La indiferencia, cómplice perfecta para morir de frío.

por Horacio Ávila*

Cada año, con la llegada del invierno y las olas polares, se vuelve evidente una realidad dolorosa y persistente: la presencia constante de personas en situación de calle que enfrentan condiciones extremas sin una respuesta adecuada ni suficiente por parte de la sociedad y las autoridades.

Estas personas no aparecen solo en los meses fríos; están todo el año, en condiciones que varían desde los 15 hasta los 40 grados, pero es en invierno cuando su vulnerabilidad se torna más crítica. Históricamente, cada invierno trae consigo el angustiante conteo de muertes por frío en las calles, una problemática que no ha sido resuelta ni comprendida a fondo. Por ejemplo, solo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), durante el invierno pasado, murieron 11 personas. Mientras que a nivel nacional, el número ascendió a 28. Estas cifras representan un equipo completo de fútbol que se pierde anualmente por situaciones de abandono y falta de políticas efectivas.

En las primeras semanas de este invierno, ya se han registrado varias muertes en diferentes provincias, incluyendo CABA, Mendoza, Misiones, General Roca y Santa Fe. Frente a esta situación, se hace un llamado urgente a la ciudadanía para actuar con conciencia y solidaridad: donar ropa abrigada en buen estado, como camperas, bufandas, guantes y gorros, que puedan ser entregados con un gesto humano y un contacto visual empático que reconozca el sufrimiento y la dignidad de quienes reciben ayuda. Además, se apela a la apertura de espacios como subtes, parroquias, templos y clubes para ofrecer refugio, así como a la colaboración de bares y restaurantes para evitar el desperdicio de alimentos, pues una adecuada alimentación es crucial para resistir el frío.

En paralelo, se exhorta a las autoridades a dejar de lado formalismos y burocracias que segmentan y dilatan la asistencia según domicilios o jurisdicciones, y a reconocer la emergencia como un problema de todos. Desde organizaciones sociales y centros de ayuda se afirma la disposición a incrementar la capacidad de alojamiento, con camas y colchones, pese a la falta de recursos provenientes del gobierno hace años. Se dirige también una crítica directa a la ministra responsable, exigencia que refleja el hartazgo y la necesidad de acciones concretas y efectivas.

Finalmente, el mensaje es cambiar esta historia de indiferencia y muertes innecesarias, resaltando que la calle no es un lugar para vivir ni mucho menos para morir, y que es posible transformar esta realidad mediante la acción colectiva, el compromiso y la sensibilidad humana. Proyecto7 y otras iniciativas reclaman un compromiso real y sostenido para erradicar la tragedia de las personas en situación de calle durante los inviernos.

*Fundador y organizador de Proyecto7

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *