Exigen mejoras edilicias y viandas saludables

Estudiantes de distintas escuelas de arte realizaron hoy una protesta para manifestarse en contra del Ministerio de Educación porteño y las autoridades del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) respecto a la prohibición del uso del lenguaje inclusivo en las escuelas, la oposición a las pasantías obligatorias (ACAP), el recorte presupuestario educativo, la calidad de las viandas en las escuelas y condiciones edilicias de las escuelas.

Valentina Mencia, estudiante e integrante del centro de estudiantes del Rogelio Yrurtia (Cebary), explicó que parte de sus reclamos tienen que ver con mejoras en las condiciones edilicias.

«Tenemos una fuga de gas y nadie vino a repararlo. El colegio se está cayendo a pedazos, la conexión eléctrica es mala, los enchufes no andan, hay cables pelados que caen en el techo, las escaleras no tienen luz solar y las luces quemadas no se cambian», explicó, y agregó que «por un lado son las condiciones edilicias y, por otro, las condiciones de las viandas», aseveró.

«Cada día recibimos un sándwich y una fruta. Las frutas vienen o muy maduras o podridas, y los sándwiches tienen mucho sabor a plástico, cosa que antes no pasaba. Cada vez vienen menos cantidad y más chicos», explicó.

Y agregó, «más allá de las viandas queremos comedores gratuitos en todos los colegios porque los pibes no tendrían que elegir si ir al colegio o comer».

Por otro lado, parte del reclamo que se hizo presente tiene que ver con las Actividades de Aproximación (ACAP) propuestas por el gobierno porteño, en donde participan alumnos de escuelas secundarias de quinto año, de gestión estatal y privada, que tienen como objetivo introducir a los y las estudiantes al mundo laboral mediante un sistema de pasantías que comenzó a implementarse este año en algunas escuelas y comenzarán de manera obligatoria a partir del año entrante.

«Para las pasantías quieren agregarnos horas de clase para mandarnos a trabajar, y el problema principal es que el trabajo es gratuito y no hay una posibilidad de remuneración ante eso. Es mano de obra gratuita», expresó Mencia.

«En algunos colegios, para una de las ACAP les tocó ir a hacer las viandas para otras escuelas. Te terminan cortando horas de clase y no te reconocen los viáticos», concluyó.

Por su parte, Lucia Rinaldi, estudiante e integrante del Cebary, explicó que el reclamo nace por «los golpes bajos que nos están dando por parte del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires», y consideró que «no se puede estudiar si directamente nos están sacando de las aulas para ir a trabajar para empresas públicas o privadas. Es trabajo infantil, es un delito».

«Las ACAP están planeadas para no tener que pagarle a los empleados y sacar a los pibes del aula para ir a laburar», expresó.

Respecto a las condiciones de las viandas que reciben en los colegios, Rinaldi detalló que las viandas son sándwiches que «no sabes qué tienen. No llenan, son diminutivos, pueden tener hongos, pelos, y no son nutritivos».

En tanto, respecto a la resolución de CABA de prohibir el uso del lenguaje inclusivo en las escuelas, Rinaldi dijo que es una medida «absurda» y que «es negarle la identidad a un montón de nuestres compañeres y vulnerar su derecho a quién quieren ser».

Además, también explicó que es persecución para los docentes, quienes «no pueden opinar, porque sino pueden tener problemas».

«Queremos que se cumplan consignas de carácter básico que se necesitan para poder estudiar en un lugar digno y en una escuela con las condiciones adecuadas», expresó Jeremías Bianchi, vicepresidente del colegio Fernando Arranz.

«Si bien es una movilización que empezó el colegio de danzas Jorge Donn, con el Fernando Arranz, tenemos pensado seguir luchando entre colegios artísticos y técnicos y todo colegio que quiera sumarse para este tipo de movilizaciones. Conseguimos que colegios como el Yrurtia, el Arranz, o la Técnica 27 se sumen a la movilización».

Bianchi, por su parte, aseguró que necesitan de espacios en «condiciones adecuadas».

Y remarcó la necesidad de un «estudio sin el ruido interminable de obreros y de su polvo y, sobre todo, la necesidad de la difusión de lo que hoy está siendo la educación en la Ciudad de Buenos Aires», concluyó.

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