Lugano: el dengue desde el aula

por Ivana Otero* | Marisol Vega, para La Izquierda Diario

Los nombres son ficticios, los casos reales. Fue el mismo día o día siguiente de la muerte de la maestra por dengue cuando nos enteramos que María, alumna de primer grado había sido infectada y se ausentaría a la escuela quien sabe hasta cuándo.

No era el primer caso. “¡Otro caso de dengue!”, dejamos correr por el pasillo. Y así la tensión de que esta realidad no se naturalice y que no sea aceptada como inevitable junto con la falta de vacante, las aulas superpobladas, los problemas edilicios, la alimentación paupérrima,…y así hasta el infinito (dirían los chicos).

Sí, no era el primer caso. En la otra división ya habían ocurrido dos más. ¿Cuántos días estuvo sin venir José? ¿y Alexandra? Sus caritas vuelven al aula luego de semanas como si volviese a empezar el ciclo lectivo, pero sus cuerpos muestran un poco más de desgano. ¿Hasta dónde puede llegar una política de vaciamiento?
“Seño, mi mamá y mi papá también tuvieron dengue”, son familias enteras afectadas. Mientras nos vamos enterando de estos relatos, no nos enteramos de campañas ofensivas de prevención por parte del gobierno, ni de entrega gratuita masiva de repelentes, solo de aisladas y tardías fumigaciones en algunas escuelas. Vaya forma de querer poner freno a la enfermedad. Vaya forma de pensar en una educación equitativa.

Este gobierno, hizo “lobby” inaugurando escuela dentro de la Villa 20. Hoy, no logra parar los casos de dengue que aparecen en la misma. “Seño, me agarró dengue” le decía la mamá de Violeta a la docente. Caras con miedo y voces quebradas, porque de “eso no se habla”.

Otros tantos casos en otros grados, en docentes, auxiliares. Y a miles en el barrio, ¿dos mil, tres mil, cuatro mil? Los números no se publican. Pero Lugano se ha destacado por ser uno de los barrios más afectados. Justamente el barrio que no tiene un hospital público por más que anunciaron su inauguración como parte de campaña hace años. Paradójico.

“Fuimos a la salita donde había muchísima gente pero no podían tratarnos”, atención sanitaria saturada y así la madre que debe poner en suspenso su trabajo en costura, comienza la odisea de recorridas de hospitales, colas de espera a la madrugada para un turno y cruzar los dedos para que haya recursos para tratarla.

Son esos casos que no van a conocerse, que no salen en los grandes medios. Solo forman el eco en los pasillos de los barrios, de las escuelas, de las salitas.

Nuestra población vive en la villa 20, una de las tantas que cuenta con una ley de urbanización pero que el PRO se ha negado a implementar. Nuestros alumnos viven ahí y nos preguntamos la ligazón del desarrollo del mosquito y la falta de cloacas, de agua, etc. No tenemos muchas dudas de la respuesta. Ni vivienda, ni salud, ni educación, solo derechos vulnerados.

En pizarrones, carteleras, cuadernos que son parte del paisaje escolar, las docentes nos hemos cansado de graficar, escribir, dibujar sobre el vector (el mosquito Aedes aegypti) como portador del dengue y su asombrosa capacidad de adaptarse a los ecosistemas urbanos. También hemos reflejado en clases magistrales sobre la importancia de no tener criaderos artificiales, desde una tapita de gaseosa o de cerveza hasta un tanque de agua pero el dato objetivo de la realidad es que hoy mueren y padecen la enfermedad miles de personas, entre ellas esos alumnos que pueblan nuestras escuelas más allá de nuestro rol pedagógico.

¿Y las autoridades porteñas? “la señorita de segundo ya no está y nadie pudo explicar porque esa escuela, siendo de las zonas más propensas a la proliferación del mosquito, nunca fue fumigada desde que se conocieron los primeros casos de Dengue” escriben con bronca colegas. Las autoridades no están. Queremos que aparezcan y que los chicos no pierdan más días de clases.

Quisiéramos encontrar un sinónimo más fuerte para cinismo y así adjetivar a los gobiernos que al no implementar políticas públicas y de saneamiento ambiental durante años dejan que los casos se reproduzcan y con estos las muertes. Quisiéramos encontrarlo para poder decir que ellos son los responsables y no dejar que solo el frio ponga en stand by el problema.

*Docente Agrupación 9 de Abril

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