentó un pedido de informes a la Secretaría de Espacio Público, amparados en la Ley 104, de acceso a la información pública. Jamás obtuvo respuesta.

En diálogo con Periódico VAS, José Paz, vocero de prensa de la Subsecretaría del Uso del Espacio Público, reconoció que la demora en la terminación de la obra no se debe a los hechos de vandalismo, sino a un problema presupuestario:

José Paz: La puesta en valor se iba a hacer en dos etapas. Primero se haría la parte ornamental. Y luego los canales de riego. Al estar pensado de esa manera había dos presupuestos: Uno se aprobó y el otro no. Por eso la obra se atrasó un poco.

P. VAS: No parece muy razonable este procedimiento. Los vecinos nos mostraron fotos de veredas desplomadas porque la empresa constructora, luego de haberlas hecho, cayó en la cuenta que no había pasado las cañerías y tuvo que levantarlas.

José Paz: No, a mí tampoco me parece lógico, pero es así: primero se empezó con la puesta en valor. Después, con el segundo presupuesto aprobado, se comenzó con las cañerías, sistema de riego, etc.

P. VAS: Eso es un costo terrible para la Ciudad, ¿lo absorbe la empresa contratista? O, acaso ¿hay dos empresas que están trabajando en forma paralela?

José Paz: No, es la misma empresa, pero como el proyecto estaba planificado en dos partes, salió a destiempo el pago, por decirlo de alguna manera…

Luego Paz adelantó la finalización de la obra: “No sé si los primeros días, pero con seguridad en marzo el Parque estará terminado” ¿Habrá querido decir enrejado y destrozado?

Gentrificación: el sino de las rejas
Las rejas forman parte de la paranoia de la inseguridad, sostiene Paula Resels. “Tienen miedo que la gente se junte. Quieren que estemos encerrados en nuestras casas, porque Buenos Aires se ha convertido en una ciudad expulsiva. Y esta política de expulsión consiste en hacer que el vecino se sienta ajeno. Si vos te sentís parte de una ciudad es muy difícil que te echen, pero si te van robando tu patrimonio, tus puntos de referencia, te apartan o te marginan, te están expulsando”.
“Estas puestas en valor -continúa diciendo-, tienen como finalidad aumentar el costo del terreno. Entonces también son expulsivas, porque los alquileres aumentan, el ABL también y la gente cada vez tiene menos acceso a la vivienda digna”.

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Monumento Histórico en Ruinas

La licenciada Mónica Capano, vocal de la Comisión de Monumentos Históricos Nacionales, asegura que en el actual proyecto de obra está contemplado el enrejado del Parque. “Algo a lo que esta Comisión se opuso en forma conjunta con los vecinos y, sin embargo, no lo han respetado”. Señaló que el Parque Lezama fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1997, por lo tanto todas las obras emplazadas en el lugar forman parte del patrimonio nacional: “Di Stéfano debió haber informado de la sustracción de las estatuas a la Comisión de Monumentos Históricos, que funciona en la que entonces fue la casa de Gregorio Lezama, dentro del predio del Parque”. Por otra parte, la licenciada se mostró indignada por el estado de las obras de puesta en valor: las que calificó de “calamitosas”, y señaló que a la empresa a cargo de la obra (MIAVASA S.A.), le caben todas las responsabilidades por las obras faltantes o destrozadas.

Foto de portada: Johan Ramos / Fotografías del Parque: Javier Menéndez
Asamblea Parque Lezama
15 5517 2333 – 15 3629 1256
www.facebook.com/asamblealezama

 

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