El edificio que aloja al Bar El Federal celebra 150 años

La esquina de Perú y Carlos Calvo es una de las más legendarias de la Ciudad. Comenzó sus días en 1864 como pulpería, luego reemplazada por un almacén de ultramarinos. Su identidad original vinculada a la venta de alimentos, bebidas y artículos para el hogar sería interrumpida por la apertura de un prostíbulo.A mediados del siglo XIX fue recuperada como almacén con despacho de bebidas, esa tradicional figura del comercio porteño que, con su doble acceso y su amplia oferta de fiambres frescos, productos secos, mercadería al peso y brebajes etílicos, no sólo era el proveedor de rigor sino también punto de encuentro y referencia en el barrio. La esquina también sería recordada por un acontecimiento trágico que oscureció el aura del almacén: la hija del dueño fue asesinada en la puerta del local por su prometido, al saberse engañado por la joven.

El año que marcó un antes y un después en San Telmo fue 1871, cuando la epidemia de la fiebre amarilla provocó un éxodo masivo de las familias patricias hacia la zona norte de la ciudad: así, sus casonas fueron alquiladas como conventillos y hoteles familiares, sirviendo como alojamiento para los inmigrantes europeos que llegaron al país a partir de 1880.
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Ya bien entrado el siglo XX, la esquina fue transformada en almacén con despacho de bebidas, esa tradicional figura del comercio porteño que, con su doble acceso y su amplia oferta de fiambres frescos, productos secos, mercadería al peso y brebajes etílicos, no sólo era el proveedor de rigor para artículos de consumo doméstico sino también punto de encuentro y referencia en el barrio. Un acontecimiento trágico teñiría el aura del almacén: la hija de Don Julio, su dueño, sería asesinada en la puerta del local por su prometido, al saberse engañado por la joven.

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Cerrado el almacén la esquina se convirtió en Bar El Federal, local con servicio de sandwichería, cafetería y bebidas alcohólicas. Pero esa fue sólo su primera etapa, ya que años más tarde cerró. En 2001 reabrió y en poco tiempo se convirtió en el Café-Bar más simbólico de San Telmo: su barra de madera maciza con arco en alzada, los mosaicos calcáreos originales, la máquina registradora del siglo XIX, las patas de jamón colgantes, las cubas de roble francés y la colección de botellas antiguas, chapas enlozadas y avisos publicitarios del siglo pasado son parte de su encanto. Las picadas y tablas de quesos, los sandwiches especiales, las tortillas, las pastas y panes caseros, los postres tradicionales, la cerveza de elaboración artesanal, la sidra tirada y la amplia carta de aperitivos, vinos y tragos completan la tentadora invitación.

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La prehistoria de El Federal se reconstruye con relatos imprecisos, testimonios orales transmitidos por dos generaciones y recuerdos incompletos de sus épocas pasadas. Así, su misterioso pasado vuelve al presente teñido de algunos mitos, unas pocas exageraciones y algún que otro producto de la sana imaginación popular. Para hacer de este notable aniversario una experiencia compartida, entre julio y noviembre Bar El Federal invita a participar de sus celebraciones para rendir homenaje al patrimonio cultural de su edificio.

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