Hablemos de inseguridad. Parte I

Lo que te hiere y mata es la Policía de Ciudad

Nahuel Acosta, un joven de 18 años, fue fusilado por la espalda el 7 de diciembre de 2019 en el barrio de Barracas. Su asesino, Daniel Alejandro Lucero Quiroga está libre y sigue cumpliendo funciones en la Policía de la Ciudad. 

El último relevamiento de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) señala que durante los cuatro años del gobierno macrista, las fuerzas de seguridad estatales ejecutaron una persona cada 19 horas. En 1435 días el aparato represivo estatal asesinó a 1833 civiles. El índice más alto desde el retorno a la democracia en 1983. 

En 36 meses de existencia, la Policía de la Ciudad asesinó a 68 personas desarmadas. Dos por mes. Esta cifra resulta tan estremecedora como anoticiarnos que 282 efectivos de la Policía de la Ciudad operaron durante la última dictadura cívico-militar. Este dato forma parte del informe presentado por la Comisión Especial de Seguimiento y Prevención de la Violencia Institucional, que preside la diputada Myriam Bregman en la Legislatura porteña.

El 28 de marzo de 2019, el Jefe de Gabinete del Gobierno porteño, Felipe Miguel, confirmó que 282 efectivos de la Policía de la Ciudad actuaron durante la última dictadura cívico-militar. Carlos Kevorkian, ex jefe de esa fuerza hasta agosto de 2018, encabeza la lista. Si bien Miguel, acotó que ninguno de los 282 fue procesado por delitos de lesa humanidad. La Comisión que preside Bregman, constató que Carlos Kevorkian cumplió funciones en la Policía Federal Argentina durante el plan genocida, cuando las comisarías porteñas eran usadas como centros clandestinos de detención. El Jefe de Gabinete obvió también mencionar al subinspector Esteban Sanguineti, responsable del asesinato de tres militantes en 1977. Sanguineti formó parte de la Policía de la Ciudad hasta su procesamiento y detención en 2018.

La violencia policial y/o institucional responde a un ideario represivo que se pone de manifiesto en la criminalización de la protesta social;  la persecución a dirigentes y militantes políticos, sindicales, barriales y estudiantiles; el hostigamiento a trabajadores y trabajadoras informales; el gatillo fácil y el acoso policial a jóvenes en las escuelas y sus inmediaciones.
Una breve cronología del accionar de la Policía de la Ciudad durante 2019 robustece este concepto:

  • El 15 de febrero, la Policía de la Ciudad reprimió con gas pimienta y balas de goma a los Feriantes de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) que habían convocado a un feriazo en Plaza Constitución y Plaza Miserere, impidiendo que instalen sus puestos.
  • El 20 de febrero, la represión cayó sobre los trabajadores y las trabajadoras de la cooperativa MadyGraf que repartían cuadernos frente al Congreso de la Nación, denunciando las irregularidades en la licitación de materiales escolares del Ministerio de Educación. La violencia policial alcanzó a trabajadores de prensa que cubrían la manifestación.
  • Una semana después, la Policía de la Ciudad reprimió con golpes y gases a trabajadores de Coca-Cola, a su Comisión de Mujeres y a organizaciones políticas que acompañaban la protesta.
  • El lunes 11 de marzo, la represión llegó al barrio de San Telmo, el blanco fueron los artesanos y las artesanas que habitualmente se apostaban en la calle Defensa al 700. La violencia policial alcanzó también a turistas y transeúntes.
  • El 22 de marzo, decenas de patrulleros y motos de la Policía de la Ciudad, con la excusa de la existencia de una “denuncia anónima”, amedrentaron a niños, niñas y maestras que realizaban una actividad por el Día de la Memoria. 
  • El 23 de marzo, efectivos de la Policía de la Ciudad ingresaron, armas en la mano, al local del Frente de Izquierda en pleno Centro porteño. Nuevamente, la excusa que utilizaron fue la existencia de una “denuncia anónima”.
  • El 18 de abril, por orden del fiscal Luis Cevasco, efectivos de la Policía de la Ciudad, arremetieron contra vendedores ambulantes en el barrio de Once. Rociaron de gas pimienta a un niño de 12 años y molieron a golpes a un joven senegalés de 19 años.
  • El día del paro nacional del 30 de abril, la Policía de la Ciudad avanzó contra trabajadores desocupados, personas mayores y niños que se movilizaban hacia Plaza de Mayo. Golpeó también a transeúntes que circulaban por la inmediaciones y detuvo a 20 personas.
  • Ese mismo día, por la noche, reprimió salvajemente a las personas que se manifestaban frente a la Embajada de Venezuela. Rodolfo Martín D’Agnese recibió un disparo en la cabeza. Gravemente herido, con el perdigón alojado en su oído, fue detenido junto a otras cinco personas. El hecho se viralizó en las redes sociales.
  • El 10 de junio, la Policía de la Ciudad reprimió y detuvo -sin orden judicial- a trabajadores del laboratorio Craveri que reclamaban la reincorporación de 47 compañeras y compañeros despedidos.
  • El 20 de agosto, el agente Esteban Armando Ramírez propinó una feroz patada en pecho a Jorge Martín Gómez en una de las bicisendas en el barrio de San Cristóbal. En la caída, Gómez, se fracturó el cráneo contra el pavimento. Murió minutos después en el Hospital Ramos Mejía. El crimen, registrado por  las cámaras de seguridad del barrio, se viralizó de inmediato por las redes sociales. Un día después, la jueza Yamile Bernán ordenó la excarcelación del oficial karateca Ramírez.
  • El 11 de septiembre la Policía de la Ciudad reprimió a movimientos sociales que desarrollaban una jornada de protesta «contra el hambre» frente al el Ministerio de Seguridad porteño. Con la excusa de despejar el trazado del metrobús de la avenida 9 de julio, las fuerzas de seguridad gasearon a mujeres y niños, hirieron y detuvieron a cuatro manifestantes y destrozaron la cámara fotográfica del reportero Pedro Gómez.
  • El 1 de octubre, Claudio Romano fue ultimado de nueve balazos por la Policía de la Ciudad. El hombre, que trabajaba como remisero, estaba estacionado en la calle Malabia  del barrio de Villa Crespo, cuando recibió la balacera por parte de tres agentes de la Policía de La Ciudad. Beatriz Manzanelli, Daniela López y Ramón Pérez dispararon a quemarropa. Cuando cuando agonizaba en el asfalto, Romano fue rematado por Pérez. El hecho quedó registrado en las cámaras de seguridad del barrio. Les tres agentes están en libertad.
  • 8 y 9 de octubre, por orden del Jefe de Gobierno porteño, la Policía de la Ciudad reprimió violentamente a vecinos del del barrio de Constitución que resistían el desalojo del inmueble de calle Solís al 2100.
  • 21 de octubre la Policía de la Ciudad desató una feroz represión contra los manifestantes que se habían concentrado frente al Consulado de Chile. Hubo 9 detenidos, periodistas lastimados y existe la fuerte sospecha que los incidentes fueron iniciaron por policías de civil infiltrados.
  • El 30 de octubre, la Policía de la Ciudad detuvo al periodista Martín Rodríguez, cuando intentó mediar en la detención violenta de un joven por parte de un grupo de ocho agentes.
  • El 17 de noviembre, la agente Silvina Beñacar conducía un patrullero a toda velocidad cuando embistió la moto en la que viajaba Sandra Constante con su novio. Sandra murió tras el impacto. El hecho, que se produjo en la intersección de Camargo y Serrano del barrio de Villa Crespo, quedó registrado en las cámaras de seguridad y da cuenta que el móvil de la Policía de la Ciudad, cruzó el semáforo en rojo, sin balizas y in sirena. El 1 de diciembre, Beñacar fue excarcelada por el juez de instrucción porteño Alejandro Litvack.
  • 28 de noviembre, la Policía de la Ciudad reprime a médicos y médicas residentes y concurrentes  que se concentraron en la puerta de la Legislatura porteña para protestar contra el tratamiento de una ley que precariza su trabajo. Los efectivos, impiden el ingreso al recinto a Legisladores de la oposición que trataban de frenar la violencia policial.
  • El 7 de diciembre de 2019, Daniel Alejandro Lucero Quiroga  ultimaba por la espalda en el barrio de Barracas a Nahuel Acosta, un pibe de 18 años.  Lucero Quiroga, el asesino, es agente de la Policía de la Ciudad y no solo está libre, sigue cumpliendo funciones en esa fuerza

Los citados son algunos de los casos que tomaron estado público. La mayoría de estos hechos no trascienden y, sin embargo, son habituales. Vale citar como ejemplo, los operativos policiales que se despliegan a diario en la vía pública con el objetivo de erradicar a las personas que sobreviven de la vente callejera, en particular trabajadores y trabajadoras senegaleses.

Al igual que las cámaras de seguridad, la violencia policial sobreabunda en la Ciudad de Buenos Aires. Basta tomar nota del excesivo operativo seguridad que se monta con el objetivo de escoltar y/o amedrentar cualquier tipo de manifestación social, para comprender la magnitud del ideario represivo de la actual gestión de gobierno.

 

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