¡Llegan “Los CazaMosquitos”!

500 robots importados de EEUU

Para combatir el dengue, Macri decidió traer estos graciosos aparatitos (probablemente populares en casas y parques residenciales de la Florida) al módico precio de $2000 por unidad.

Los robots cazamosquitos fueron presentados por el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires con cierta ampulosidad y desmedida, como si se tratara de una maravilla tecnológica sin precedentes, el sábado 16 de enero. “Se trata de un dispositivo que imita la respiración humana”, explicó un funcionario, “confundiendo a los insectos, y entonces los atrae y atrapa en una bolsa, donde mueren en 24 horas”. El funcionario miró al público, satisfecho, tal vez esperando un aplauso (que sería otra forma más rudimentaria de matar insectos), pero el aplauso no llegó. Entonces continuó sin perder el entusiasmo: “Estos robots pueden atrapar mosquitos en una superficie de 2000 m2 o hasta 50 metros de distancia y no dañan las plantas ni los animales, porque no utilizan como cebo ningún químico ni contaminante”. Aquí sí, recibió unos aplausos, el robot podría ponerse en el quincho a la hora de hacer el asado, pensaron varios. “La máquina captura 1500 hembras por día. Cada hembra puede poner 300 huevos. Esto equivale a 450.000 mosquitos menos en el corto plazo”, remató el funcionario con su álgebra elemental. La euforia era algo oligofrénica, porque siguiendo las cuentas optimistas del funcionario se necesitaban 5 robots para proteger una manzana (10.000 m2), es decir que los 500 protegerían 100 manzanas. ¡El problema es que la Ciudad de Buenos Aires tiene 12.000 manzanas!

A su turno, el ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santilli, dijo: “Este novedoso sistema nos posiciona a la vanguardia en la lucha contra el dengue y los mosquitos que lo transmiten. Es un paso más en la búsqueda de soluciones alternativas”.

Y como la idea era combatir a los mosquitos en los lugares de mayor riesgo, el Ministerio instaló los dos primeros robots en el Jardín Botánico. Una medida inútil, según los datos del funcionario, porque harían falta veinte para proteger la superficie del lugar.