16ª Muestra de Cine Documental de DOCA

Encendiendo la mecha

Del 19 al 24 de agosto, la Asociación de Documentalistas de Argentina (DOCA) pone en marcha la 16ª edición de la Muestra de Cine Documental en la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, mientras que del 28 al 31 se exhibirá en Tucumán. Bajo el lema “Encendiendo la mecha”, la programación de este nuevo ciclo propone una radiografía amplia del documental contemporáneo argentino e internacional: estrenos de largos y cortos, focos temáticos, actividades formativas y mesas de debate que apuntan tanto a la exhibición como a la producción y circulación de un cine comprometido con las memorias, las luchas sociales y la pluralidad de voces.

En la convocatoria, DOCA instala una posición política clara. Los organizadores advierten que “en un mundo donde las narrativas hegemónicas acallan las voces que incomodan, el cine documental irrumpe como herramienta transformadora, dando lugar a otras miradas, otras memorias, otras luchas”. Esa consigna funciona como hilo conductor de la programación: el documental entendido no sólo como registro, sino como dispositivo de disputa simbólica y espacio de enunciación para sujetos y colectividades que históricamente son marginadas por los relatos dominantes. También denuncian la situación de ajuste y precarización del sector audiovisual en nuestro país, al tiempo que se apela por la urgente puesta en marcha de políticas que “fortalezcan al sector y garanticen la circulación de contenidos libres, diversos y comprometidos”. En este marco, DOCA se convierte en la plataforma de visibilización política de las demandas del campo documental —financiamiento, canales de distribución, acceso a festivales, preservación de archivos y condiciones laborales dignas para realizadores y realizadoras—. “Esta muestra es también un espacio de disputa, desde donde alzamos la voz y reivindicamos el derecho a narrar y ser narradxs”, concluyen los organizadores.

Palestina, ambiente, feminismos y diversidad
Esta nueva edición presenta una estructura con categorías y secciones que permiten abordar problemáticas diversas y complementarias. Un foco espacial en Palestina propone un cruce de miradas sobre una experiencia política, social y humana que resuena en el cine documental contemporáneo como ejemplo de la capacidad del género para articular memoria ante la violencia. Junto a ese enfoque se desarrollan secciones vinculadas al cine ambiental —donde se aborda la relación entre comunidad, territorio y recursos— y a los feminismos y la diversidad, que atraviesan estas temáticas con sensibilidades estéticas y narrativas.

Homenaje a Fernando Birri y diálogo intergeneracional
En esta 16ª edición, la Muestra homenajea a Fernando Birri en el centenario de su nacimiento, reafirmando su compromiso con un cine documental crítico, poético y combativo. La recuperación de títulos y la proyección de obras vinculadas a su legado —entre ellas, Los pibes de la película y Birritácora WIP— actúan como gesto de memoria y como invitación a las nuevas generaciones a repensar las formas de registro y acción cinematográfica. La presencia de Birri en la cartografía del festival remite a una genealogía: el documental como herramienta para escuchar a las comunidades, para intervenir en la realidad y para pensar el cine como práctica política.

La convocatoria hacia lxs jóvenes documentalistas se materializa también en actividades que buscan generar reflexión: mesas-debate y encuentros orientados a responder preguntas urgentes, por ejemplo “¿cómo se cuentan hoy las luchas sociales?” y “el documental frente a la urgencia”. Estos espacios híbridos de exhibición y formación son un rasgo distintivo de la Muestra: no se limita a mostrar películas, sino que articula proyecciones con debate crítico, encuentro entre realizadores y público, y construcción colectiva de preguntas sobre praxis y ética profesional.

Programación: estrenos y títulos que conectan memoria y presente
La programación reúne estrenos de largometrajes y una selección de cortos que, en conjunto, ofrecen un panorama plural de preocupaciones estéticas y temáticas. Entre los títulos que integran la grilla se cuentan:

  • Resistenza (Mónica Simoncini y Omar Neri) — largometraje estreno.
  • Elogio de la rebelión (Fernando Krichmar) — largometraje estreno.
  • Norma también (Natalia Vinelli y Alejandra Guzzo) — largometraje estreno.
  • Empresa Nacional de Alimentos, una respuesta Soberana (Juan Pablo Lepore) — largometraje estreno.
  • Los pibes de la película (Pablo Ramazza).
  • Birritácora (Gustavo Cataldi y Dimas Games).
  • Chagas, orquesta invisible (Lucas Martelli).
  • La raíz del olivo (Sergio Eguino).
  • ¿Quién mató a las brujas? (José María Martinelli).
  • Manuel Ugarte, el destino de un continente (Federico Molnar y Martín Pigna).
  • Danza o Batalla (Vaca Bonsai – Colectivo Audiovisual) — cortometraje.
  • Por la tierra (Irene Kuten) — cortometraje.
  • De dónde tanta rebeldía (María Torrellas y Mónica Simoncini) — cortometraje.

Ese cruce de obras y temáticas favorece la articulación entre el presente y el provenir: títulos recientes dialogan con preocupaciones del pasado y con problemáticas actuales, como la soberanía alimentaria, el activismo social, la memoria histórica y el eco de luchas populares.

Mesas y debates: formas de contarlo y urgencias del presente
Las mesas previstas —por ejemplo, “las nuevas formas de contar las luchas” y “el documental frente a la urgencia”— atienden a dos ejes analíticos centrales. Por un lado, convocan a pensar las estrategias narrativas y estéticas que permiten registrar y comunicar luchas sociales en contextos mediáticos saturados y polarizados: la construcción de sujetos cinematográficos, la hibridación entre ficción y no ficción, el uso del archivo y la oralidad como dispositivos de sentido. Por otro lado, abordan la relación del documental con situaciones de emergencia —crisis ambientales, represión, pandemias, desposesión—, donde el tiempo de la filmación, la seguridad de realizadores y fuentes, y la rapidez en la circulación del material se tensionan con la necesidad de producir piezas responsables y rigurosas.
Estas instancias de debate cumplen una doble función: generan discusión crítica y conforman un espacio de intercambio con públicos interesados en profundizar en el proceso de producción, distribución y recepción del documental. En un contexto donde las políticas culturales están en disputa, las mesas funcionan además como foros para repensar estrategias colectivas y exigir condiciones institucionales que sostengan el trabajo creativo.

Documental como oficio y como derecho
A lo largo de su historia, DOCA ha desarrollado una narrativa de defensa del oficio documental como bien cultural. En esta edición, esa visión se articula con reclamos concretos por políticas públicas: financiamiento, acceso a salas y pantallas, formación profesional y condiciones de trabajo. El llamado a garantizar “la circulación de contenidos libres, diversos y comprometidos” incorpora una dimensión normativa —derechos culturales, pluralidad informativa— y una dimensión práctica —garantías de exhibición y distribución frente a mecanismos comerciales que concentran los circuitos de exhibición. Al mismo tiempo, la Muestra reivindica el derecho social a contar y a ser contado. Esa frase sitúa al documental en la intersección entre la libertad de expresión y la reparación simbólica: permitir que comunidades, sectores y sujetos subalternizados produzcan sus propios relatos es también una forma de restitución. El cine documental, entonces, funciona como un ejercicio de democracia cultural.

Estéticas y formas: diversidad narrativa
La programación invita a recorrer un abanico de estilos: desde el documental de observación hasta piezas más ensayísticas, pasando por trabajos que integran archivo, performance, entrevistas y dispositivos poéticos. Este pluralismo formal responde a la idea de que no existe una única manera ética o estética de abordar la realidad; por el contrario, las modalidades se adecúan a los sujetos filmados, a la historia que se busca rescatar o a la tensión que se desea visibilizar.
Películas como «Chagas, orquesta invisible» o «La raíz del olivo», por ejemplo, plantean distintas inquietudes. Una  atraviesa una larga problemática de salud pública, mientras que la otra se sitúa en un territorio de conflicto y exterminio social. Obras como «Norma también» o «Elogio de la rebelión» dialogan con la política contemporánea y con genealogías de lucha, intercambiando la denuncia por la búsqueda de sentidos estéticos que sostengan su potencia política.
La Muestra exhibe, pero también convoca: desde la programación, las actividades académicas y las mesas se orientan a atraer a jóvenes cineastas y estudiantes de cine. La idea de “encender la mecha” es una metáfora de transmisión: encender el interés, provocar interrogantes, estimular prácticas colectivas que permitan sostener una escena documental crítica y plural. La proyección de piezas en proceso, como Birritácora WIP, evidencia esta apuesta por el intercambio y la crítica entre pares como método de aprendizaje.

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