
¡Signos presentes!
por Marcelo Valko
Algunas invitaciones me tocan profundamente, como la propuesta por la Mesa por la Memoria de Campo de Mayo, donde funcionó un enorme campo de concentración durante la Dictadura. Será el viernes 1 de agosto a las 17:30 en Mosconi 243, localidad de Los Polvorines.
Conocí la enorme guarnición desde adentro por la que pasaron 5000 detenidos; la mayor parte continúan desaparecidos. Allí en 1979 me tocó cumplir el Servicio Militar. Conocí la pista de la guarnición de donde partieron vuelos de la muerte. Dado que era un estudiante, me dieron un trato que podríamos calificar como “preferencial”. Armado con mi cepillo de dientes, no hubo letrina que no limpiara ni “baile” que no me comiera o castigo impuesto del modo más arbitrario por ser “el tagarna del estudiantito”. Tal es así que, por malos tratos, acabé internado en el hospital de Campo de Mayo que funcionó como maternidad clandestina. En “Crónicas de la Memoria: Signos, Arquetipos y Ancestros” cuento algunos detalles de la corrupción que presencié, no así datos relevantes que pudiera aportar a la causa sobre ese enorme centro clandestino de detención, tortura y exterminio. Ejemplo de la corrupción: todos los cientos de soldados del batallón “tenían” sangre «0 positivo». Obvio, a nadie le tomaron una muestra, ya que había un chanchullo con los reactivos para determinar el grupo sanguíneo. En el carnet de todos los soldados figuraba “0 positivo”, como se aprecia en mi foto del carnet militar.
Lo mismo sucedía con la comida de la tropa, que hacían figurar asistencia perfecta en el comedor cuando no estaba ni la mitad de los soldados. La diferencia de las viandas de los comensales fantasma se la repartían entre varios; todo el batallón lo sabía. El Unimog me había vomitado en un mundo absurdo, corrupto y siniestro. La sensación de encierro, de presidio, de enajenación que no me abandonaría hasta muchos meses después de la baja. Memoria, Verdad, Justicia. Son 30000. Con la energía de la Tierra, es lento, pero viene…