Relatos Indómitos

Polvo de estrellas… Ellas por Marta García Quién dijo que en un café no es posible conocer a una nebulosa con cara y todo. A ella le pasó algo cataclisísmico cuando se encontró con ella. Y lo mismo le pasó a ella. En el casco céntrico del planeta, ella y ella supieron que venían del mismo fósil y huían del mismo maltrato de agujeros negros. ¿Cómo pudieron encontrarse en esa vereda adoquinada a la que cayeron por un colapso termonuclear? ¿De qué forma inverosímil sus átomos lograron reconocerse en medio (Leer más…)

Relatos Indómitos

El niño que abrazaba los semáforos por Marta García Tenía siete años. Su mamá se ponía roja para que él pudiera bailarle a unos autos que no querían pagar la entrada a ese espectáculo único: Michael Jackson y su caminata lunar en patas. También le cuidaba el trapito y ante una inminente lluvia de desprecio lo rescataba poniéndose verde. Cosas que sólo hace una mamá. Con los mocos colgando, olor a pis y limpiándose con servilletas usadas, dormía debajo de un banco de la plaza con ese calor que construye (Leer más…)

Relatos Indómitos

Truco por Marta García Tenemos una amiga que siempre tiene cara de haber ganado al truco. Eso ha dejado de llamarnos la atención no solo porque no sabe jugar al truco sino porque también ha comenzado a hacer cosas raras: perderse. No en los lugares en que se pierden los anteojos o las tapas de las cacerolas, sino dentro de sus propias vísceras. Hemos desarrollado ante ciertas emergencias un modo de buscarnos fuera de los lugares hegemónicos. Y respetando su espacio personal, nos metimos y la encontramos. Atrapada en un (Leer más…)

Relatos Indómitos

El hámster de Edmundo Rivero por Marta García Todos los días, a la siesta, el taller era inhalado por una caverna y exhalado por un “¡Buen díaaaaa!”. Y nadie oponía resistencia. No teníamos modo. Era enorme. Su cuerpo de atractivo circense de siglo diecinueve y voz con tesitura cenote, convertía nuestras voces en ecos con laringitis. Su compañero de vida era un hámster que siempre venía asomado a un bolsillo de su saco. Un saco que solo usaba para trasladarlo porque tenía bolsillos cómodos y el forro sano. Nunca salía (Leer más…)