¿Por qué se inunda Buenos Aires?

Tras las lluvias y el terror del sismo que sacudió el sábado el sur de Chile cobrando un centenar de vidas, y que también conmovió algunos edificios en Buenos Aires, los porteños sienten desprotección ante los fenómenos naturales, geológicos y climáticos. Y temen, en particular, la inundación total de la Ciudad.

¿Qué ha pasado en Buenos Aires para que un par de lluvias produzcan anegamientos de barrios enteros?

¿Por qué no sucedía esto hace 50 años?

Las respuestas que da Osvaldo Guerrica Echevarría, arquitecto y Coordinador de la Asamblea permanente de los Espacios Verdes Urbanos, son las siguientes:

a) se prolongó, hasta en más de 500 m de su lugar original, la desembocadura de los cinco arroyos que desaguan sobre el Estuario del Plata (mal llamado río).

b) se impermeabilizó la mayor parte de la entonces superficie absorbente de la Ciudad con nuevas construcciones.

c) se redujo sensiblemente la cantidad de espacios verdes, tanto públicos como privados.

d) se construyeron edificios en altura indiscriminadamente en casi toda la Ciudad, pero principalmente en las zonas cercanas a la costa (Puerto Madero, Microcentro, Retiro, Recoleta, Palermo, Belgrano, Núñez).

e) en la normativa constructiva de las zonas más densamente pobladas se eliminó la obligatoriedad de mantener el pulmón de manzana absorbente.

f) por obra de sucesivas repavimentaciones, el nivel de las calzadas ha sido elevado ostensiblemente.

g) existen barreras físicas, que separan zonas inundables de terrenos absorbentes (paredones del ferrocarril).

h) los conductos de desagote pluvial que conducen hacia los arroyos entubados, que finalmente desaguan en el Estuario, transportan también líquidos cloacales y efluentes industriales.

¿Cuál es el efecto de esta permisiva intervención sobre el cuerpo vivo de la Ciudad? ¿Cómo influye cada una de estas circunstancias, potenciando los efectos de una lluvia?

a) los arroyos de llanura, como los que atraviesan la Ciudad de BsAs, y que entubados han sido convertidos en pluvioductos, tienen muy poca pendiente y por lo tanto poca velocidad de escurrimiento. Si, alegremente, se prolonga su desembocadura con rellenos sobre la costa, el escurrimiento de las aguas se retarda sensiblemente (a mayor alejamiento de la costa original, mayor tiempo de desagote de los conductos). La costa de la Ciudad ha sido rellenada históricamente en una superficie que casi llega a los 40 Km cuadrados y la desembocadura de los arroyos ha sido prolongada hasta en 500 m. Este tipo de tareas continúa en la actualidad para ejecutar las obras ilegales de la ampliación del Aeroparque Jorge Newbery.
b) el auge de la construcción en propiedad horizontal, ya sea entre medianeras o en edificios de perímetro libre (torres), eliminó la existencia de terrenos privados absorbentes.

c) durante el siglo XX se redujo la cantidad de espacios verdes públicos en más de 50 hectáreas. Esto, además de ser un perjuicio directo a la población porque se le eliminó la posibilidad de su disfrute, se constituyó en una sensible pérdida de superficie absorbente.

d) las fundaciones de los edificios en altura implican excavaciones muy profundas que sobrepasan largamente las dos primeras napas de agua. Es a través de estas napas, que los terrenos aún absorbentes acumulan el agua y la envían al estuario. La red de bases de hormigón construidas, son verdaderos diques subterráneos que impiden la evacuación de las aguas de lluvia, retrasando, y muchas veces impidiendo el escurrimiento. Este efecto es conocido como el «endicamiento de la napa freática».

e) los códigos indicaban la existencia de un «pulmón de manzana absorbente». Esta obligación dejó de existir y desde hace más de veinte (20) años se permite construir sobre planta baja en cada parcela; entonces, el pulmón de manzana perdió su condición de permeabilidad.

f) las calles de la ciudad estaban empedradas en un nivel por lo menos 20 cm por debajo de la vereda. Las sucesivas pavimentaciones y repavimentaciones sobre el adoquinado original ha invertido esa relación; las calles (salvo la cuneta de hormigón) han quedado más altas que las veredas, facilitando así la inundación inmediata de estas.

g) los largos y continuos paredones que rodean los antiguos predios ferroviarios siguen existiendo, a pesar de que su eliminación haría desaparecer una barrera física entre el agua de las zonas inundadas y un gran sector de superficie absorbente.

h) una parte significativa de la sección útil de los pluvioductos, es utilizada desde hace más de veinte (20) años por líquidos cloacales y efluentes industriales no tratados, ya que la red cloacal está colapsada desde entonces y no existen plantas de tratamiento de efluentes. Esto hace que, no sólo se reduzca la posibilidad de evacuación rápida de las aguas de lluvia, sino que estos líquidos altamente contaminados, descarguen «en crudo» en nuestro ya contaminado estuario.

i) la construcción de playas de estacionamiento subterráneas en los espacios verdes, que convierte las plazas en verdaderos maceteros, impide la absorción de aguas de lluvia y contribuye a la inundación.

¿Cuáles son las soluciones?

Todo lo anterior es sabido y reconocido por profesionales y técnicos de diversa extracción, pero dirigentes políticos y funcionarios siguen proponiendo megaobras de transporte, almacenamiento y evacuación de aguas de lluvia (como el peligroso proyecto de los túneles aliviadores del Maldonado) que significan gastos extraordinarios -aún con endeudamiento externo-. Y no contemplan la posibilidad de parar de construir, parar de impermeabilizar; y proceder a ejecutar proyectos vecinales básicos, como son los de generar nuevas tierras absorbentes en los predios del dominio público del Estado Nacional dentro de la Ciudad (ferroviarios, militares, ex Mercado de Hacienda, que suman más de 300 hectáreas), y construir un lago regulador sobre la ex playa ferroviaria de Palermo.

Fuente: Agencia Paco Urondo.