Dificultades de una sociedad pospandémica

Al cumplirse un mes del decreto que aplica el aislamiento obligatorio para minimizar el alcance del coronavirus, intelectuales analizaron cómo será la sociedad argentina una vez que finalice la pandemia y coinciden en que las consecuencias negativas serán mayores niveles de desempleo y pobreza, aunque apuestan a que la experiencia dejará también nuevas maneras de vínculo social.

Domingo Mauricio, ex juez en lo Criminal de Mendoza, opina que «aún es prematuro especular», pero aventura que «a mayor tiempo de parálisis, mayor y cuantioso será el empobrecimiento, y su consecuencia será la de mayor conflictividad social».

Gustavo Neme, antropólogo doctor en Ciencias Naturales e investigador de Conicet en Mendoza, está de acuerdo con que «se desconoce el impacto final que tendrá en número de víctimas y consecuencias económicas», pero enumeró alternativas posibles, tanto negativas (aumento del desempleo y la pobreza), como positivas: «Es probable que la mirada mundial hacia China y EE.UU. no sea ya la de buscar una referencia», señaló.

El escritor y docente bahiense Mario Ortiz cree que al finalizar la pandemia en la Argentina «habrá una gran fiesta como París después de la liberación de los nazis. La gente va a salir, va reencontrarse, a compartir el mate, la cerveza, el asado», aunque expresó su preocupación por la economía, ya que considera que «habrá una mayor presencia del Estado y una reconfiguración política, a partir de la figura de Alberto Fernández».

Diego Libkind, investigador del Conicet, director del Instituto Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geoambientales (IPATEC) sostiene que «esto es un aviso, en parte el grado de letalidad que tiene el virus es bajo, pero su capacidad de resistencia y de propagación le da un impacto mayor»; y expresó su deseo de que «nos vuelva una sociedad más adaptable» ante estas contingencias.

El historiador y cientista social Colen Grant opina que «el sistema actual es como un gran organismo vivo, que busca lo que le viene mejor; y en la góndola postmoderna está todo al servicio del mejor postor. Qué mejor que el confinamiento para detener la búsqueda de los pueblos por salir del terror del mercado expoliador. Su miedo lo han invertido y trasladado a los pueblos».

Por su parte,  Fernando Lizárraga, doctor en Ciencias Sociales e Investigador independiente del Conicet en el Instituto Patagónico de Estudios en Humanidades y Ciencias Sociales, hace foco en tres cuestiones particulares: «Una, la de organismos como la OMS, que han mostrado una profunda inoperancia en la administración de la crisis; luego, la necesidad de desmontar los dispositivos de excepción que adoptaron los estados nacionales ya que sería gravísimo que se naturalicen; y por último, la desigualdad socioeconómica estructural que genera pandemias».

El bioantropólogo Rolando González-José, director del Centro Nacional Patagónico del Conicet, considera que la enseñanza es «la necesidad de consolidar un Estado sólido, como condición «sine qua non» para enfrentar los nuevos y viejos desafíos». Así como el desarrollo en tecnología aplicada a la salud, que implica la modernización del entramado productivo. Y esto no puede quedar en manos de privados: «Desde el punto de vista federal, la distribución de los recursos en ciencia y tecnología debe contrarrestar una larga historia de concentración en Buenos Aires y las ‘provincias centrales'», explica.

Fabio Seleme, licenciado en Filosofía, docente universitario y secretario de extensión de la Universidad Tecnológica Nacional Regional Río Grande, coincide con esta mirada y agrega que «un modelo solidario en expansión está reconfigurando la escena política», con respecto a la discusión sobre la deuda externa argentina.

El filósofo e investigador en la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) sede Río Gallegos, Aldo Enrici opina que habrá un cambio en el sistema capitalista y las formas de empleo. «Es incipiente, pero las grandes empresas ofrecerán trabajo virtual y eso afectará a la universidad, que deberá adaptarse a eso», reflexionó.

Juan Vilaboa, docente investigador de la Unidad Académica Río Gallegos (UARG), de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA), sostiene que «a la Patagonia llegó algo del avance de las comunicaciones y el impacto de la extracción de materias primas, hidrocarburos, pesca, minería o el aumento del turismo; pero el mundo del conocimiento sigue separado de un modelo de Estado pensado para los años 50»; por lo que consideró que «quizá sea el momento de pensar más en la importancia del conocimiento en función social».

Foto de portada: Télam

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