Voto electrónico, negocios y soluciones mágicas

El sistema de voto electrónico que se utilizó en la Ciudad puede ser hackeado con facilidad. Manipulación política del PRO. Cambiemos para facturar. Denuncia y persecución. Alteración del voto. El poder de las máquinas. Opinan los especialistas.

por Antonio Lizzano

Hay relatos que son difíciles de creer. Historias que no cierran por ningún lado. Y lo peor del caso, es que son figuras políticas las que venden estas historias como verdades sagradas. De un tiempo a esta parte, importantes dirigentes de la oposición, en especial el candidato presidencial del Frente Cambiemos, Mauricio Macri, ha sido uno de los defensores más acérrimos de la implementación del sistema de voto electrónico. Ciertos políticos, manipulando lo sucedido en la elección de Tucumán, se dedicaron a criticar en todos los términos posibles el sistema de votación tradicional con boletas de papel.
La historia adquiere distintos significados según quién la cuenta. Pero en este caso, lo que más sorprende es que las tajantes afirmaciones sobre los beneficios del voto electrónico no se condicen con la realidad. Las experiencias realizadas en distintas partes del mundo contradicen todos los halagos que le profesan sus defensores vernáculos. Entonces, la historia que se cuenta, no está simplemente matizada por una mirada subjetiva, sino que lisa y llanamente está más cerca de la mentira que de la verdad.
Para ir descubriendo ese entramado de afirmaciones que no se sustentan en los hechos hay que seguir un orden. Y sacar a la luz la opinión de los verdaderos especialistas. Por eso, el inicio de la historia es clave y fundamental para entender la complejidad del relato que tratan de imponer ciertos políticos y opinólogos de turno.

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El huevo de la serpiente
La empresa Magic Solutions Argentina -soluciones mágicas de Argentina- (MSA) fue la que ganó la licitación para implementar el sistema de voto electrónico en las tres fechas electorales de la ciudad de Buenos Aires. De esta manera, el sistema se usaría en las PASO (26 de abril), en la elección de Jefe de Gobierno (5 julio) y en el balotaje. Pero desde el inicio las cosas se complicaron.
En primer lugar se puso en duda la idoneidad de MSA, debido a que era una empresa relacionada con el Gobierno de la Ciudad, que solía hacer trabajos para distintos ministerios. En segundo lugar, se produjo una fuerte disputa interna en el macrismo por la apurada implementación del sistema.
El por entonces subsecretario de Justicia porteño, Javier Buján, era quien debía firmar la implementación del sistema de voto electrónico. En enero la situación llegó a un punto de máxima tensión. Buján se negó a firmar la implementación, pese a las presiones del hombre fuerte del gobierno de la Ciudad y por entonces candidato a suceder a Macri, Horacio Rodríguez Larreta. Un allegado a Buján, que dialogó con el Periódico VAS, fue categórico: “Tenía miedo de ir preso, porque todo se hizo a las apuradas y mal, y el sistema no sólo era muy complicado de implementar en tan poco tiempo, sino que además tenía varias fallas”, dijo.
Buján no estaba equivocado. Y a sus críticas se sumaron las de un sector de la oposición y la justicia. Eso determinó que el PRO impulsará en la Legislatura, la primer semana de marzo, una iniciativa para que el voto electrónico no fuera utilizado en las primarias de abril. A pesar de que el sistema de voto electrónico estaba establecido por una ley de 2013, el macrismo dijo que “no era prudente” utilizarlo en las PASO, sin embargo dejaba la puerta abierta para que se implementara en las dos elecciones siguientes, como finalmente ocurrió.

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Cambiemos para facturar
A pesar de la suspensión, la empresa MSA intervino en las PASO, en el proceso de contabilización de los votos realizados con boletas de papel. Esto fue muy llamativo, ya que la propia empresa aseguró tener escasa experiencia en procesos electorales con boletas de papel. En su página web, la empresa se vende como especialista en voto electrónico. Sin embargo, el Gobierno de la Ciudad la contrató por 216 millones de pesos, que fueron pagados en montos dispares. Primero se le pagó 203,9 millones por las PASO y la primera vuelta, sin especificar que monto correspondía a cada una, y 12 millones más por el balotaje. Y de acá surge otro dato nada menor. Lo que el Gobierno porteño le pagó por las PASO era un monto equivalente a lo que el Gobierno nacional pensaba gastar en la realización de las PASO en todo el país. Con lo cual MSA hizo un negocio redondo. Pero todavía hay más. El gobierno de Macri confió en MSA -las soluciones mágicas de Argentina- a pesar de que la empresa había sido denunciada por fraude en los comicios que se realizaron recientemente en Salta para elegir gobernador.

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Perseguido
El técnico Joaquín Sorianello la pasó muy mal. Los primeros días de julio, efectivos de la división de delitos informáticos de la Policía Metropolitana allanaron su casa, luego de que el técnico informático denunciara fallas en el sistema de carga de datos del voto electrónico, que se iba a utilizar a los pocos días, para elegir nuevo Jefe de Gobierno porteño. La denuncia hacía eje en la vulnerabilidad de la empresa MSA.
Sorianello detectó una filtración de los certificados SSL en los terminales que envían los datos del escrutinio provisorio desde las escuelas hasta el centro de cómputos, e informó de todo a MSA sin obtener ninguna respuesta. El certificado SSL es en un archivo que contiene una clave de encriptación asimétrica que permite transmitir datos codificados y garantizar la autenticidad de una máquina conectada a Internet; el control de acceso a estos certificados es crucial para la seguridad del protocolo SSL. El sistema que se usó en las elecciones porteñas se basó en el uso de dos máquinas: una, la terminal de votación, con la que interactúan los votantes y se realiza el recuento; y otra, que se usa para transmitir los datos del escrutinio desde cada escuela al centro de cómputos. Esta segunda máquina está conectada a Internet y es la que, mediante los certificados SSL filtrados, puede ser clonada.
“Le avisé a la empresa de lo que me parecía que era un error de principiantes”, dijo el técnico informático. Mostré que había una vulnerabilidad, lo reporté a la empresa y allanaron mi casa”.
Ningún funcionario explicó porque allanaban la casa del técnico y no investigaban su denuncia. Hasta hoy la pregunta sigue sin respuesta. La denuncia transformó la vida de Sorianello en un infierno. Se refugió en Bariloche y manifestó su temor “por haber denunciado algo tan pesado”.
Hace pocos días, Sorianello aceptó dialogar por mail con el Periódico VAS. Sus críticas al voto electrónico fueron contundentes. “Los problemas que tiene son varios. El más importante es qué el sistema es opaco, es decir, las personas que realmente pueden comprender que pasa detrás de la pantalla son pocas. Te doy un ejemplo: pensá en una tablet, muchas personas pueden usarla pero muy pocas pueden entender como funciona. Si delegás el sistema de voto en las máquinas, una persona con conocimientos específicos puede hacer fraudes. Por este motivo declararon el sistema inconstitucional en Alemania.
En el caso del sistema que se utilizó en la ciudad de Buenos Aires, el secreto del voto sólo estaba garantizado por la confianza hacia la empresa implementadora”, aseguró.
La vulnerabilidad del sistema es otro de los mitos que derriba Sorianello y los ejemplos se ven a nivel mundial. “La norma en los sistemas informáticos es que tengan errores, ya sea por acción u omisión de quienes lo implementaron. El punto no es que sea fácil, el problema es que si se conoce una vulnerabilidad, el costo del fraude es más bajo. Y como el sistema tiene que mantener el anonimato de los votantes, no se pueden guardar los registros que hacen las máquinas durante la elección, por lo tanto, si una máquina fue vulnerada y se realizó un fraude, nunca podremos hacer una investigación forense al respecto”, señaló el técnico.
Por último, dejó una declaración que parece salida del guión de una película de espionaje: “No hay que pensar que estas cosas pasan sólo en las películas. El cibercrimen y el mercado negro de vulnerabilidades existen”, dijo Sorianello.

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Los errores se multiplican
La implementación de la Boleta única Electrónica (BUE) en el sistema electoral porteño sufrió muchas objeciones, y está muy lejos de la transparencia que enarbolan sus impulsores. Pocos días antes de la elección de Jefe de Gobierno, la secretaria electoral del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Ciudad, Alejandra Taddei, admitió que el sistema de Boleta Única Electrónica “no es invulnerable”.
El resultado del balotaje porteño fue ajustado. Horacio Rodríguez Larreta sacó el 51,64 por ciento de los votos (860.802) y Martín Lousteau el 48,36 por ciento (806.057). Esto dejó al PRO con un gusto amargo.
Tras el escrutinio, el ingeniero en electrónica y telecomunicaciones, Ariel Garbarz, denunció que 180 mil votos no llegaron al centro de cómputos. Debido a lo apretado del triunfo este dato -que triplica la diferencia de votos entre los candidatos- no era insignificante. Pese a todo, desde el PRO volvieron a resaltar la eficacia del sistema.
El ingeniero Garbarz también dialogó con el Periódico VAS y aseguró que el voto electrónico es fácil de hackear. “Fue hackeado en Alemania y Holanda, por eso se prohibió y se volvió al sistema de boletas de papel.
Los especialistas informáticos consultados por el Periódico VAS aseguraron que el sistema electrónico puede ser hackeado: “con sólo un flash descartable, con una pila Doble A y un cable que haga las veces de antena se construye un artefacto que puede dañar el chip del sistema”. Además, dijeron los especialistas que “si se utiliza un chip especial se pueden agregar votos”.
En Alemania, Finlandia, Holanda, Irlanda e Inglaterra el sistema de voto electrónico no funcionó. Según los especialistas el sistema no debe ser diseñado por empresas privadas, sino por funcionarios judiciales y técnicos capacitados en elecciones e informática. Y por último: se debe auditar a las empresas que implementan el voto electrónico. Algo que no ocurrió en la ciudad de Buenos Aires.

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El poder de las máquinas
En el discurso que Cristina Fernández de Kirchner dio el jueves 29 de octubre, a pocos días de realizadas las elecciones presidenciales, se refirió a la críticas de la oposición sobre el sistema electoral de boletas. «Quiero reivindicar nuestro sistema electoral nacional. Reivindicar esa boleta, ese papel. Que no es sólo un papel, es una propuesta de país. El día que haya que apretar un botón para ir a votar no creo que vaya. Qué curioso. Cuando los resultados son mejores de los esperados, desaparecen todas las denuncias y todo está bien. Entonces, se ve que no había ningún problema de fraude sino temor a no alcanzar la voluntad popular», manifestó.
El director de Trasparencia Electoral, Leandro Querido, aseguró que deben hacerse cambios en el sistema electoral argentino y aunque se ubicó más cercano al sistema de voto electrónico, y en clara oposición al sistema de boletas, le dijo al Periódico VAS, que nada es totalmente seguro. «No existe el sistema de votación perfecto porque se trata de algo construido por el ser humano”, señaló Querido.
Pero el relato de las bondades del voto electrónico empiezan a descascararse durante la investigación de esta nota, y lo que era vendido como casi infalible muestra su peor costado. En realidad, se muestra tal como es, y lo que se ve, son vulnerabilidades por todos lados.

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