Urbanismo y gentrificación. Historia de dos ciudades

La sanción de la urbanización de la Villa Rodrigo Bueno va de la mano con la construcción lindante de los Solares de Santa María. Un exclusivo barrio cerrado con 11 torres de 50 pisos con amenities y un sector de amarras, junto a una villa de emergencia con edificios bajos, pobreza y riesgo de inundación.

por Antonio Lizzano y Romina Sánchez

 En diciembre del año pasado el Pro logró batir un nuevo récord: en las últimas sesiones del año, la Legislatura porteña sancionó alrededor de 20 proyectos de ley, impulsados directamente por el jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta.

Dos de esas iniciativas iban de la mano, la urbanización de la Villa Rodrigo Bueno y la construcción de los Solares de Santa María, una especie de “Dubai argentina”, como la bautizó un legislador que se opuso al proyecto. La urbanización no tuvo problemas en ser aprobada, el tema de los Solares, en cambio, no pudo llegar al recinto debido al rechazo de la Oposición. Ni siquiera sirvió la influencia del amigo presidencial y empresario de la construcción Nicolás “Nicki” Caputo. “En una de las reuniones de comisión donde se trató el tema, un legislador del Pro dijo a viva voz que Caputo había pedido que se aprobara el proyecto”, le aseguró a Periódico VAS un diputado porteño de la Oposición.

La Villa Rodrigo Bueno es un asentamiento de 4 hectáreas ubicado en la Costanera Sur que se extiende al sur de la Reserva Ecológica, desde la avenida España al 1800 hasta el Río de la Plata, y tiene una población de casi 2.700 personas. Los Solares de Santa María -también en la Costanera Sur- afectan directamente a la Rodrigo Bueno. Un delegado le dijo a este medio que los funcionarios del Gobierno porteño les confirmaron que el proyecto de los Solares iba de la mano con la urbanización de la Villa.

En junio de 2016, funcionarios del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) dialogaron con los delegados de la Rodrigo Bueno para proponerles que abandonasen el lugar. Les prometieron que los trasladarían  a una nueva zona. Lo llamativo fue la sinceridad de los funcionarios al explicarles los motivos de la propuesta: la necesidad de poner en marcha un mega desarrollo inmobiliario en la ex Ciudad deportiva de Boca Juniors, un terreno propiedad de la empresa IRSA, apenas separado de la Villa por un canal del río. Allí se construiría los Solares de Santa María, un barrio cerrado que incluiría 11 torres de 50 pisos y un sector de amarras de lujo. Esto requeriría aumentar la profundidad del canal con lo cual se inundarían los terrenos de la Rodrigo Bueno, convirtiendo al barrio en una vía navegable para lanchas, barcos de pequeño tamaño y yates.

La construcción tendría un fuerte impacto socio-ambiental en la Ciudad, pero además esconde un negocio millonario, que perjudica al Estado. La legisladora del Frente para la Victoria (FpV), Andrea Conde lo explicó a Periódico VAS de la siguiente manera: “El proyecto representa una brutal transferencia de recursos del Estado porteño a la empresa IRSA. En este sentido, el cambio de zonificación convalida y otorga valor al suelo, sin que sus propietarios hayan realizado más trabajo que presionar sobre las autoridades del Gobierno de la Ciudad para que se cambie la normativa urbanística. En resumen, la Legislatura le otorga a IRSA la zonificación que la empresa desea para un desarrollo urbanístico donde se invertirán alrededor de U$S 2.000 millones sin apropiarse de la plusvalía del suelo y sólo recibiendo U$S 70 millones a cambio, de los cuales U$S 20 millones son para obras que mejoran la valuación del desarrollo urbanístico. Tanto es así, que IRSA ni siquiera se compromete a realizar las obras de uso público”.

 El anzuelo de la urbanización

El jueves 15 de diciembre la Legislatura aprobó por unanimidad la urbanización de la Rodrigo Bueno. El texto había obtenido dictamen conjunto de las comisiones de Vivienda, Presupuesto y Planeamiento Urbano, en base a proyectos de Maximiliano Sahonero (Pro) y otros legisladores de su bancada, Javier Gentilini (Frente Renovador), la Defensoría del Pueblo de la Ciudad y el vecino del barrio Luis Espinoza.

La Ley aprobada crea la Mesa de Gestión Participativa (MGP) para la reurbanización del barrio Rodrigo Bueno. La MGP estará conformada por el Instituto de Vivienda, los representantes por manzana del Comité de Delegados, la Defensoría General de la Ciudad, el Ministerio Público Tutelar, la Procuración General del Gobierno y la Defensoría del Pueblo. Nadie podía oponerse a la urbanización. Es un anhelo que tienen los vecinos del Barrio desde los años 80, cuando se instalaron en el lugar. Pero hay un pequeño detalle en la Ley que muestra otras intenciones: en uno de sus artículos habla de relocalización.

“En el caso de relocalizaciones, el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC) o quien éste designe efectuará una valuación de la vivienda existente. El monto que arroje dicha valuación se descontará del precio correspondiente a la solución habitacional definitiva. El Gobierno promoverá el acceso al crédito mediante programas dirigidos a brindar una solución habitacional definitiva para aquellas familias del barrio que deseen relocalizarse fuera del polígono”, se lee en uno de los puntos de la Ley.

Para muchos vecinos, este punto es el que abre la puerta a la construcción de los Solares de Santa María. Porque será el propio Gobierno, a través del IVC, quien evalúe las condiciones de los terrenos, como ya ocurre en otros procesos de urbanización, y dictamine a través de relevamientos ambientales, sociales y físicos, si ese lugar es apto para la construcción de una nueva vivienda. Y será el propio Gobierno quien determine también los valores de las viviendas “abandonadas” en el proceso de la urbanización, y también los créditos para brindar a los vecinos una “solución habitacional”.

Javier Gentilini presentó un proyecto de urbanización de la Rodrigo Bueno y fue uno de los impulsores de esta iniciativa desde la Comisión de Vivienda de la Legislatura porteña. Aunque apoyó el proyecto oficial, también le hizo objeciones. “El  proyecto que se aprobó en la Legislatura tomó algunos de los aportes de nuestra iniciativa aunque no contempla nuestras expectativas, ya que se puede urbanizar completamente el barrio, habida cuenta del espacio disponible y la escala requerida, que es mucho menor a la de cualquier villa grande”, le dijo el legislador massista a Periódico VAS. También se refirió a las críticas que le hicieron a la Ley aprobada, algunos vecinos del barrio. “Las objeciones de una parte de los vecinos son muy válidas, ya que se van a presentar problemas de equidad. Hasta dónde, por ejemplo, la recualificación de las viviendas preexistentes que quedan alcanzaría los estándares habitacionales de las nuevas”, explicó el diputado porteño.

 La discusión legislativa por un negocio millonario

El miércoles 30 de noviembre del 2016 se reunieron los integrantes de las comisiones de Presupuesto, Planeamiento Urbano y Vivienda. Todas presididas por el Pro, que además tiene la mayoría en cada una de ellas. El tema a tratar era el dictamen favorable para que el proyecto de los Solares de Santa María fuera tratado en el recinto. A pesar de las objeciones por la Oposición los legisladores del Pro firmaron un despacho que avaló el convenio suscripto entre el Gobierno de la Ciudad y “Solares de Santa María S.A.”, relativo al inmueble ubicado en la zona sur de la Ciudad con frente a la avenida España Nº 2230, entre el Río de la Plata y la prolongación de la avenida Costanera.

Las críticas públicas no se hicieron esperar. Luego de la reunión de las tres comisiones, el legislador del FpV, Javier Andrade, aseguró que si bien todos apoyan la urbanización de la Rodrigo Bueno, la concesión de un predio a IRSA responde a “cuestiones particulares”. “Otra vez nos encontramos al Ejecutivo porteño planteando cuestiones de un particular, porque este convenio que intenta aprobar, busca crear un barrio privado, el primer country de la Ciudad”, indicó el legislador. Advirtió que “los Solares de Santa María, el shopping de Caballito y el Mercado de Liniers son grandes fantasmas”, y agregó: “Nos preocupan este tipo de desarrollos inmobiliarios por su fuerte impacto ambiental”. El diputado porteño señaló que el proyecto de los Solares es un gran negocio que no beneficia en nada a la Ciudad. “Este emprendimiento no está pensado para las soluciones habitacionales de la Comuna 1 o de la Comuna 4. Y tampoco garantiza que la parte estipulada sea realmente de acceso público”. Para finalizar, puso al descubierto el entramado que el Pro esconde detrás de la urbanización. “Estas son las contradicciones que dejan a la vista el modelo de Ciudad Pro. Por un lado se plantean proyectos de integración y urbanización de las villas, con escasos y retardados beneficios para los vecinos, por otro, cruzando la vereda, un mega emprendimiento inmobiliario privado. Larreta está permitiendo el primer country en la Ciudad”, acusó el legislador Andrade.

 Larreta muestra su juego

La intención de IRSA de construir los Solares de Santa María viene de hace tiempo. Los vecinos de la Rodrigo Bueno lo saben. En octubre de 2014 se hizo una maratón villera de 5 kilómetros desde la Villa 31 hasta la Rodrigo Bueno. Al finalizar la maratón, Yefry Mosquera, referente del Movimiento Villas al Frente, se refirió a la lucha que mantienen los vecinos de la Rodrigo Bueno. “Este barrio desde el año pasado luchó contra IRSA porque quieren hacer un pequeño Puerto Madero con las Torres de Santa María. Es un negocio multinacional muy millonario. Este barrio desaparecería en el mapa del proyecto de ese barrio lujoso. Esto sería solo agua… un amarradero de yates. De eso nos quejamos”, explicó Mosquera.

El Gobierno porteño demostró ser obstinado. Luego de la reunión de junio de 2016 entre funcionarios porteños y delegados del barrio, fue el propio jefe de gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, quien visitó la Rodrigo Bueno. De manera directa, Larreta les ofreció a los vecinos una línea de subsidios de la Ciudad siempre que acepten la construcción de los Solares de Santa María. Ante el rechazo de la propuesta, el Pro ideó una jugada a dos puntas que trató de llevar a cabo a fin de 2016: la aprobación de la urbanización por un lado, y por el otro la sanción del proyecto de los Solares de Santa María.

Que el proyecto se haya caído no significa una derrota definitiva. La paciencia es una virtud y -como muestran los hechos- la iniciativa que viene siendo impulsada desde el 2012, a pesar de los rechazos sigue en pie. Un legislador del Pro se sinceró, off the record, con el Periódico VAS: “La aprobación del proyecto es cuestión de tiempo, la urbanización de la Villa va a terminar relocalizando a muchas familias y eso va a permitir que la construcción de los Solares se lleve a cabo”, dijo el diputado.

El poder, las influencias y las relaciones del dueño de IRSA, Eduardo Elsztain, con el Gobierno hacen que la lucha sea desigual. Sin embargo, el tiempo tendrá la última palabra.

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