
La Marcha de Todxs
Una hilera de pesadas láminas de hierro gris hace las veces de un profundo vacío que separa al pueblo de la clase política. Agazapadas en ese lado de la valla acechan las escuadrillas de las fuerzas de la represión, provistas de pertrechos de todo calibre. De este lado, se manifiesta una humanidad lastimada, ninguneada, golpeada, empobrecida, temerosa y valiente. Jubilados y jubiladas, profesionales de la salud, educadores, padres y madres de personas con capacidades diferentes, colectivos feministas, científicos, universitarios, cuidadores y trabajadores de distintas áreas. Toda esa inmensa mayoría de la población, la no casta o el lado B del relato, que no recibe beneficio alguno de parte de las políticas económicas implementadas por Milei para favorecer a través del despilfarro del carry trade a la casta empresaria-financiera.
Este miércoles, la Marcha de los Jubilados en Argentina se transformó en un amplio espacio de reivindicación que trascendió el reclamo habitual de aumentos en las prestaciones para incluir diversas demandas sociales. A los jubilados, que protestan semanalmente para exigir haberes dignos, se sumaron profesionales de la salud, colectivos feministas, personas con discapacidad y familiares afectados, todos alertando sobre la precarización de derechos fundamentales como la salud, la educación y la protección social.
La situación económica de las personas mayores es crítica. Aproximadamente 7,5 millones de adultos mayores reciben una pensión, y el 63 % recibe el ingreso mínimo de jubilación de tan solo $279.121, más un bono de $70.000. Esta cantidad es insuficiente para cubrir el creciente costo de la vida. Con un salario básico de jubilación de aproximadamente $300.000 y un kilo de carne que cuesta $25.000, surge la pregunta: ¿cómo pueden los jubilados cubrir necesidades básicas como la comida, la electricidad y el gas? En el último año, esta realidad empeoró con la eliminación de gratuidad de medicamentos que antaño eran accesibles para este sector; ahora, la compra de remedios, imprescindibles para el bienestar, representa una carga que se torna casi imposible de afrontar con los ingresos actuales.
Participaron también de la Marcha de Todxs Médicos de hospitales públicos expresando su descontento por la falta de actualización salarial y la precarización laboral que afecta directamente a quienes atienden a la población más vulnerable. Un sector particularmente visible fue el de los profesionales del Hospital de Niños Juan P. Garrahan, quienes denunciaron la insuficiencia de recursos y la necesidad urgente de una recomposición salarial que reconozca su labor. Al mismo tiempo, las personas con capacidades diferentes y sus familiares se sumaron a la marcha para reclamar la mejora en la calidad y cobertura de las prestaciones que les son indispensables para su calidad de vida.
Un punto significativo de la manifestación fue la participación activa de colectivos feministas, que aprovecharon esta confluencia multisectorial para exigir políticas efectivas contra la violencia de género. Lucía Cavallero, integrante del colectivo Ni Una Menos, explicó la importancia de esta unión y la razón de convocar a una movilización tan amplia: «Como feministas no podíamos mirar para otro lado ni dejar de acompañar a los jubilados. Por eso decidimos convocar y organizar una movilización multitudinaria, que no solo reivindica la lucha de las mujeres por nuestros derechos, sino que también representa un llamado a poner un límite al Gobierno». Esta declaración refleja una comprensión profunda de cómo las diferentes luchas sociales están interconectadas y por qué la solidaridad es fundamental para fortalecer la voz colectiva. En consonancia con esta problemática, cifras oficiales de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM) indican que entre 2014 y 2025 se produjeron 123 femicidios en la ciudad de Buenos Aires, lo que representa un alarmante 62% de los 199 homicidios dolosos registrados en la capital, un dato que sostiene la urgencia de una respuesta estatal más efectiva y comprometida.
Martín, un pensionado que también participó de la movilización, expresó que su presencia respondía a un profundo sentido de solidaridad con todos los sectores que hoy toman las calles. «Llegué al lugar un poco en solidaridad y por una razón de principio con prácticamente todos los colectivos que se movilizan hoy, desde los jubilados, grupo al que honorablemente pertenezco, hasta discapacitados y gente que marcha por género». Su testimonio representa el sentir de muchos que reconocen la necesidad de articular un frente común en defensa de derechos que, aunque diversos, comparten un mismo fundamento: la dignidad humana.