La Colectiva Murguera: Que ser mujer no sea un obstáculo

por Maia Kiszkiewicz

La Colectiva Murguera surge en 2020 y se define como un espacio en construcción que propone un Carnaval con perspectiva de género. El origen de este grupo está en el deseo de disfrute y elección. “Somos mujeres y disidencias de Carnaval , un grupo que labura para construir el espacio que sueña. Uno más lindo, libre e inclusivo”, cuenta Victoria Pisanu, una de las directoras de la murga Los rotosos de Monserrat.
Victoria también escribe y recita en el escenario, un lugar que históricamente fue ocupado por varones y que, lentamente, es cada vez más diverso. “A veces me llaman de otros eventos porque necesitan mujeres que reciten. Somos pocas. Cada vez más. Pero está internalizado que ese lugar lo ocupan hombres y no es fácil ser mujer e ir igual, que no te importe, poner la cara y estar. Cuesta dar el paso. Yo, cuando empecé, no tenía ni la menor idea de lo que hacía y no había otra persona para que lo hiciera”.

¿La Colectiva Murguera funciona como espacio de contención en el que se charlan estas cuestiones que cuestan por ser mujeres?

Sí, nos acompañamos un montón. Antes, durante y después de las reuniones que tenemos como Colectiva. El grupo ha funcionado principalmente como un lugar de abrazo, contención y charla. Aprendemos escuchando las historias de compañeras. A veces una cuenta algo y otra agrega otra cosa y ninguna está sola. Eso es lo que hace tan importante al feminismo: no estamos solas, todas tenemos una cosa en la que necesitamos compañía.
Por ejemplo, para mí, hablar en una reunión general del Carnaval es cada vez más fácil. Antes, a veces, terminaba muy angustiada. Porque es difícil levantar la voz en espacios en los que 100 de 120 personas son varones. Se maneja mucha intensidad. Y para las que tenemos personalidad calma, es complicado. Pero en las últimas reuniones pude estar con mis compañeras, reconocerme en ellas. Es diferente. Una sabe que no la van a dejar caer. Eso es maravilloso. De los colectivos en general y de La Colectiva en particular. Saber que cuando una levanta la mano, están todas. Y eso, también, cambia la mirada de los otros sobre una. Saben que hay una grupalidad detrás, un empoderamiento. Es muy enriquecedor para nosotras, para La Colectiva y para el Carnaval todo.

¿Sentís que La Colectiva es un espacio transformador?

Lo que hacemos es generar discusión, charlas, capacitaciones. La idea es poner, a disposición de quién las precise, todas las herramientas que poseemos para generar cambios. Se trata de eso. De multiplicar, generar un cambio profundo, que cada persona que se acerca, se vaya con nueva información.
Tenemos contactos para la gente que necesita asesoría. La mayoría de nosotras no somos profesionales, entonces buscamos redes, invitamos a las personas que son psicólogas o abogadas a que se sumen dejando su teléfono para que, si alguna compañera necesita, pueda contactarlas. Armamos redes.
Nuestro espacio está siempre en construcción. Todo el tiempo nos estamos revisando. La búsqueda tiene que ver con generar cambios pequeños que después se llevan a otros lugares. Se multiplican las voces y la forma de acción. Después, cada persona traslada a su murga lo que se lleva, las herramientas.

Brilla por siempre tu luz
guíame, yo te lo pido
que prohibido está olvidar
el derecho adquirido.

Es tu nombre el que nunca
dejaré de pronunciar
la memoria colectiva
es la que hará perdurar
tu valiente heroísmo
y tu lucha no han prescrito
referente de la historia
tu palabra resucito.

(Homenaje 2020 a las mujeres de la historia, Las inevitables de Flores)

¿Qué importancia tiene sostener un espacio, como La Colectiva Murguera, que agrupa a personas de diversas murgas?

Está buenísimo porque cada murga tiene una organización distinta, acorde a la gente que la compone y el barrio en el que se trabaja. Y, como Colectiva, pensar en cómo abarcar ese abanico enorme que es el Carnaval, y hacer el esfuerzo por no dejar a nadie afuera, requiere tiempo, compromiso, empatía y comprensión de las situaciones.
A una murga se acercan las personas que son expulsadas de todos los otros lugares. Entonces, también, por lo general, las poblaciones son las más vulnerables. Y la murga y el Carnaval Porteño abrazan las desigualdades y ponen el ojo en la violencia de todo tipo: hambre, falta de trabajo. La de género es una más y no podemos dejar de hablar de ella. Pero tampoco ignoramos que estamos atravesados, también, por todas las otras.

Ustedes sueñan con un Carnaval libre de violencias.

El Carnaval es nuestro lugar de acción, el espacio en el que decidimos trabajar. Y queremos que sea cada vez más lindo y cuidado. En las murgas, los hombres se maquillan y las mujeres están tomando un nuevo rol como bombistas o subiendo al escenario. Falta mucho. Pero trabajamos por la posibilidad de que cada persona sea libre y cada mujer esté dónde quiera, pudiendo expresarse con libertad.

¿Cómo es la imagen histórica de las mujeres en la murga?

Antes, la mujer no podía bailar. Los que lo hacían eran los varones. Las mujeres usaban una pollera que no les permitía saltar e iban, quizás, con algún bastón. Si las dejaban y las llevaban. En ese momento, las murgas eran enteramente de varones. Después de 1980, de a poco, las mujeres coparon las murgas y empezaron a hacerse cuerpos de baile femeninos enormes. Pero la mujer nunca estaba en roles de poder.
Ahora, en general, las mujeres bailan, cuidan a les niñes, hacen la comida. Están atrás y tienen poco protagonismo. Es un lugar que está muy naturalizado.
Todas estas cuestiones no están reglamentadas, se dan porque el Carnaval y la murga son parte de la sociedad. Un reflejo, a veces, de las cuestiones más crudas porque están donde están los más vulnerables.
En las reuniones de la Dirección General del Carnaval el 80% de las personas son varones. La percusión y los escenarios son, también, lugares tomados por ellos. Hay cantoras preciosísimas. Aunque, en general, las mujeres hacen un coro octavando arriba y nada más.
Esto está cambiando, cada vez hay más mujeres. En las últimas marchas hubo un montón de bombistas mujeres. Las murgas marchamos con el Colectivo Murguero el 24 de marzo y en distintas ocasiones que tienen que ver con los derechos humanos. Como Colectiva estuvimos en la marcha del 8M y eso, como experiencia, nos fortaleció.

Hoy cantamos rompiendo el silencio
que por años tomó nuestra voz
compartiendo la misma lucha
encendimos de furia el dolor

Una llama que crece y sube
floreciendo quebró los temores
No podés robarnos la alegría
resistimos con nuestros colores.

(Fragmento publicado el 7 de marzo de 2021 en el Ig de La Colectiva Murguera)

¿Cómo sería un Carnaval más libre?

Pensamos en un Carnaval más libre como pensamos en una sociedad más libre.
Que las mujeres se animen a tener roles protagónicos: decir, cantar, tocar el bombo. Eso, más allá de las decisiones artísticas de cada murga. Cuestionar para poder ver cuándo esas decisiones encapsulan otra cosa. Que la mujer tenga posibilidad de decidir. Que ser mujer no sea un obstáculo ni una traba.

Foto de portada: La colectiva murguera

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