El ocaso de Horacio

por María Fernanda Miguel

Rodríguez Larreta anhelaba continuar el legado de Mauricio Macri: retirarse de la jefatura de Gobierno de la Ciudad para convertirse en presidente de la Nación, pero los votos no lo ayudaron. En diciembre cesa su mandato como titular del Ejecutivo porteño y deja una decena de problemas sin resolver.

La interna de Juntos por el Cambio para las PASO presidenciales fue feroz y Horacio Rodríguez Larreta no alcanzó a enamorar al resto de las provincias, ni siquiera al distrito donde gobierna, ya que en CABA Patricia Bullrich obtuvo un 28,3% contra un 20% del alcalde porteño. Algo falló en las encuestas, los focus group y toda esa maquinaria que prevé resultados desde el marketing político.

Hablando de maquinarias, al que le fue bien fue a Jorge Macri que se posiciona para suceder a Larreta en la misma línea que permanece desde hace 16 años, como jefe de Gabinete durante las dos gestiones Macri en la Ciudad y como titular del Ejecutivo porteño desde 2015. Pero, al que no le fue tan bien fue al voto electrónico, quizás el último manotazo de ahogado de Horacio, que presentó el sistema como algo revolucionario. Lo cierto es que se registraron demoras de hasta dos horas en la fila de votación, ya que las máquinas se tildaban o imprimían votos erróneos, lo que provocó que la jueza Romilda Servini prohibiera este sistema para las elecciones generales.

Una de las últimas señales del fin estuvo manchada de sangre. Tres días antes de las PASO, la policía de la Ciudad reprimió a un pequeño grupo de manifestantes que estaban sobre la plazoleta del Obelisco. En este operativo completamente desmedido falleció Facundo Molares, luego de que lo aplastaran contra el piso y le provocaran una hemorragia pulmonar. Sólo dos policías sabían -o hacían que sabían- ejecutar reanimación cardiopulmonar (RCP), la efectuaron muchos minutos después de detectar que Facundo no respondía. ¿Inoperancia? ¿Falta de instrucción? ¿O realmente querían dejarlo morir? Esto sin dudas fue un mensaje al electorado de Horacio, que le pedía más mano dura. Pero tampoco le alcanzó, ni aun cuando la propia Bullrich salió a defender el operativo.

Otro dato para destacar fue la inclusión de Gerardo Morales como precandidato a vicepresidente. Morales es el actual gobernador de Jujuy, una provincia que está prendida fuego hace meses por la reforma constitucional. También respondió con mano dura y sangre, pero mientras estuvo de campaña sólo fingió demencia. Ahora volvió y ejerció poder desalojando de manera violenta los cortes de ruta.

Está más que claro que a nivel país el marketing de la gestión CABA no iba a funcionar, ni mucho menos el maquillaje “tapa agujeros” que deberían ser un escándalo, pero si algo supo hacer Larreta fue tener un gran blindaje mediático a través de la pauta oficial a la que destina aproximadamente 77 millones de pesos por día, según datos de la ejecución presupuestaria brindada por el GCBA.

Gestión sólo para algunos
El núcleo de la gestión de Larreta en la CABA se podría resumir en dos palabras: Negociado inmobiliario. No hay sector en la Ciudad que no tenga una obra en construcción encima o una torre más alta de lo permitido a punto de ser inaugurada. Hasta fines del año pasado había 5.183 obras en construcción, por lo que se calculan unas 40.000 viviendas nuevas y más de 500 emprendimientos inmobiliarios esperan que les den el permiso para construir, según datos del GCBA. Lo curioso es que en estas viviendas no vive nadie, por lo que se deriva a dos caminos: la especulación inmobiliaria, por un lado, y los alquileres temporarios para turistas por el otro. De este último fenómeno se sabe que en la plataforma AIRBNB hay 25 mil propiedades destinadas al uso turístico y oficialmente sólo se registran 400; por esta razón desde el Oficialismo nacional se está pidiendo que haya una regulación para formalizar el sector.
Esto también deriva en que haya cada vez menos lugares disponibles para alquilar y que lo que se encuentre sea impagable. ¿Veremos a la CABA convertida en un foco turístico imparable en el que su propia gente no pueda vivir por los altos costos?

La transformación no para y te expulsa
Si un ciudadano de clase media no puede sostener un nivel de vida aceptable, con necesidades básicas cubiertas, y llegar a fin de mes sin sufrir un calvario, la situación se acrecienta más en los sectores bajos, que necesitaron -durante el mes de julio- $250 mil pesos para no ser pobres, según datos de la Dirección General de Estadística y Censos. Y eso como canasta básica, sin contar alquiler ni servicios.
La emergencia habitacional es cada vez más profunda y cada vez más familias tienen que abandonar la tradicional forma de alquilar, para sumergirse en el sistema informal: alquiler de habitaciones en hoteles precarios o villas. En los casos más extremos, cuando no hay respuestas por parte de los organismos que se tienen que encargar de que se cumpla un derecho humano tan básico como un techo digno, la alternativa es la ocupación.
Desde 2021 se incrementaron los desalojos violentos y en promedio hay uno por día, lo que da unas 700 familias expulsadas en los últimos 2 años. En otros casos, la calle es la única alternativa. No porque lo buscaron, sino porque agotaron todas las instancias. La calle no es un lugar para vivir, pero este año creció un 34% el promedio de personas que se encuentran en esta situación en la ciudad más rica del país.

¿Espacio verde? No, gracias
La Costanera Sur también es terreno de disputa. Allí, en pleno humedal de la Reserva Ecológica, el Grupo IRSA planea elevar un emprendimiento inmobiliario, llamado Costa Urbana, en un terreno de 72 hectáreas que le compró al club Boca Juniors en los años 90 por la irrisoria suma de 50 millones de dólares, y que con la nueva normativa hoy se cotiza a más de 800 millones. Este era un terreno público que fue donado a Boca para la construcción de la Ciudad Deportiva, que estuvo activa pocos años hasta quedar abandonada. El terreno tenía como condición que no se podía vender, pero por diferentes vericuetos políticos, pudieron hacerlo y por esta razón IRSA lo pudo comprar. Hoy quieren hacer torres de 145 metros y un shopping de lujo.
En el mes de marzo, la Cámara de Apelaciones de la Ciudad de Buenos Aires le dio el visto bueno al Grupo IRSA para que inicie las obras que, pese a la aprobación en la Legislatura porteña en 2021, estaban frenadas por un fallo de primera instancia a favor de distintas organizaciones vecinales y ambientalistas que advirtieron que esta iniciativa pone en peligro la vida silvestre de la flora y fauna del lugar y denunciaron la falta de un correcto estudio de impacto ambiental a la hora de construir en un terreno ganado al río. Y la justicia desoyó a las organizaciones para favorecer, una vez más, al consorcio empresario.
Tras meses de campaña, con una audiencia pública incluida, con junta de firmas, abrazos, entre otras actividades, el proyecto no pudo ser frenado y la Ciudad sigue de espaldas al río.

Pasear sobre el cemento
Según la Dirección de Estadísticas y Censos, CABA cuenta con 6,7 m2 de espacios verdes por habitante, algo distante de los estándares internacionales que indican que cada habitante debería tener al menos 9m2. Pero como dato no menor, el 30% de los espacios indicados por el Gobierno de la Ciudad está compuesto por canteros, pequeñas plazoletas y derivadores de tránsito, por lo que, si se toma este porcentaje, cada ciudadano tiene acceso a 4,7 m2 de espacio verde.
Este dato puede pasar desapercibido en época invernal, pero cuando hay temperaturas de más de 40 grados, la falta de verde hace notar la necesidad de parques y plazas, tal como pasó durante la pandemia y durante el tórrido verano de este año. Los vecinos de las comunas 3, 5 y 6, que son las más afectadas por la falta de espacios verdes, reclaman por más plazas o parques, pero la respuesta son pequeñas plazas secas llenas de cemento, mientras que los terrenos disponibles son vendidos a las inmobiliarias.

Ya no hay muchas dudas: CABA se convirtió en una cara bonita para inversores y turistas. Los demás deberán luchar a diario para sobrevivir en un lugar que quiere expulsarlos todos los días un poco más.

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