¿Cómo eludir el reclamo por Santiago Maldonado?

“Las desapariciones forzadas, que en su día fueron principalmente producto de las dictaduras militares, pueden perpetrarse hoy día en situaciones complejas de conflicto interno, especialmente como método de represión política de los oponentes”, señala la Organización de las Naciones Unidas y establece un catálogo de hechos que caracterizan esta forma de represión:  

  • La negativa del Estado a reconocer este delito.
  • El acoso de parte del Estado o los poderes asociados a éste a los defensores de los derechos humanos, los parientes de las víctimas, los testigos y los abogados que se ocupan de los casos de desaparición forzada.
  • El uso de la fuerza policial o militar para reprimir cualquier reclamo.
  • La impunidad de los autores materiales e intelectuales de este delito.

Santiago Maldonado fue desaparecido por la Gendarmería el 1° de agosto pasado por la mañana en un violento operativo en la Comunidad Mapuche “Pu Lof” en Resistencia, departamento de Cushamen, provincia de Chubut. Desde entonces, el Estado niega sistemáticamente su responsabilidad en la desaparición forzada de Santiago Maldonado. Peor aún, ni siquiera reconoce su desaparición. Los medios de comunicación afines al gobierno iniciaron una campaña para demonizar a la víctima y a la comunidad mapuche, logrando así  sembrar pistas falsas y entorpecer la búsqueda. La Justicia demoró y obstaculizó la investigación, incluso permitió que la Gendarmería, sindicada como autora material de este delito, tuviera acceso al expediente. Hasta la Ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, se permitió develar la identidad “reservada” de uno de los testigos de la causa.

Las organizaciones de Derechos Humanos nacionales e internacionales y la sociedad en su conjunto, no cesaron en el reclamo de la aparición con vida de Santiago Maldonado. No sólo a través de la vía judicial, por medio de campañas públicas, iniciativas populares y redes sociales. Lograron caratular la causa como Desaparición Forzada. Amnistía Internacional Argentina, reclamó, en dos oportunidades al Estado argentino que avance en investigaciones exhaustivas e imparciales y garantice los recursos necesarios para encontrar a Maldonado. Pese a esto, el Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avrub, se niega a reconocer la desaparición forzada de Santiago Maldonado, considera que el joven está extraviado. En tanto que Germán Garavano, Ministro de Justicia de la Nación, considera que algunas organizaciones de derechos humanos apoyan esta causa con fines electoralistas.

El viernes 1º de septiembre, a un mes de la desaparición forzada de Santiago Maldonado, se realizó en Plaza de Mayo un acto multitudinario donde concurrieron 250 mil personas exigiendo su aparición con vida. El Estado respondió con una furibunda represión que dejó como saldo 31 personas detenidas e incomunicadas, entre ellos, tres trabajadores de prensa. Mientras tanto, Santiago sigue sin aparecer y la preocupación del Estado no es buscarlo, sino criminalizar la protesta social, encubriendo así a los autores materiales e intelectuales del delito de su Desaparición Forzada.

El catálogo de la ONU en carne viva

Viernes 1º de septiembre, Plaza de Mayo, a un mes de la desaparición forzada de Santiago Maldonado, organizaciones defensoras de Derechos Humanos y 250 mil personas abrazan a la familia de Santiago Maldonado. Sergio, hermano mayor del joven desaparecido, toma la palabra y denuncia: “El Estado sigue negando la desaparición de Santiago por parte de la Gendarmería. En ningún momento se cuestiona el accionar de la fuerza el día de la represión en la comunidad mapuche, de lo cual fue testigo el mundo. Lo único que hicieron fue cuestionar a Santiago, a sus amigos y a mi familia. Estamos siendo maltratados por la señora ministra de Seguridad que ha demostrado no estar capacitada para ocupar ese puesto. Somos hostigados con información falsa que siembra desesperanza en mi familia. Y, además, debemos soportar las declaraciones de funcionarios que lo único que hacen es aportar dudas. Nuestra familia colaboró desde el primer día con todos los requerimientos que le fueron pedidos, como las muestras de ADN mía y de mis padres. Jamás nos negamos a colaborar, porque queremos encontrar a Santiago. Lo que pedimos es una investigación seria, imparcial y que se indague a todo el personal de la Gendarmería que participó del operativo del 1º de agosto: ellos son los responsables y tienen que dar cuenta de su actuación. ¿Hasta cuándo seguirán cuestionando a Santiago, su ideología de la solidaridad? ¿Hasta cuándo debemos sostener esta situación?”
Al finalizar el discurso. Sergio Maldonado, exclamó: “A la señora ministra le pido que dé un paso al costado y deje el lugar a alguien capacitado para poder brindarnos seguridad y no inseguridad”.
La plaza estalló al grito: ¡Fuera Bullrich!
Ese grito y el reclamo por la aparición con vida de Santiago, fue lo más efusivo que se vivió. Lo que vino después, es la postal que los medios de comunicación, afines al Gobierno, necesitaban en la tapa del sábado para justificar la criminalización de la protesta social.

La movilización del viernes no fue un acto espontáneo, se preparó, se convocó y se difundió. La estrategia de parte de los familiares del joven desaparecido y los organismos de Derechos Humanos fue solicitar al Estado que reconozca la desaparición forzada de Santiago Maldonado, inicie una investigación seria e imparcial que incluya a todo el personal de la Gendarmería que participó del operativo del 1º de agosto. Hasta la Legislatura porteña adhirió al acto y movilización convocados en reclamo por la aparición con vida de Santiago Maldonado. La iniciativa fue tratada sobre tablas y aprobada en la sesión del 31 de agosto, por dos tercios del parlamento y la abstención de los diputados Pro y Confianza Pública.

La represión policial que se produjo tras desmovilización del viernes 1º de septiembre, tampoco fue un hecho espontáneo, se alistó, se adoctrinó y se instruyó a la policía de la Ciudad para que actuara con la ferocidad que lo hizo. La estrategia de infiltrar revoltosos para que provoquen disturbios, policías de civil encapuchados y hasta agentes de inteligencia, sirve al Estado para seguir negando la desaparición forzada de Santiago Maldonado, victimizarse y criminalizar a quienes ejercen el derecho de manifestarse públicamente.

“Lo primero que me llamó la atención cuando llegué a Plaza de Mayo por Diagonal Norte fue que, a diferencia de la movilización del 11 de agosto, esta vez no había carros policiales ni tantos uniformados en las veredas, ni en los alrededores”, dice Sonia estudiante comunicación de social, a Periódico VAS, tras reflexionar un segundo agrega “creo que liberaron la zona, porque después resultó que estaban vestidos de civil e infiltrados entre los manifestantes”.

Roberto, que concurrió al acto con su esposa y una pareja amiga, llegó a la misma conclusión que Sonia: “Soy una persona mayor y he caminado muchas movilizaciones, lo primero que le dije a mi esposa, cuando noté poco control policial y demasiadas pintadas con aerosol ‘esto es zona liberada, acá están preparando una represión’. Desgraciadamente no me equivoqué”

“Los conté, eran seis camiones de la policía de la Ciudad llenos de oficiales, tres patrulleros y cuatro motos, que después del mediodía se apostaron frente al teatro Metropolitan. Estuvieron toda la tarde, caminando alrededor de los móviles y algunos de ellos hablando por radio. A eso de las eso de las 20:00 partieron raudamente rumbo al bajo”, relata a este medio un empleado de comercio de avenida Corrientes.

“Cuando volvía de la movilización por avenida Corrientes, veo frente al teatro Metropolitan, camiones, motos y patrulleros de la policía de la Ciudad. Me acerco a un oficial y le pregunto qué pasaba. El tipo, un joven moreno de barba, me sonríe y dice: estamos haciendo un operativo para cuando se desconcentre la manifestación. ¿La de Plaza de Mayo?, pregunto. Si, dice. Pero allá todo está tranquilo, le comento. Es por la desconcentración repite, siempre amable. ¿Piensan que va a ver problemas?, vuelvo a preguntar. Me mira instante con cierta sorna y responde: puede ser”, narra a Periódico VAS, Cristina, docente y trabajadora social.

“Golpearon y gasearon a madres y niños. Metieron palo. Metieron miedo. Metieron mierda para que la primera plana de los diarios hablen de barbarie terrorista y sigan ocultando a Santiago Maldonado”, comenta Sandra, una joven que logró escapar de la represión policial de avenida de Mayo por una de las calles transversales.

La represión policial logró su objetivo. La noticia del sábado no fue la movilización por la aparición con vida de Santiago Maldonado, sino los desmanes en avenida de Mayo. La respuesta del Estado a la familia del joven desaparecido fue represión y repudio por los daños ocasionados en la Ciudad. «Ayer, luego de la marcha, ocurrieron serios disturbios a raíz de los cuales el Cabildo, el edificio de la ex Jefatura de Gobierno y unos 120 locales comerciales del centro quedaron en muy malas condiciones. Repararlos le cuesta al Estado, es decir a todos los vecinos, alrededor de seis millones de pesos», apuntó Rodríguez Larreta en un mensaje publicado en su cuenta de Facebook al día siguiente de la movilización, desde donde convocó a los vecinos a colaborar en la restauración de los locales y edificios afectados por los desmanes.

Para ocultar a Santiago Maldonado hay que demonizar a Santiago Maldonado. Así lo entiende el aparato propagandístico del Gobierno porteño que, en menos de 48 horas ha calculado que la reparación de los daños causados tras la marcha del viernes costará 5,8 millones de pesos a los habitantes de la Ciudad. Es decir, dos pesos con siete centavos. Bastante menos que lo pagaremos para sostener la reciente ampliación presupuestaria, de más de 8 mil millones de pesos, que los legisladores oficialistas otorgaron a Rodríguez Larreta el pasado 18 de agosto. 

Argucias para negar la desaparición forzada 

En diciembre de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas, expresó su preocupación por el aumento de las desapariciones forzadas o involuntarias en diversas regiones del mundo. Los arrestos, las detenciones y los secuestros perpetrados por los aparatos represivos estatales constituyen desapariciones forzadas o equivalen a ellas. El creciente número de denuncias de actos de hostigamiento, maltrato e intimidación padecidos por testigos de desapariciones o familiares de personas desaparecidas, es la forma que encuentran los representantes del Estado, no sólo ocultar este delito, también de desentenderse de la responsabilidad investigar estas desapariciones.

En 2011, la Convención Internacional de la ONU para la protección de las personas contra las desapariciones forzadas, se hizo eco de iniciativa de la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos (Fedefam) e instauró el 30 de agosto Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. Desde entonces, diversos sitios de memoria y organizaciones de DD.HH conmemoran en forma conjunta esta fecha.

Este año, en nuestro país no sólo se recordó a los 30.000  detenidos-desaparecidos, hombres y mujeres, secuestrados, torturados y desaparecidos, durante la dictadura cívico-militar de 1976. Las actividades se centraron en el reclamo de la aparición con vida de Santiago Maldonado, desparecido por la Gendarmería nacional el 1° de agosto durante una la represión a la comunidad mapuche Put Lof en resistencia, departamento de Cushamen, en la provincia de Chubut.

En este marco, la Confederación de Trabajadores de la Educación preparó una guía pedagógica para para que los docentes difundan y reflexionen con los estudiantes el significado del 30 de agosto, Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzosa y la situación de Santiago Maldonado. El material enviado escandalizó a los funcionarios a autoridades del gobierno

La primera en cuestionar la iniciativa de los gremios, fue la ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña. Según la funcionaria, los docentes «utilizan» la desaparición con fines políticos” porque se encuentran en “pleno proceso eleccionario y esto tiene que ver con otro conjunto de medidas extremas que están tomando para llevar agua para su molino», dijo en declaraciones a a la prensa, donde dejó en claro que “estos materiales no son distribuidos por el Gobierno” e instó a la ciudadanía a denunciar a los docentes: «Si algún padre considera que un tema fue sobrepolitizado, deben hablar con los equipos de conducción. Si ellos detectan que, si tenían que trabajar fracciones y empiezan a hablar de cuadernillos de un tema, o sobrepolitización, están en condiciones de exigirles a los docentes que les den el marco pedagógico en el cual se está desarrollando esta actividad».

El ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro, fue más allá, en declaraciones radiales sostuvo que “es grave cuando se introduce la lucha político partidaria en la escuela”. Con tono amenazante prosiguió «deberíamos estar en cada aula para ver cómo es tratado el tema. Los padres, igual, pueden elevar una queja por vía jerárquica o dirigirse directamente al ministerio», sostuvo el funcionario.

#ConMisHijosNo

En el año 2012 , el entonces ministro de educación  porteño,  Esteban Bullrich, habilitó, vía contratación directa de un call center una línea gratuita (0800 444-2400) para que los padres, puedan denunciar cualquier tipo de intromisión política en las escuelas. Durante la jornada del 30 de agosto el hashtag “con mis hijos no” operó como campaña negativa contra el tratamiento didáctico sobre la desaparición forzada de Santiago Maldonado en el marco del Día Internacional del Detenido Desaparecido.

Cumplir el catálogo a pies juntillas

Negar la desaparición forzada, demorar la investigación, contaminar las pruebas, criminalizar a las victimas, tiene un solo objetivo: borrar las huellas que dejó Gendarmería en el cuerpo del joven. Cuando aparezca. Si aparece. Serán unos huesitos enterrados en un descampado o aparecerá una tumba NN en algún cementerio perdido.

El catálogo de la  ONU sobre el accionar del Estado respecto a las desapariciones forzadas de personas se cumple en nuestro país con precisión cronométrica. cualquiera de nosotros puede desaparecer. Por eso, hoy más que nunca, todos nos parecemos a Santiago Maldonado.

Foto de portada: Rocío Bao

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