La indiferencia, cómplice perfecta para morir de frío.

por Horacio Ávila*

Cada año, con la llegada del invierno y las olas polares, se vuelve evidente una realidad dolorosa y persistente: la presencia constante de personas en situación de calle que enfrentan condiciones extremas sin una respuesta adecuada ni suficiente por parte de la sociedad y las autoridades.

Estas personas no aparecen solo en los meses fríos; están todo el año, en condiciones que varían desde los 15 hasta los 40 grados, pero es en invierno cuando su vulnerabilidad se torna más crítica. Históricamente, cada invierno trae consigo el angustiante conteo de muertes por frío en las calles, una problemática que no ha sido resuelta ni comprendida a fondo. Por ejemplo, solo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), durante el invierno pasado, murieron 11 personas. Mientras que a nivel nacional, el número ascendió a 28. Estas cifras representan un equipo completo de fútbol que se pierde anualmente por situaciones de abandono y falta de políticas efectivas.

En las primeras semanas de este invierno, hasta donde sabemos, se registraron 3 muertes por frío en la Ciudad de Buenos Aires, 2 en Mendoza, 1 en Misiones, 1 en General Roca, 1 en Santa Fe. Frente a esta situación, hacemos un llamado urgente a la ciudadanía para actuar con conciencia y solidaridad: donar ropa abrigada en buen estado, como camperas, bufandas, guantes y gorros, que puedan ser entregados con un gesto humano y un contacto visual empático que reconozca el sufrimiento y la dignidad de quienes reciben ayuda. Apelamos a la apertura de espacios como subtes, parroquias, templos y clubes para ofrecer refugio, así como a la colaboración de bares y restaurantes para evitar el desperdicio de alimentos, pues una adecuada alimentación es crucial para resistir el frío.

Cambiemos esto entre todos, hoy. Antes de salir, revisá bien: esa campera con el puño gastado, bufandas, guantes, gorro, ese saco que ya no te cierra… ¡Sácalos! Lleva todo en la mochila o en una bolsa. En el colectivo, subte o auto, seguro te cruzarás con alguien necesitado. Míralos a los ojos al entregarles la ropa y verás su dolor contenido. No lo pienses, hazlo. Cambiemos esto hoy y estos días. Dejemos de contar muertes por frío u ola polar; ese frío que te congela el alma cuando estás ahí no te lo vuelves a sacar nunca más en tu vida… Abramos subtes, parroquias, templos, clubes, corazones, todo. Que los bares y restaurantes donen comida. Abramos todo lo que haya que abrir. Maduremos y dejemos de preguntar a quién pertenece cada persona necesitada. No lo pienses. ¡Hazlo!

Hemos declarado emergencia en nuestros centros, añadiendo camas improvisadas donde sea necesario. A pesar de la falta de suministros del Gobierno de la Ciudad en los últimos tres años, encontraremos la manera de conseguir lo necesario. Ministra Petovello, si le queda algo de humanidad, distribuya las frazadas almacenadas en sus depósitos. Actúe con empatía y cumpla con su deber. Hoy es el día para cambiar esta realidad. Actuemos juntos, podemos lograrlo.

Exhortamos a las autoridades a dejar de lado formalismos y burocracias que segmentan y dilatan la asistencia según domicilios o jurisdicciones, y a reconocer la emergencia como un problema de todos. Desde organizaciones sociales y centros de ayuda se afirma la disposición a incrementar la capacidad de alojamiento, con camas y colchones, pese a la falta de recursos provenientes del gobierno hace años.

Cambiemos esta historia de indiferencia y muertes innecesarias, porque la calle no es un lugar para vivir ni mucho menos para morir. Es posible transformar esta realidad mediante la acción colectiva, el compromiso y la sensibilidad humana. Desde Proyecto7 y otras iniciativas reclamamos un compromiso real y sostenido para erradicar la tragedia de las personas en situación de calle.

*Fundador y organizador de Proyecto7

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