Grave deterioro en la Libertad de Prensa

No es la inflación, ni el precio del dólar. Es la libertad de expresión la que experimenta un vertiginoso declive en Argentina. Nuestro país sufre una abrupta caída en el índice mundial de libertad de prensa, que la ubica, según la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), a la par de Malasia (88º), Grecia (89º) y Nepal (90º). Esto es, entre aquellas naciones donde el poder político y estatal ostenta un deplorable comportamiento con la labor periodística. «En Argentina, el presidente Javier Milei estigmatiza a los periodistas y desmantela los medios de comunicación públicos», alerta el informe de RSF.

Argentina se convirtió en uno de los casos más paradigmáticos y preocupantes para ilustrar el deterioro de la libertad de prensa a nivel mundial y regional.  Experimentando caída de 21 posiciones en un año y un total de 47 puestos, situándose en 2025 en una posición crítica dentro del índice mundial.

Vale recordar que en 2022 ostentaba el puesto 40, que la situaba entre los países con mayores garantías para el ejercicio periodístico. Podio del que decayó abruptamente con el advenimiento de La Libertad Avanza al gobierno, situándose el año pasado en puesto 66, es decir, entre aquellas naciones cuyas autoridades fallan en su obligación de prestar un entorno propicio para el periodismo y garantizar el derecho de la ciudadanía a recibir información fiable, independiente y plural.  Hasta finalmente descender este año al puesto 87, equivalente a aquellas naciones cuyos gobiernos ostentan un deplorable comportamiento en materia de libertad de prensa.

¿Qué explica este derrumbe tan rápido y marcado?  RSF sintetiza la problemática en varias causas interrelacionadas, pero con una raíz que involucra directamente al presidente Milei y su administración: “Las injurias, la difamación y las amenazas por parte de la administración de Javier Milei hacia los periodistas y los medios críticos son una constante desde su llegada al poder”. Estas acciones hostiles, además de poner en riesgo la integridad física y profesional de los trabajadores de prensa, crean también un ambiente de autocensura y miedo.

Por otra parte, las políticas que la actual administración de gobierno implementa contribuyeron a agravar las tendencias preexistentes. Entre las que destaca la fuerte concentración de medios de comunicación y la opacidad en la propiedad de esos grandes grupos mediáticos. Esto, sumado a la precarización laboral que sufren los periodistas, conforma un panorama preocupante para la democracia y el derecho a la información en Argentina. Para RSF, estos factores constituyen un círculo vicioso donde los medios quedan atrapados entre garantizar su independencia editorial y asegurar su supervivencia financiera en un mercado cada vez más hostil y desigual.

La situación económica no es un invento reciente ni exclusivo del nuevo gobierno, sino un problema estructural que se ha ido profundizando con el tiempo. Los emprendimientos mediáticos enfrentan dificultades constantes debido a concentraciones empresariales monopólicas y a condiciones laborales que parecen retroceder, con muchos periodistas viviendo en la incertidumbre y la precariedad.

Este diagnóstico pone en cuestión no solo la salud de la prensa en Argentina, sino también la calidad de su democracia. El derecho a la información libre y plural es indispensable para la formación de una ciudadanía crítica y participativa.  La caída en el índice de libertad de prensa, el hostigamiento de funcionarios públicos al trabajo periodístico y la precarización de las condiciones laborales representan, a todas luces, una amenaza para este derecho fundamental.

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