
¿Por qué es prioritario defender el Hospital Garrahan?
Mucho más que un centro médico, El Hospital de Pediatría “Prof. Dr. Juan P. Garrahan” es un símbolo de la salud pública argentina y un testimonio de compromiso con la infancia. En este espacio se conjugan la excelencia médica, la investigación avanzada y un profundo respeto por los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
por Cristina Peña
El Hospital Garrahan simboliza no solo la cura de cuerpos jóvenes, sino el cuidado de historias, la construcción de vínculos y la preservación colectiva de la memoria cultural relacionada con la salud. Su historia comienza a delinearse en 1969, cuando un grupo de pediatras visionarios, liderados por el médico pediatra Carlos Gianantonio, plantearon la necesidad de crear un modelo innovador de hospital dedicado exclusivamente a la pediatría. Su proyecto fue ambicioso: concebir un espacio donde la alta complejidad en el tratamiento fuera accesible de manera gratuita y universal, derribando las barreras económicas que tradicionalmente limitan el acceso a la atención médica especializada. Dos años más tarde, en 1971, el proyecto dio un paso decisivo con la convocatoria a un concurso nacional para diseñar la estructura arquitectónica que albergaría este nosocomio. No obstante, el camino hacia la concreción fue arduo y estuvo signado por interrupciones, en particular durante el Proceso de Reorganización Nacional que paralizó la construcción iniciada en 1975. Finalmente, el 25 de agosto de 1987, en un acto encabezado por el entonces presidente Raúl Alfonsín, se inauguró el Hospital Garrahan, bajo la tutela del Ente Hospital de Pediatría SAMIC. Este momento marcó no solo la apertura física de un edificio, sino el nacimiento de un paradigma renovado en la atención pediátrica argentina.
Desde sus inicios, adoptó un modelo asistencial basado en equipos interdisciplinarios, fusionando medicina, enfermería, trabajo social, psicología y otras disciplinas en un esfuerzo conjunto por brindar atención integral a los pacientes y sus familias. Esta concepción horizontal y modular favorece la flexibilidad y adaptabilidad en cada caso, entendiendo que, más allá de la enfermedad, se deben atender las múltiples dimensiones que afectan el bienestar infantil. Además de su vocación asistencial, el Garrahan es un espacio de formación docente y producción científica, consolidándose como un centro de referencia en docencia e investigación pediátrica. Su infraestructura y equipamiento están orientados hacia la alta complejidad, permitiendo realizar intervenciones únicas en el país. A lo largo de los años, se ha destacado por asumir desafíos médicos de vanguardia. Fue pionero en trasplantes pediátricos, intervenciones quirúrgicas intrauterinas y el uso de telemedicina para ampliar la cobertura sanitaria en áreas remotas. Estos avances no solo mejoraron la calidad de vida de miles de niños, sino que posicionaron a la institución como un referente regional. La excelencia médica del Hospital Garrahan es reconocida tanto a nivel nacional como internacional.
Pese a esta intensa trayectoria, pese al insustituible aporte que brinda a la comunidad, históricamente el Garrahan ha tenido que enfrentar dificultades preocupantes. Actualmente, el hospital atraviesa una crisis presupuestaria significativa, con financiamiento congelado que no se ajusta a la inflación, y salarios para médicos residentes y enfermeros que se encuentran por debajo de la línea de pobreza. Esta situación ha generado renuncias masivas de profesionales, que se traduce en una pérdida considerable de recursos humanos, con una fuga de talentos hacia el sector privado y el extranjero, que acarrea una mayor sobrecarga laboral y la necesidad de que muchos profesionales deban trabajar en múltiples empleos para sostenerse. Además, las deficiencias en infraestructura y gestión, como la falta de insumos en áreas críticas y una reestructuración administrativa orientada al ahorro de costos mediante la tercerización de servicios, agravan este escenario. Al que se suma un clima de tensión política y falta de diálogo entre los profesionales médicos y las autoridades. Este panorama revela una profunda tensión entre el compromiso histórico del hospital y las políticas actuales que ponen en riesgo su funcionamiento y su prestigio institucional. Mientras que la pérdida de profesionales especializados y la precarización laboral amenazan la calidad de sus servicios y el bienestar de su equipo médico y asistencial.
Este recorte afecta directamente a la capacidad operativa. Alejandro Lipcovich, secretario general de ATE, informó que el presupuesto del Hospital Garrahan sufrió una caída real del 54% debido a un congelamiento previsto para 2024. Esta reducción presupuestaria ha provocado un deterioro sustancial en los salarios y las condiciones laborales, lo que ha generado la renuncia constante de nuevos trabajadores, comprometiendo la operatividad del hospital. El dirigente gremial, además, denuncia que el gobierno intenta transformar el hospital en una plataforma política, designando como director a Mariano Pirozzo, quien no es pediatra y tiene antecedentes de despidos en otros hospitales.
Frente a esta situación, los trabajadores convocaron este jueves 17 de julio a una marcha federal desde el Congreso hasta Plaza de Mayo, que se plasmó en una inmensa movilización que contó con el apoyo de trabajadores de distintos sectores, sindicatos y organizaciones sociales y defensoras de los derechos humanos. Entre ellos, la Autoconvocatoria por la Suspensión del Pago e Investigación de la Deuda Externa, desde donde sostienen que el actual empobrecimiento sistemático, la precarización laboral y el abandono o desmantelamiento del sistema público de salud «está estrechamente ligado a la estafa de la Deuda Externa, que no solo afecta por sus pagos constantes, sino también por las condiciones impuestas de manera ilegítima en la economía argentina y en la vida cotidiana». Sostienen también que «en este contexto, se fomenta la expansión del negocio privado de la salud, a la vez que la salud pública se deteriora de manera intencionada». La imposición de una deuda impagable junto con las políticas del FMI, tal como se vivió durante la dictadura de 1976 a 1983 y en la actualidad, tiene como consecuencia el daño y la privatización del patrimonio público, en detrimento de los derechos y el bienestar de la población.
Los reclamos de la comunidad médica y trabajadora son enérgicos y encuentran eco en una sociedad que no está dispuesta a resignar un recurso que garantiza a niños y niñas equidad y acceso pleno a una atención médica de alta complejidad. Proteger un espacio donde la investigación médica se traduce en avances concretos para salvar vidas y mejorar el futuro de las nuevas generaciones es honrar el legado de quienes lo fundaron con una visión clara: que ningún niño quede afuera por falta de recursos o posibilidades. El Hospital Garrahan es mucho más que un centro médico: es la afirmación viva de que la salud pública infantil es una prioridad nacional irrenunciable, un compromiso de justicia social que merece ser defendido con la misma pasión que quienes caminan sus pasillos día a día.