«Marzo, Mujer y Memoria»

por Mercedes Ezquiaga

Artistas de todas las provincias participan de la exposición colectiva «Marzo, Mujer y Memoria», que reúne obras que indagan en la memoria y rinden homenaje a las Abuelas de Plaza de Mayo, un compendio de pinturas, videos, instalaciones, dibujos, esculturas y fotografías que se inaugura el próximo jueves en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes (FNA).

La casa racionalista donde vivió Victoria Ocampo, en la calle Rufino de Elizalde, recibe al visitante en un itinerario artístico que despliega algunos símbolos inconfundibles ligado a las Abuelas -como el pañuelo blanco homenajeado desde distintas perspectivas- en una muestra realizada completamente por artistas mujeres, donde muchas de ellas hacen referencia, además, a su provincia de origen.

«Queríamos que la continuidad de la búsqueda de Abuelas, su perseverancia, quedara inscrita en lo cultural. La política ya las reconoció, y el mundo también. Ahora que lo haga la cultura», dice Diana Saiegh, presidenta del Fondo Nacional de las Artes, durante una recorrida por la exposición.

La planta baja del edificio despliega, a través de los más variados soportes, estas creaciones que aluden, en algunos casos, de manera más directa, y en otros, no tanto, a la búsqueda de abuelas, a los nietos desaparecidos, al pañuelo blanco, a la identidad, a la memoria, a la perseverancia y a la verdad.

«La lucha de abuelas es parte de la cultura, una lucha que es esperanza y perseverancia. Estaba esperando el reconocimiento desde el ámbito de la cultura, que el arte pudiera contar esa trayectoria que sigue siendo una sonrisa en el rostro de Estela de Carlotto», añade Saiegh.

En el inicio, la palabra abuelas se inscribe sobre la pared, luminosa, ocupando casi un metro y medio de ancho, una instalación de la artista neuquina Celeste Venica, que utiliza las típicas tiras de luces decorativas para escribir la manera más coloquial de nominar a estas mujeres que emprendieron una lucha emblemática, con una letra cursiva, como de aprendizaje escolar.

Los retratos ilustrados de varias de las integrantes de Abuelas -además de Carlotto, Berta Schubaroff, Nélida Navajas, Delia Giovanola, Chela Fontana, Ledda Barreiro, Emilce Flores de Casado y Buscarita Roa, entre otras- en color, y en blanco y negro, ocupan una de las paredes del ingreso, retratadas por el artista Andy Riva, que conforman a su vez imágenes del libro «Historias de Abuelas», que publicó el FNA junto con La Casa por el Derecho a la Identidad de las Abuelas de Plaza de Mayo, que funciona en la ex ESMA.

La salteña Soledad Sánchez Goldar presenta su obra «Escrituras», de bordados de hilos de algodón sobre diferentes tipos de telas superpuestas como por ejemplo «Pasa la espuma en mis manos» o «Me embarga la ansiedad instalada en los huesos».

«Manto memoria» se titula una de las piezas centrales de la muestra, una suerte de mosaico de dos metros y medio, tejido, que enhebra cientos de diapositivas y negativos de fotografías, intercalados con radiografías cosidas, como si se pudieran transformar en algo físico, palpable, los recuerdos y la reconstrucción de la memoria, obra de la artista rionegrina Catalina Galdón.

Una pequeña escultura de la jujeña Cecilia Espinoza presenta a una mujer descalza, con un pañuelo blanco en la cabeza, una pancarta en mano dentro de una pequeña vitrina de vidrio, bajo el nombre «Mamita de la buena memoria», mientras que la misionera Mónica Millán entrega un dibujo hecho con grafito que entrelaza el retrato de una tejedora, con sus propias palabras, su propia voz, escrita en la base de la hoja, y que también dan nombre a la pieza «Uno si teje da vida».

El lugar de origen, las raíces, también se cuelan en estas obras, como en el caso de la entrerriana Diana Campos, que presenta una serie de cerámicas realizadas con barros locales, o en la pieza de la misionera Gisela Bollini, una pequeña escultura que representa un pañuelo -ya no de tela blanco- sino realizado con caña tacuara, fibras de banano y hojitas secas.

La bonaerense Inés Drangosch realiza bordados de frases sobre lienzos blancos -como pañuelos- con declaraciones como «El amor debería», «Todos somos» o «Cierro los ojos», un fragmento del poema Canción de amor de la joven loca, de Sylvia Plath.

En la serie titulada «Los años de plomo», la tucumana Carlota Beltrame reúne, encerrados en marcos, seis láminas de plomo y baño de plomo sobre tela e hilo ignífugo, un políptico realizado en El Cercado por la randera Claudia Aybar, según reza el epígrafe de la obra.

En su pintura de grandes dimensiones, la mendocina Laura Rudman propone la visión cenital del tranquilo patio de una casa, un interior rodeado de puertas, algunas plantas y una mesa en el centro sobre la que se apoya un pañuelo blanco, bajo el título «La mirada de los pájaros».

«Dónde están?» se interrogan las obras de la chubutense Cristina Morales, mientras que la artista porteña Diana Dowek presenta «Ni olvido ni perdón», una camiseta estampada, realizada por el 20 aniversario de Abuelas, colocada ahora en un marco que deja ver el desgaste, el paso del tiempo.

La riojana Ayelén Argañaraz presenta imágenes animadas realizadas en un rotoscopio, con flores, rayas de colores, dibujos, que van apareciendo y desapareciendo encima de un filme en blanco y negro en el que una abuela de plaza de mayo brinda una entrevista hablando de los nietos que faltan, una pieza titulada «Madres y abuelas me salvaron».

Más pañuelos en la obra «La peregrinación de los pañuelos blancos», un esgrafiado sobre tinta china de la artista Susana Sendón, de San Luis, al igual que en en la pintura realizada en técnica mixta «Anidar», de la artista Abigail Albornoz, de Catamarca.

Casi en el final, el registro fotográfico, el termómetro de la calle, la protesta, aparece en las imágenes documentales del colectivo cordobés Grupo Urbomaquia, que retrata las pancartas exhibidas por los integrantes durante la marcha del 24 de marzo de 2002: allí se lee «Ni olvido ni perdón», «Justicia», «Por la memoria viva», «30.000 compañeros» y «Nunca más».

La exposición «Marzo, Mujer y Memoria», que reúne las obras de una treintena de artistas en homenaje a las Abuelas de Plaza de Mayo, se inaugura el jueves y permanecerá abierta hasta el 17 de abril de jueves a domingo de 14 a 19, con entrada gratuita y sin necesidad de inscripción previa, en la Casa de la Cultura del FNA, Rufino de Elizalde 2831.

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