
Un Mural
La tapa y contratapa del Periódico VAS Nº 196 son partes de un mural que sintetiza acontecimientos, pesares, incendios, granaderos e indios, Madres de Plaza de Mayo, Selección de fútbol, gestas y conflictos de Argentina… y hasta hace referencia a una obra de arte, un cuadro clásico de la Cárcova: “Sin pan y sin trabajo”, aggiornado con un repartidor de Rappi. El mural de Danny Reveco puede verse hoy en la calle Esmeralda 339, pleno Centro de la Ciudad de Buenos Aires. Y los temas del mural, sus relaciones e implicancias profundas, pueden verse en la editorial y las notas del Periódico VAS Nº 196.
por Gabriel Luna
Editorial
Si miramos el país y somos sinceros, hay algo que debemos admitir: La libertad no avanza para todos. La libertad avanza para los mega empresarios que aumentan sus ganancias cuando el Gobierno les reduce los impuestos; la libertad avanza para los financistas que toman ganancias especulando con las tasas de interés y los dólares que el Gobierno pide prestados al FMI; la libertad avanza para aquellos mega empresarios, financistas y agroexportadores que fugan esos dólares del país y los acumulan en paraísos fiscales. Para todos ellos, la libertad avanza. Pero se trata en verdad de un sector muy reducido de la población. Y el resto, la gran mayoría del país, sufrimos en distintos grados la contrapartida de esa libertad.
El infierno
Así están las cosas. La contrapartida de esa libertad es pagar la fiesta de ese sector muy reducido de la población. Es decir, pagar las deudas con el FMI y otros organismos para que ese sector obtenga libremente formidables ganancias en especulaciones financieras y fugue los dólares. Estos personajes, incluyendo al actual ministro de Economía Luis Caputo, tienen sus fortunas en guaridas o paraísos fiscales para mayor seguridad y tranquilidad.
Y los que no tenemos seguridad ni tranquilidad somos nosotros, la mayor parte de la población que paga las deudas. Voy a ser muy claro para que todos entiendan la situación. El negocio de estos personajes amparados por el Gobierno actual no es la producción ni la grandeza del país; se trata de un particular negocio financiero. Se toma mucha deuda para implementarlo. Y esa deuda se paga con los fondos de los jubilados, con los fondos de los empleados públicos, con los fondos para la Salud, la Vivienda y la Educación, con los fondos para la obra pública… Es decir, los dólares que fugan los mega empresarios y financistas surgen de la deuda contraída que va pagando el Estado con nuestros impuestos, el IVA y otros tantos, que por cierto no se han reducido para la gran mayoría.
Es decir, para que quede el asunto absolutamente claro: la deuda creciente y permanente que contrae este Gobierno la paga el pueblo y sirve para la especulación y la ganancia de unos pocos. No se usan los dólares prestados por el FMI para aumentar la producción del país, crear empleo y construir obra pública; tampoco se usan para rescatar a nadie de la indigencia o la pobreza. Nada de eso. Los dólares son usados para cancelar los intereses de la deuda creciente y para el juego financiero, para que unos cuantos obtengan las ganancias que serán finalmente fugadas a las guaridas fiscales. (Ver la nota “Cuando se acaben los dólares prestados” en el Periódico VAS Nº 196). Mientras tanto, en el país caen la producción, el empleo y la obra pública, mientras suben el desempleo, la indigencia y la pobreza. El gobierno de Milei (igual que otros anteriores) ha reducido sueldos, jubilaciones, asignaciones y aportes sociales para pagar una deuda interminable. Por eso aumenta la pobreza.
¿Encontrar una salida?
Así están las cosas. El país (como muestra el mural) transcurre entre la pobreza de muchos y la riqueza de pocos, y sucede la protesta social y la represión del Gobierno a los pobres, suceden los engaños de los políticos al pueblo y la justicia amañada a favor de los ricos —que siguen acumulando deuda y tomando ganancias en bicicletas financieras—. Y todo esto continúa, crece, se hace insoportable. ¿Encontrar una salida?
Me decía un amigo escritor, medio en broma y medio en serio, que dado el abismo económico de alta desigualdad y profunda pobreza, la avidez sin límite ni empatía de los megamillonarios, la corrupción de nuestra clase política, y este Gobierno infernal neofascista y afín a los megamillonarios que supimos conseguir, la única salida parecería ser Ezeiza u otros puertos migratorios. Bueno, pero eso no sería una salida colectiva, le objeto. Sería una salida individual, también penosa. “Nadie se salva solo”, decía Juan Salvo en El Eternauta. Mi amigo ríe. Podría tratarse de un éxodo, dice más serio. Algo de eso hay en El Eternauta. ¡Un éxodo sería una brillante salida colectiva! Lo miro, no sé si tomármelo en serio o no. ¿Te parece? Claro que sí. El éxodo es una alternativa muy plausible dada la gravedad de la situación, me dice. Sucede ahora mismo en Gaza, en Kiev, en Tel Aviv, en Teherán, y en más ciudades… ¡Pero se trata de una guerra!, le digo. Y esto también, me dice con calma: Hay un motivo económico, hay un lobby empresarial concentrado, hay avaricia, intransigencia, odio, hay un enemigo armado hasta los dientes, y hay mucha crueldad… Ahora, según el último Decreto Nº 383/2025 firmado por Javier Milei, Guillermo Francos y Patricia Bullrich, la policía federal puede actuar sin orden judicial y hacer inteligencia, como si fuera un ejército, para predecir la acción del enemigo y contrarrestarlo (Ver para más datos la nota “Vigilancia en tiempos de hambre: el Decreto 383/2025 y el castigo a la pobreza” en Periódico VAS Nº 196). Estamos en una guerra. Para el Gobierno, el enemigo son los jubilados y los empleados que protestan por la quita de haberes y el hambre, que son golpeados cruelmente todos los miércoles en Plaza Congreso; para el Gobierno, el enemigo son los estudiantes y docentes que manifiestan, son los periodistas independientes que informan objetivamente la situación, las organizaciones feministas, las personas con discapacidad, el personal del Hospital Garrahan que reclama sueldos dignos, hasta los hinchas de fútbol que apoyan a los jubilados. (Ver la nota “Todas las causas, todas” en Periódico VAS Nº 196).
¿Pero dónde hay una salida? No es fácil. En principio, diría que hay que conocer muy bien la situación, o el laberinto, para encontrar una puerta. Diría, como mi amigo el escritor, que se trata de una guerra por intereses, con intransigencia, armas y odios. Pero imagino otro tipo de éxodo. No somos nosotros quienes debemos irnos, sino ellos. Una de las últimas novelas de José Saramago (Premio Nobel de Literatura) trata precisamente de eso. Sucede en la ciudad capital de un país cuando la mayoría de la población, sometida por un Gobierno de derecha, decide abstenerse de un acto electoral y después votar en blanco. (Algo similar, aunque en menor grado, ocurrió hace poco en la última elección legislativa en la Ciudad de Buenos Aires el 18 de mayo de 2025 cuando la abstención creció al 47%). En la Ciudad de Saramago, hasta mediados del comicio la mayoría de la población se abstiene, pero después de las 16 hs decide ir a las urnas y el voto en blanco llega al 70%. Desconcertados, el Gobierno y la clase política convocan otra elección. Y la semana siguiente el voto en blanco llega al 83%. Entonces el Gobierno nacional, herido en profundidad y sin sostén democrático, decide una guerra. Abandona la Ciudad, le pone sitio con el ejército, y ubica la sede de gobierno en otra parte. Se produce así otro tipo de éxodo. Se van ellos. El Gobierno, la clase política, la policía y el organismo judicial. La idea es escarmentar a los ciudadanos con el aislamiento, el caos y la falta de seguridad para que pidan la vuelta del Gobierno. Pero el pueblo se da cuenta de la trampa, se organiza con solidaridad y resiste. El libro se llama “Ensayo sobre la lucidez”. Ojalá nos pase.