Visibilizar para Humanizar. Tercera entrega

 

Perdón / es la pobreza / que ha invadido /  las calles.
Las vidrieras /despliegan / paraísos de otros.
Es cierto / algo / ha cambiado.
Los espejos  / cesantes / y cada vez / más pálidos / devuelven el futuro.
En la babel / del hambre / a ras del suelo / cada pobreza / habla / otra vez / otra vez / una lengua / distinta.
                                                                                                                                     

Los Pobres de Babel – Mario Benedetti

 

La constante desvalorización o invalidación de cualquier tipo de iniciativa popular está instalada en las entrañas mismas del poder estatal. De hecho, muy pocas logran traspasar la tripa burocrática e instalarse en los recintos legislativos. Si, tras enroques, desdenes y otros flagelos, logran convertirse en leyes, corren el riesgo de ser vetadas por el Ejecutivo.
Sobran ejemplos de iniciativas populares que nunca pudieron franquear la insondable apatía de los palacios legislativos. A nivel nacional los proyectos de ley de puntos de cultura, la ley de  fomento a la producción de revistas culturales independientes y autogestivas o la ley de danza, son sólo algunos ejemplos. En el Parlamento porteño, el proyecto de ley de protección y fomento de la producción independiente y autogestiva de comunicación cultural por medios gráficos y digitales (Ley Cascioli), la iniciativa de recuperar el cine-teatro Urquiza o la propuesta de la Banca del Vecino, corren la misma suerte.
Pese al carácter participativo de su Constitución, la Ciudad de Buenos Aires sostiene a nivel gubernamental una encarnizada indolencia hacia cualquier tipo de iniciativa popular.
Los proyectos que afectan la vida y el hábitat de los porteños, se engendran en cenáculos del poder ejecutivo o corporativo. A estas iniciativas, la Legislatura, cual diligente escribanía, los convierte en leyes de inmediato.

Las formas del ninguneo

¿Para qué sirve toda esta argumentación? Para entender la lógica del poder. “Según un censo no oficial, al menos 4300 personas duermen en la calle en la ciudad de Buenos Aires”[1], titulaba, el 20 de junio, el diario La Nación la crónica sobre el informe del Primer Censo Popular de Personas en Situación de Calle. Lo ‘no oficial’ remite a algo dudoso. Lo suficientemente dudoso como para justificar el silencio sepulcral en el que se sumió el Gobierno porteño.
Larreta recuperó la palabra para anunciar la peatonalización de avenida Corrientes. Esa especie de Broadway porteño, que costará a los vecinos más de 300 millones de pesos, ni siquiera ingresó como proyecto a la Legislatura. Cuando lo haga, tendrá adosado un pedido de ampliación presupuestaria. Sin embargo, la versión digital del diario La Nación del 25 de julio,[2] difundió el anuncio como si contara con la venia de toda la ciudadanía porteña.
Estos ejemplos demuestran que para el poder de turno es mucho más importante la inversión en obra pública, que el bienestar o el buen vivir de los vecinos de la Ciudad.

La única verdad es la realidad

El día 26 de junio, por la mañana, mientras Larreta hablaba de las virtudes del tránsito peatonal, la policía molía a palos a los trabajadores de Pepsico que marchaban al Obelisco pidiendo trabajo. Ese mismo día, mientras, intramuros, la horda parlamentaria exhibía su indigencia moral. Cientos de personas tapizaban de frazadas rejas y escalinatas del Congreso. Bajo la consigna ‘la calle no es un lugar para vivir’, reclamaban por el reconocimiento de sus derechos ciudadanos. A ellos no los molió a palos la policía. Lo hizo la indiferencia de la clase política.
El viernes 28 de julio cientos de personas en situación de calle acamparon al pie del Obelisco porteño. “A casi 15 días de la presentación del Censo Popular de Personas en Situación de Calle en la Ciudad, no hemos tenido una sola respuesta oficial”, decía Rafael Klejzer, miembro del Movimiento La Dignidad, una de las más de cincuenta organizaciones populares que participaron en este relevamiento. Klejzer asegura que, desde entonces, el número de vecinos que pasan el día y la noche a la intemperie se elevó a 5800.
“No tener un buen diagnóstico sobre la cantidad de personas en situación de calle significa seguir retaceando el presupuesto”, explica Laura Velasco, integrante del Consejo Social y Económico de la Ciudad, a la hora de explicar la negativa del Gobierno porteño a reconocer las cifras del Censo Popular. “Aceptarlas, obligaría al Ejecutivo a rediseñar sus políticas públicas” agrega la dirigente social.

Aspectos metodológicos del Censo Popular  

Más allá de las interpretaciones, ninguneos y obstrucciones que se hagan desde los distintos estamentos del poder, lo cierto es que, sin aparato publicitario ni recursos económicos, un conjunto de organizaciones sociales llevaron a cabo el relevamiento ‘no oficial’ de personas en situación o riesgo de calle, tal como lo establece la ley[3] que el Ejecutivo omite o desconoce. Por su rigurosidad, esta estrategia de trabajo demandó dos meses de capacitación a los 430 censistas que recorrieron la ciudad organizados en 48 equipos.
La metodología implementada consistió en el barrido territorial de la totalidad de la ciudad de Buenos Aires. La experiencia previa de cada organización social facilitó la elaboración de una planilla de recolección de datos, que no sólo da cuenta de la cantidad de personas en situación de calle y/o en riesgo de estarlo, Sino que también revela información cualitativa sobre las características de la población relevada[4].

Las cifras de la vergüenza

Del universo de personas en situación de calle que respondieron el censo, el 86,5% son adultos y el 13,5% menores (niños, niñas y adolescentes). Entre la población adulta el 74,5% son varones, el 24,5% mujeres y el 1% personas trans.
Respecto de los menores, el 45% es de sexo femenino y el 55% masculino. Es importante destacar que, pese a la enorme dificultad que les acarrea sostener la escolaridad, el 73,6% de estos menores concurre a la escuela. Este dato aniquila el estigma de que estos padres no se preocupan por la educación de sus hijos. Sobre todo porque sólo el 38,2% dice cobrar la asignación universal por hijo.
El 80% de las personas relevadas duerme en la calle. El 20% alterna el pernocte en la vía pública con otros dispositivos: la red de alojamiento nocturno transitorio, la casa de algún familiar o amigo, hoteles o pensiones y otros lugares como espacios tomados o locales abandonados.
Otro dato relevante es que el 49 % de las personas que viven en la calle están solas. El 21 % se nuclea en grupos o ‘ranchadas’. El 12% son familias, en tanto que el 18% no supo o quiso brindar datos sobre su situación personal.

Trayectoria en situación de calle

El 38% de quienes respondieron la encuesta lleva viviendo en la calle más de seis años. El 1,5% no sabe. El 20 % entre tres y seis años. El 17,5% entre uno y tres años y el 23% menos de un año. Estos porcentajes condicen con el informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina que establece, para el área metropolitana, un aumento de la tasa de pobreza del 32,2%  y de indigencia del 6,3%[5]. También concuerda con los datos vertidos Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno porteño, donde se constata que en el período enero 2016 -mayo 2017, la pobreza se incrementó el 18% y la indigencia el 5%.[6]

4394 almas

En función de las personas en situación de calle que respondieron la encuesta, así como las que se negaron a responder, pero fueron observadas por los encuestadores, se detectaron: 3800 personas adultas y 594  personas menores (niños, niñas y adolescentes) viviendo en situación de calle. Es decir que en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires, hay 4394 personas en situación de calle.
Las zonas de mayor concentración son el barrio de San Telmo con 356 personas, Palermo con  282, Retiro con 282, Balvanera con 269, Constitución con 215, Villa Soldati con 201, Barracas con 166, Mataderos con 156. Flores con 159. Caballito con 149, y Parque Patricios -dónde está anclada la Jefatura de gabinete porteña-, cuenta 152 personas viviendo a la intemperie. Recoleta y San Cristóbal mantienen guarismos similares: 136 en el primero y 135 el segundo. Montserrat y Chacarita 114 y 118, respectivamente. El resto de los 48 barrios porteños, cuenta con cifras inferiores a las 100 personas. De este segmento, el dato más relevante es el de Puerto Madero, donde hay 32 personas viviendo en situación de calle.

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[1] http://www.lanacion.com.ar/2045199-segun-un-censo-popular-al-menos-4394-personas-duermen-en-la-calle-en-la-ciudad-de-buenos-aires
[2] http://www.lanacion.com.ar/2046949-asi-quedara-la-peatonal-nocturna-de-la-avenida-corrientes
[3] http://www2.cedom.gob.ar/es/legislacion/normas/leyes/ley3706.html
[4] https://es.scribd.com/document/354356855/Informe-Preliminar-1%C2%BA-CPPSC#from_embed
[5] Pobreza y desigualdad por ingresos en la Argentina urbana 2011-2016 Observatorio de la Deuda Social Argentina, Datos de la Pontificia Universidad Católica Argentina. http://www.uca.edu.ar/uca/common/grupo68/files/2017-Observatorio-Informe-Pobreza-Desigualdad-Por-Ingresos-2010-2016.pdf
[6] Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Disponible en https://www.estadisticaciudad.gob.ar/eyc/?cat=166

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