Relatos Indómitos

Una muñeca de nieve en Botafogo por Marta García Madalena era esporádicamente feliz con las cosas que nosotras desechábamos. Las cortezas del pan de miga, la parte final de los fiambres, el arroz pegado en el fondo de la cacerola. Posiblemente, un resabio de su época laboral en una fábrica de galletitas en la que, al final de la jornada, el dueño repartía entre las operarias las galletas explotadas en el horno. Igual que ellas. O quizás por efecto colateral de aquella madre que, al no poder amarlas a ella (Leer más…)

Relatos Indómitos

GRITOS O SUSURROS por Marta García En aquel pueblo, una niña hizo algo de la peor manera y fue lo mejor que pudo haber hecho… Sus habitantes respiran con dificultad. Hablan tan rápido que el oxígeno no divisa los pulmones. Las conversaciones se van quedando sin aliento y terminan abruptamente cuando los labios se vuelven violetas. Antes de que la asfixia cobre víctimas fatales, deciden hablar menos porque despacio no les sale. También bajan el volumen de las voces porque cuando lo elevan, se sofocan. Les cuesta escucharse. Las palabras (Leer más…)

Teatro Abierto, un símbolo de la resistencia político-cultural.

Teatro Abierto fue el primer movimiento de resistencia cultural contra la última Dictadura militar, uniendo a 20 autores, 20 directores y más de 250 actores y técnicos para reivindicar una escena nacional denegada, convirtiéndose en un acontecimiento de resonancia política que superó las ambiciones de sus impulsores. por Cristina Peña El Movimiento del Teatro Abierto surgió como una respuesta cultural a la dictadura militar en Argentina, ejerciendo una gran influencia en la sociedad. Dos acontecimientos impulsaron a la comunidad teatral a buscar una respuesta que resultó en Teatro Abierto: la (Leer más…)

María Remedios del Valle la Madre de la Patria

por Mariane Pécora 1827. Plaza de La Recova: una anciana pide limosna, lleva una gastada chaqueta del ejército, un faldón remendado, va descalza y envuelve su cuerpo flaco y encorvado con un raído manto de bayetón. Los vecinos desconocen el nombre de esa mendiga de rostro cruzado por cicatrices, boca mellada y mirada vidriosa, que alterna sus horas en los atrios de las iglesias o en la Plaza de la Recova, pidiendo ‘algunita’ moneda para comer, vendiendo pasteles o masticando algún mendrugo. Es una mujer callada, ruda, casi hosca. Sólo (Leer más…)