Raúl Serrano: «Somos una sociedad grotesca»

Por Johanna Chiefo*

A pocos días de estrenar “Giacomo”, Raúl Serrano habló sobre el trabajo con los actores, la elección del género grotesco y su correspondencia con la sociedad actual.

1 AM, miércoles otoñal. Las calles de Balvanera en profundo silencio. Por Sarandí, a metros de Independencia, una antigua puerta roja. Adentro, la mítica Escuela de Teatro de Buenos Aires sin el bullicio estudiantil. Escaleras arriba, siete actores transpiramos la camiseta. Dirige el maestro Serrano. Ensayo de “Giacomo”, delicioso grotesco discepoliano. Raúl se exalta, se para cerca de los actores y grita: “¡Más!.. ¡En el cuerpo!… ¡Morite!”. Corta y vuelve a empezar, se mete en escena con una energía que no respeta sus setenta y tantos años. Al preguntarle por su salud, contesta: “hace poco me hice un chequeo general y estoy mejor que hace siete años”. Las luces se apagan, la magia se va a dormir y, café mediante, Raúl habla sobre esta rica pieza criolla.

 ¿Qué te impulsó a trabajar este grotesco?

A veces, los motivos por los que uno hace teatro no responden a elecciones muy pensadas. Me encontré con un actor apropiado para el personaje, me pidió que trabajáramos juntos y pensé: ¿por qué no? Noté un faltante de Discépolo en la oferta teatral, así que elegí “Giacomo”, que no fue muy representada. Para completar el equipo, decidí convocar egresados de mi escuela que habían demostrado condiciones.

 Sabemos que en tiempos de Discépolo, las obras hablaban de temas cotidianos y los elencos eran puramente argentinos. Hoy en día, ¿qué cambió? Además, ¿te parece que le podrá gustar al público teatrero joven?

Antes el público se reconocía en estas obras. Hoy, en medio de la “pop art” y la globalización, el lenguaje artístico se internacionalizó y la identificación se dificulta. Por otro lado, no sé detectar públicos futuros porque pertenezco a una generación que trabajó el arte como una expresión de sus ideas y deseos, y no en relación con el público. Pero la pieza es divertida y logramos excelentes actuaciones, de modo que los jóvenes podrán disfrutarla.

Todas las piezas de Discépolo refieren la pérdida de los valores ante el dinero: “El organito”, “Mateo”, “Stefano”… ¿qué podés destacar de “Giacomo”?

Fuimos y somos una sociedad basada en el lucro. “Giacomo” es una radiografía de eso: una familia espera la muerte del tío para heredar su fortuna. Aquí hay una crítica profunda del modo en que vivimos. Esta pieza resulta difícil de estructurar, porque fue muy prolijamente escrita y desarrolla historias paralelas que no incluyen al protagonista. Quise poner el foco en él y reemplazar el relato por la acción. Con esta obra planteo un problema, y dejo en claro de qué lado estoy. Las conclusiones, que las saquen los espectadores.

En cierto momento te inclinaste hacia el teatro brechtiano, ¿por qué lo descartaste?

Brecht fue y es un autor importante, pero la última vez que lo trabajé (con “La madre”) quise ser estrictamente brechtiano y no pude. Porque el teatro tiene sus propios valores, y es más efectiva la combinación entre distanciamiento y empatía que usar sólo el distanciamiento puro propuesto por Brecht. En ese caso, el espectador se queda mirando detrás de un vidrio, por afuera de la situación dramática. Estoy más cerca de la ideología de Brecht que la de Discépolo pero, en definitiva, estamos haciendo teatro.

Desde hace 5 meses tenemos 6 horas semanales de ensayo, ¿cómo fue el proceso?

Trabajé con los actores. Es decir, no hice un trabajo de dirección muy excelso en cuanto a la investigación de mundos posibles; me acerqué más como maestro que como director, no lo destaco como una virtud. Generalmente me cuesta despegar del papel de maestro, pero aquí me costó especialmente, porque accedí al trabajo a partir de mi experiencia con los actores (y no al revés).

¿Cómo podríamos insertar esta pieza en el marco social actual?

El grotesco combina drama y comedia que no son categorías solo estéticas, sino que implican una mirada ética. Con la comedia nos reímos del disvalor y con el drama sufrimos la pérdida del valor. En el grotesco, en cambio, esto fluctúa. Es un género ambiguo que no se sabe si es dramático o no, porque en sus tiempos (años 30) la pérdida de valores era evidente. Entonces, es una pieza adecuada para esta época, que se ha dado en llamar postmoderna, porque hoy también hay una pérdida del canon, una igualación en la escala de valores. En otras palabras, somos una sociedad que no distingue un valor de otro, somos una sociedad grotesca.

Ficha técnica de Giacomo:

Dirección: Raul Serrano
Asistente de Dirección: Manuela Serrano Bruzzo
Actúan: Jorge Ochoa, Xristian Grilli, Lourdes Cerdán, Johanna Chiefo, Noelia Torregiani, Annie Fink, Hugo Gregorini.

*Johanna Chiefo es periodista, actriz, e integrante del elenco de “Giacomo”.

GROTESCO 2013

Teatro del Artefacto  (Sarandí 760, Cap. Fed.)

GIACOMO – Dir.: Raúl Serrano-Desde el 1 de junio, todos los sábados-21 hs.

UNA MUJER AMAESTRADA – Dir..: Claudio Grillo-Domingos-19hs

DON CHICHO 17 de octubre-20:45 hs

EL MOVIMIENTO CONTINUO – 17 de octubre-22:30hs

En otras salas

MUSTAFÁ – Dir.: Basia Fiedorowicz -Desde el 5 de julio, vierrnes -22 hs.-Actors Studio (Díaz Vélez 3842)

EL ORGANITO -Dir.: Julio Baccaro-De jueves a sábados, 20hs; domingos, 19hs.-Teatro de la Ribera (Av. Pedro de Mendoza 1821)

 

Comentarios

  1. Giacomo sería ahora un viejo jubilado que espera la sentencia, cobrarla cual las dos la de la vida la del trabajo ,entre veredas rotas arreglos de absurdos parantes puestos mas absurdos, todavía. Nada es convencional como en la escena hay desniveles q fluyen
    y se llega tarde a todos lados, es parte de la sociedad grotesca .Cuanto extraño la verjas y sus aromas de magnolias y azahares del limonero, pero resistimos ,ya no con una sonrisa justo hoy moría por escribir y el maestro me ofrece porque los grotescos navegadores me dejaron sin exclusas ni escusas ! Gracias los amo

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