
Relatos Indómitos
La fábrica que nos parió por Marta García Nadie quiere recordar cómo empezó todo. Pero todo el mundo nos pregunta cómo terminamos así: con una fábrica partida en dos, nuestro sistema fragmentado y la resolución de un juicio que no nos permite reiniciarnos. “La llamada ‘Fábrica de los Sueños’ queda adjudicada a la parte demandante”. Una instalación colosal, que al principio era parte de la que llamábamos “La Fábrica”. Allí los habitantes obteníamos las ilusiones que nos permitían dormir, soñar, amar, vivir y despertarnos a las cinco de la mañana (Leer más…)

Relatos Indómitos
La Trampa por Marta García No había leído “La ópera de tres centavos”, de Bertolt Brecht, ni pensaba hacerlo. Solo escuchaba a quienes se habían tomado el trabajo de la lectura. De a poco construyó un relato de la obra sin haberla leído. Fue pegando en su mente como venecitas cada comentario, cada análisis, cada crítica, cada referencia. Primero desordenadamente, luego los circuitos cerebrales pusieron en orden la información hasta lograr un friso maravilloso con material extraído de la oralidad. Y con ese mosaiquismo neuronal enfrentó al mundo con la (Leer más…)

Relatos Indómitos
Diminuta por Marta García En nuestro enorme pueblo sin fantasía vive una diminuta niña con imaginación. Ella no camina. Se desplaza, etérea, a bordo del filamento de un plumerillo. Al verla volar, nuestros borcegos caen muertos de amor y de envidia contra calles polvorientas sin municipio. Como se pierde con facilidad en espacios grandes, busca siempre los pequeños. Ya nos acostumbramos a encontrarla dentro del cajón de botones de la mercería, pegadita al borde de la lata del dulce de batata del almacén o meciéndose dentro de media cáscara de (Leer más…)

Relatos Indómitos
Al otro día por Marta García Habían adquirido la costumbre de hablarnos los domingos como si se fueran a morir el lunes. Al principio les creímos y nos despertábamos ansiosas los lunes con la idea de que los habíamos perdido para siempre. Sin embargo, seguían aquí, bailando en el living de su casa, más vivos que nunca. Desengañadas, dejamos de despertarnos los lunes impacientes por encontrarlos. Como les gustaba que los buscáramos, comenzaron a hablar los lunes como hablan los domingos los que se van a morir en veinticuatro horas. (Leer más…)