Héctor German Oesterheld

por Marcelo Valko

Si bien en casa no tengo Netflix, recibí infinidad de comentarios sobre la excelente puesta en escena y las prolijas interpretaciones de los protagonistas de la serie “El Eternauta”. Sin duda eso es muy importante y, sobre todo, el mensaje absoluto que transmite acerca de que “nadie se salva solo”. Más allá de un entretenimiento de calidad, tal como señala el realizador español Alex de la Iglesia, para quien la serie es “absolutamente brillante, modélica y no solo eso, sino también muy necesaria”, siendo recomendada hasta por The New York Times, en ningún momento se debe obviar que la serie protagonizada por Ricardo Darín en el rol de Juan Salvo nos traslada a los años de plomo de la Dictadura 1976/1983 que acabó con la vida de Héctor German Oesterheld, su brillante autor.

Como ya todos han de saber, dado que se publicaron decenas de reportajes sobre el estreno, el cómic de Oesterheld con los impactantes dibujos de Francisco Solano López aparece a finales de los ’50 y va creciendo con el tiempo. Tal vez debido a que, si bien su pasión por crear historietas lo había alejado de su profesión de geólogo, sin duda aquel estudio sobre la constante metamorfosis del planeta lo encaminó a otra metamorfosis, la de su Eternauta. El notable argumento excede una simple historieta de ficción de “tiros contra marcianos”. Más que un cómic, es una novela gráfica que interpela este tiempo de relativismos y posverdad, donde la invasión mundial de la extrema derecha con su falta de escrúpulos y sentimientos por el otro lleva a resistir y enfrentarla.

Ahora bien, no solo Oesterlheld acabó detenido y aún hoy continúa desaparecido, sino también sus cuatro hijas y tres de sus yernos. Dos de las chicas estaban en avanzado estado de embarazo y sus bebés nacieron en cautiverio, en los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio de la Dictadura, es decir, esa familia perdió a diez de sus miembros; solo sobrevivió la esposa de Héctor. Esa Buenos Aires apocalíptica que muestra la serie bien puede ser Madrid, Bogotá o Berlín, donde el mismo héroe colectivo enfrenta al fascismo disfrazado como liberalismo/libertario utilizando en lugar de rayos láser una motosierra que no se detiene y rebana derechos de trabajadores, estudiantes o jubilados.

Como dije, si bien no tengo en mi casa la plataforma Netflix, en cambio poseo todos los números del cómic que atesoro en mi biblioteca como una verdadera joya, que fue leída una y otra vez, y en particular, con total devoción por mis hijas. Tantos retardatarios de mente estrecha estuvieron en contra del cómic, no solo en Dictadura. No olvidemos que “en agosto de 2012, el gobierno porteño encabezado por Mauricio Macri tomó una decisión tan llamativa como preocupante: retiró de las escuelas públicas de la Ciudad de Buenos Aires la historieta El Eternauta, obra emblemática de la cultura argentina” (Neuquén News, 02/05/2025).

Así como la reacción social a la destrucción del monumento a Osvaldo Bayer en Río Gallegos, hizo que infinidad de jóvenes se acercaran a la obra de este héroe del pueblo, ojalá que la serie del Eternauta produzca un efecto similar, para NUNCA MÁS olvidar los crímenes de lesa humanidad ocurridos en aquellos años. Es por eso, que numerosas publicidades anunciando el estreno de la serie fueron intervenidas en calles de Buenos Aires, colocando las imágenes de las hijas de su autor. ¡Son 30.000 desaparecidos! ¡Fue genocidio! Es lento, pero viene…

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