Multiculturalismo y diversidad cultural

El multiculturalismo, lo pluriétnico y plurinacional generan debate en las coyunturas sociales, académicas y políticas, produciendo posturas a favor y en contra, e involucra tópicos tales como, migración, integración y reconocimiento entre otros.

por Melina Schweizer

El multiculturalismo puede ser definido como la coexistencia de diferentes culturas en una sociedad o país, una de las metáforas utilizadas para ejemplificar esta conceptualización es la del “crisol de razas”, en el caso de la Argentina este axioma reproduce la idea de que los múltiples grupos étnicos que habitan el país se han fusionado, produciendo una “Argentina hegemónica”.

La utilización de “crisol de razas”, como forma de describir la conformación cultural de una nación, ha minimizado la presencia de los pueblos originarios y de los afrodescendientes en Argentina, llegando incluso a afirmar que estos últimos fueron exterminados. En el contexto argentino las diferentes olas migratorias europeas fomentan la noción de que “los argentinos descienden de los barcos”, en referencia a los barcos que llegaron cargados de inmigrantes europeos entre 1880 y 1950, dando a entender que el argentino era blanco-europeo. Pero, ¿Cómo surge teóricamente el multiculturalismo? ¿Cuáles son sus principales exponentes y detractores? ¿Y por qué genera tanta polémica?

Cuando usamos el término multiculturalismo nos  referimos a la coexistencia de múltiples culturas en un territorio determinado donde se esperan dos tipos de reacciones a esta forma de convivencia: una orientada a la aceptación y bienvenida de la diversidad, creando un espacio en el que exista la igualdad cultural y étnica en interacción; y otra que se resiste al intercambio permitiendo o promoviendo que la hegemonía cultural fije fronteras.

El multiculturalismo intenta dar respuesta al fenómeno producido por la multiculturalidad nacido en la década de los años setenta en Canadá, a partir de las reflexiones de los filósofo Charles Taylor y Will Kymlicka sobre los desafíos de los derechos culturales y colectivos de los grupos, así como los posibles riesgos de la diversidad.

Charles Taylor parte de la premisa conformada por la identidad y el reconocimiento, esta identidad sea grupal o individual se forma a partir del reconocimiento que recibe, es por ello que el falso reconocimiento o la ausencia del mismo son perjudiciales para la construcción de identidad de los individuos y de sus grupos. En ese orden de ideas vemos que el reconocimiento según Taylor va a estar ligado a las transformaciones históricas y culturales, en donde conceptos como identidad, autenticidad, originalidad y el carácter dialógico de la vida, estarán influenciando la construcción identitaria del sujeto moderno.

Por otro lado Will Kymlicka plantea la doctrina liberal enfocándose en los derechos de las culturas minoritarias, partiendo de principios básicos liberales como la libertad individual y la autonomía moral, proponiendo cuatros principios básicos como el principio de la tolerancia que para el autor está fuertemente ligado a la democracia y mantiene un compromiso moral con la autonomía, en el que el valor de la autonomía no puede constituirse en el límite de lo tolerable. En el principio de la adopción restrictiva de las formas de diversidad cultural, Kymlicka expone que en una sociedad democrática liberal se pueden cobijar y adoptar muchas formas de diversidad cultural, pero no todas.

Kymlicka expone sobre la limitación a los derechos de las culturas minoritarias, señalando que en una sociedad democrática los principios liberales imponen una limitación básica a los derechos de las culturas minoritarias pero esta limitación no está justificada cuando apunta a cualquier restricción que atañe a las libertades civiles o políticas básicas de los miembros de esa cultura. Luego estableció el principio de garantía de los derechos de las minorías destacando que en una sociedad democrática existe la obligación de garantizar protección a los derechos de las culturas minoritarias frente a las decisiones que pudiera tomar el conjunto de la sociedad.

Asimismo Will Kymlicka también destacó el deber moral de proteger a las cultura minoritarias del impacto hegemónico de la sociedad de la que forman parte, para él la protección externa es la concesión de derechos diferenciados en función de un grupo.
Estos derechos son Derechos especiales de representación: Si los miembros de las culturas minoritarias tienen representación dentro de las instituciones políticas, resulta menos probable que dichas culturas sean ignoradas en la toma de decisiones que afectan al conjunto de la sociedad. Derechos de autogobierno: Estos derechos confieren poder a unidades políticas más pequeñas de manera que las culturas minoritarias no pueden ser desestimadas o sobreestimadas por la cultura mayoritaria en decisiones que le atañen directamente, como por ejemplo políticas públicas vinculadas a educación, lengua, explotación de recursos naturales, entre otras. Y derechos poliétnicos que buscan proteger las prácticas culturales y religiosas específicas que podrían no estar adecuadamente legitimadas en la cultura mayoritaria, o que están en desventaja frente a la legislación vigente.

El multiculturalismo político promueve la integración de los grupos étnicos según Kymlicka debido a que el multiculturalismo político reconoce a los individuos y a los grupos en el espacio político, público y jurídico e incluso en términos de ciudadanía e identidad nacional con el propósito de equilibrar las igualdades.

El filósofo estadounidense John Bordley Rawls planteó el pluralismo razonable en el cual plantea que las personas deciden cómo vivir, centrándose en la propuesta de la tolerancia entre diferentes valores siendo la justicia la manera de solucionar las discrepancias. Rawls sostiene que la justicia debe ser capaz de asegurar el orden social, y que este orden social se puede dar a través del pluralismo.

Las características de la cultura política según Rawls está compuesta por la diversidad de cosmovisiones y doctrinas no es una mera casualidad histórica, sino una consecuencia directa del ejercicio libre de la razón en el marco de las instituciones liberales, el único motivo por el cual esta pluralidad podría no darse, existiendo en su lugar una única doctrina compartida y estable a lo largo del tiempo, es el uso opresivo de las fuerzas estatales; y un régimen democrático prolongado y seguro debe contar con el apoyo voluntario y libre de la mayoría de la ciudadanía. Es por esto que todo orden político que se pretenda democrático debe tener la capacidad de subsistir en un panorama de pluralismo y diversidad religiosa, filosófica y moral.

Los defensores del multiculturalismo político establecen cierta identidad cultural así como la lengua y la religión por lo que se debe aceptar la diversidad para así evitar desequilibrar el estado de la sociedad y favorecer cierto grupo sobre otro.

En contra del enfoque multicultural se encuentran Michael Walzer y Steven Rockeffeler los cuales fomentan que el estado liberal debe poner a la identidad humana por sobre la identidad étnica o religiosa, separando la iglesia y el Estado, planteando que la neutralidad etnocultural y la defensa de la libertad de igualdad son los principios abstractos universales para evitar el conflicto. Otras posturas suponen que existe un riesgo al promover el multiculturalismo puesto que lo consideran una amenaza para la estabilidad política de las democracias.

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