Por qué reconocerse en Rodolfo Walsh

por Ayelen Sidun

Rodolfo Walsh es para el periodismo y la comunicación de América Latina una figura fundamental. No solo como vanguardista de géneros, de escritura, de abordajes de la realidad, sino también como representante de la valiente decisión de, como bien supo expresar, dar testimonio en tiempos difíciles. En este mundo, claro, podemos decir que no hay tiempos fáciles: todos los años, todas las épocas, tienen sus batallas, con la importancia de las huellas del presente y el futuro.

Entregar un premio bajo el nombre de Rodolfo Walsh supone, además de un reconocimiento, una enorme responsabilidad. Reconocer y reconocerse en Walsh implica un proceso de dar esas batallas, que exceden al periodismo en sí y tiene que ver con la comunicación social: encabezar procesos que busquen cambiar el suelo que habitamos desde el más profundo sentir popular. El arte, la comunicación, la literatura, lo personal, lo político. Las palabras y la acción que pueden cambiar lo que nos duele: de eso se trata.

Seguramente Osvaldo Bayer, en el prólogo a su obra maestra «Operación Masacre», lo escribió mejor expresando: «La conciencia era su musa. Su conciencia lo seguía a todas partes. Ése era el parámetro de su vida: su conciencia». En definitiva lo que podemos afirmar es que Walsh articuló la excelencia en la práctica periodística y literaria con un enorme compromiso político. Atento a sus principios, a sus convicciones; esas convicciones que lo llevaron a ser asesinado por un grupo de tareas durante la última dictadura eclesiástica, cívica y militar.

El «Premio Rodolfo Walsh», nuestro máximo galardón en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, pretende, entonces, distinguir a periodistas e instituciones, personalidades de la política, el arte y la cultura que realizan prácticas de comunicación que se sustentan en los valores que representa la figura de Walsh.

En sus distintas categorías, el premio supone renovar el reconocimiento a la figura de Walsh y distinguir a quienes desde distintos ámbitos, ponen en acto las premisas representadas por su figura: la defensa de las causas populares, el respeto por los Derechos Humanos y la actualización del derecho a la comunicación.

Es por esos valederos motivos que, entendiendo la imposibilidad de disociar la ideología, como forma de interpretar el mundo, de la práctica, nuestra Facultad se identifica y compromete con los valores del periodista y escritor, cuyo nombre reconoce a las y los premiados y premiadas.

Por ello, el Premio está en consonancia con la principal motivación de nuestra unidad académica que es la formación de periodistas e investigadores con capacidad crítica sobre los sucesos sociales y con fuerte vinculación con la comunidad.

Las categorías del Premio se orientan en esos valores: la trayectoria periodística, la Comunicación Popular, la labor de presidentes latinoamericanos y los Derechos Humanos. Y quienes son reconocidos, surgen del debate democrático en nuestro órgano de gobierno, el Consejo Directivo.

El nombre de la distinción homenajea al periodista y escritor que, como un hito que demuestra su compromiso militante por la verdad, escribió la Carta a la Juntas días antes de su asesinato en la que denuncia el genocidio que se estaba cometiendo en la Argentina.

El 25 de marzo de 1977 fue asesinado por la dictadura un hombre que fue fiel a sus principios y brindó testimonios de su época. En él y en cada una de sus luchas, nos reconocemos.

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