Racismo y sexismo en los dibujos animados

Las mujeres negras, marronas, o racializadas han sido históricamente representadas  en los medios de comunicación como mujeres empobrecidas, adictas, prostituidas, hipersexualizadas, ignorantes, ocupando siempre roles de servicio, agresivas (reproduciendo el estereotipo de la negra enojada), violentas y conflictivas,  afirma Esther Pineda G., autora del libro “Las mujeres en los dibujos animados de televisión, una aproximación sociológica”.

por Melina Schweizer

En el libro “Las mujeres en los dibujos animados de televisión, una aproximación sociológica”, la doctora en Ciencias Sociales y escritora Venezolana Esther Pineda G, desde el análisis del discurso, y sin obviar argumentos con perspectiva feminista, propone indagar los mecanismos que contribuyen a mantener una representación sexista de las mujeres.

A partir del estudio de los dibujos animados: “Los Simpson, Padre de Familia y Padre Americano”, la autora examina una década de consolidación y mantenimiento del patriarcado en el mundo animado.

El libro tiene como objetivo ayudar a comprender lo nocivo que pueden llegar a ser los mensajes fijados a través de los dibujos animados. A partir del análisis crítico estos discursos, Esther Pineda G., inicia una indagación cualitativa, con perspectiva feminista, para converger en una investigación teórica y documental que aporta al proceso de visibilización de la situación de exclusión de la mujer.

“Las mujeres en los dibujos animados de televisión, nacen como una iniciativa producto de una marcada preocupación por el papel e influencia de los mass media en la configuración, transmisión y mantenimiento de dinámicas e identidades de los hombres y las mujeres en nuestra sociedad. Específicamente en el rol que juegan los dibujos animados en dicha praxis, dado que a partir de éstos se promueven y mantienen estereotipos y estigmas sobre las mujeres que pretenden pasar inadvertidos en los contenidos discursivos y representaciones visuales de los personajes y sus escenarios” señala Pineda en la introducción de su libro.

Los dibujos animados analizados en este libro referidos a la representación de la mujer son: “Los Simpson, Padre de Familia y Padre Americano”, dado que éste es el más referenciado desde hace más de una década.

¿Quién no le ha dicho alguna vez a una amiga que inició una dieta vegetariana el clásico meme Simpsoniano “No vives de ensalada”? Es que estos dibujos animados han dejado de ser la representación cómica de la sociedad norteamericana para convertirse, a partir de sus doblajes, en una referencia universal. Sobre esta hipótesis, Esther Pineda G. conversó con Periódico VAS.

Una de las tesis que sustenta su libro expone que la representación de la mujer en los dibujos animados perpetúa sexismo y la violencia hacia las mujeres, ¿por qué?

Todos los contenidos de la industria cultural y específicamente los productos cinematográficos y mediático-televisivos reproducen el sexismo, los estereotipos y roles de género, y la violencia contra la mujer, contexto en el cual los dibujos animados no son una excepción. ¿Por qué ocurre esto? Porque los dueños de los grandes medios de comunicación siguen siendo hombres, porque son los hombres quienes siguen liderando los espacios de decisión en los medios de comunicación, porque los hombres siguen siendo la mayoría de los directores y productores de los contenidos que consumimos, porque los medios de comunicación a través de su diversa programación ha sido uno de los ámbitos más productivos para producir, reproducir, divulgar, masificar e institucionalizar los prejuicios y estereotipos sexistas. Es decir: funciona. Y en el caso específico de los dibujos animados, al ser productos consumidos desde los primeros años de vida, categorizados por lo general como ‘entretenimiento inofensivo’,  permiten socializar a niños y niñas de forma más eficiente desde temprana edad, al mismo tiempo que el carácter sexista de estos contenidos no suele ser tan cuestionado o interpelado como otros contenidos mediáticos. Tampoco suelen ser supervisado o acompañado su consumo por los adultos. Sin embargo, en la actualidad en las representaciones mediáticas y en los dibujos animados conviven los contenidos tradicionales, prejuiciosos, estereotípicos y sexistas, junto al contenido que incorpora algunas pretensiones feministas y vindicativas de la situación de la mujer, incluso en un mismo producto cinematográfico y mediático vemos ambas narrativas.

Los rasgos de violencia y sexismo en los dibujos animados de la programación infanto-juvenil se han vuelto un clásico de la cultura pop, ¿qué propone usted para desarticularlo, o por qué es tan importante cuestionarlos?

Hay que problematizarlo y estudiarlo con profundidad, divulgarlo, visibilizarlo y denunciarlo con los recursos de lo investigado y, posteriormente, exigir y presionar a la industria del cine, la televisión y plataformas de streaming para generar cambios en los contenidos.

Algunos defensores/consumidores de este tipo de formato señalan que cuestionar series como LOS SIMPSON desde una perspectiva feminista actual forma parte de la cultura de cancelación, conformada por una generación de cristal, que todo lo quiere PROHIBIR/CANCELAR, qué opinión le surge al respecto.

Creo en la problematización y el cuestionamiento de los contenidos no se hace para cancelar o para que desaparezca lo que ya existe, sino para que esto no se siga profundizando, reproduciendo y transmitiendo ese mensaje sexita, ni en la actualidad ni en el futuro. La revisión y la crítica de los contenidos del pasado, donde subsisten discursos y representaciones estereotípicas, sexistas, racistas y homofóbicas deben servir de guía sobre los contenidos que ya no queremos en la actualidad y en el futuro.

¿Cómo son representadas las mujeres negras, marronas o racializadas en los dibujos animados actuales?

Las mujeres negras históricamente han sido representadas por los medios de comunicación como mujeres empobrecidas, adictas, prostituidas, hipersexualizadas, ignorantes, ocupando siempre roles de servicio, agresivas (reproduciendo el estereotipo de la negra enojada), violentas y conflictivas. En los dibujos animados como han sido productos cinematográficos y mediáticos dirigidos a las infancias no podían reproducirse estos estereotipos, por lo cual simplemente se excluyó a las mujeres negras de los dibujos animados. Sin embargo, las mujeres negras son hipersexualizadas y mostradas como enojadas, regañonas y hostiles en series animadas dirigidas al público adulto como es el caso de Morocha Amorocha en La casa de los dibujos o los personajes de Donna o Roberta en Cleveland Show. En sus inicios la única mujer negra que apareció en los dibujos animados fue Mammy Two Shoes en Tom y Jerry, una mujer negra trabajadora doméstica quien, además, aparece siempre sin rostro. Posteriormente comenzaron a ser incluidas en algunos productos mediáticos pero, la mayoría de las veces, como personajes de relleno, sin diálogos, sin participación, personajes sin desarrollo que, por lo general, aparecían entre un grupo más grande o como una de las amigas de la protagonista o personaje destacado del dibujo animado. Durante los años 90 y 2000 pudo verse el caso de Juanys en Los Simpsons, Miranda en Ginger, Susie en Rugrats; perspectiva que persiste en la actualidad, como, por ejemplo, alguna amiga negra en las series animadas de Barbie, Missy en Boca Grande. Son pocos los productos animados de cine, televisión o streaming donde las niñas o mujeres negras tienen roles protagónicos o vindicativos, por ejemplo Penny en la Familia Pround, Tiana en La princesa y el sapo, Tisha en Doctora juguetes, y más recientemente Karma en la serie El mundo de Karma.

Últimamente se están produciendo películas y series animadas que buscan plasmar la diversidad cultural predominante en occidente, sin embargo, se siguen utilizando estereotipos, clichés, tokenismos, ¿a qué se debe esto?

En la industria del cine y televisión animado se vienen dando cambios en cuanto a las representaciones, contenidos que intentan ser menos sexistas, como la inclusión de personajes LGBTI, la incorporación de diversidad étnico-racial y representaciones culturales latinoamericanas, esto responde a una mayor incorporación y participación de mujeres, personas racializadas, migrantes y LGBTI en esta industria. En la medida que hay mayor diversidad entre quienes producen los contenidos, se abre la posibilidad de incluir personajes de la diversidad. Sin embargo,  siguen siendo minoría, es decir, estos cambios cambios e incorporaciones se dan en proporciones muy pequeñas. A esto se le suma las resistencias culturales que persisten en el ambiente a la hora de incorporar nuevas narrativas y representaciones no estereotípicas ni prejuiciosas. Y, finalmente, se sigue recurriendo a los estereotipos y clichés, porque, lamentablemente, pese a las críticas y denuncias que viene recibiendo la industria del entretenimiento, estos contenidos siguen funcionando, siguen siendo vistos normales, continúan gozando de aceptación social.

La adaptación de La sirenita generó muchas críticas debido a que la actriz afrodescendiente Halle Bailey protagonizó dicha cinta. Uno de los argumentos de los consumidores de cine animado es que “la inclusión forzada” no crea representatividad, entonces la pregunta es: ¿Este tipo de remake crea representatividad o es solo un lavado de cara de la industria con la finalidad de ganar dinero?

La presión social ejercida sobre la industria mediática y cinematográfica, a partir de la visibilización y denuncia de su contenido racista, de alguna forma ha contribuido a que se incorporen (muy tímidamente) nuevas narrativas y representaciones sobre la población negra, que, si bien no transgreden el estatus quo, no erradican los prejuicios, los estereotipos y el racismo, al menos conviven con las tradicionales. ¿Estos cambios los realizan porque las empresas han tomado conciencia? No. ¿Lo hacen porque ha desaparecido el racismo? No. ¿Porque han cambiado las concepciones sobre la población racializada? No. Sería ingenuo creerlo y esperarlo. Esta industria como cualquier otra busca mantener sus ganancias e incrementarlas, al mismo tiempo que intenta evitar la pérdida de espectadores y captar nuevos, sobre todo en una época donde la población racializada, históricamente estigmatizada y desestimada también comienza a ser percibida como consumidores. Por eso adaptan e instrumentalizan a la población racializada. Sin embargo, pese a que esta inclusión y esta diversidad no proviene de un cambio en las concepciones e imaginarios, es positiva y es necesaria porque le proporciona a las niñas, niños y adolescentes negros referentes con los cuales identificarse, en los cuales verse representados, en los cuales hallar sus facciones, su cabello, su color de piel -en el producto mediático históricamente asociada a lo malo, lo indeseable, lo criminal-. Lo ideal sería que esta inclusión no sólo tenga lugar en remakes, sino que se creen cada vez más tramas con personajes racializados, con diálogos, con presencia, con desarrollo. Viola Davis lo dijo: Como mujer negra no puedes ganar un premio para papeles que simplemente no existen.

Pequeña ficha técnica del libro:

La investigación realizada por Esther Pineda G. sobre “Las mujeres en los dibujos animados» se desarrolla en cuatro capítulos: “La construcción sexista de la feminidad en los dibujos animados de televisión”. “Dibujos animados la feminidad estereotipada 1916-2000”. “Marge, Lois y Francine la mujer animada… la mujer separada”.  Y,  por último “Los dibujos animados y el discurso feminista”.

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