Adolfo Pérez Esquivel: Construir un Pensamiento Propio
Arquitecto, escultor y docente, Adolfo Pérez Esquivel, trabaja con organizaciones populares involucradas en el movimiento pacifista cristiano de Latinoamérica. En 1973, funda el Movimiento Ecuménico de Paz y Justicia, y, dos años después, participa en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. A partir de 1976, contribuye a la formación y el afianzamiento de los lazos entre las organizaciones populares defensoras de los Derechos Humanos y de apoyo a las familias de las víctimas de la represión militar. El Servicio de Paz y Justicia sirve como instrumento para la defensa de los Derechos Humanos a través de la promoción de una campaña internacional que denuncia las atrocidades cometidas por el régimen militar. Durante 1977-1978 es encarcelado en los cuarteles de la Policía Federal, donde es torturado, retenido sin proceso y liberado 14 meses después. Estando en prisión, recibe el Memorial de Paz Juan XXIII. En 1980 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos en defensa de los Derechos Humanos.
En esta primera parte de la entrevista, concedida a Periódico Vas, Adolfo Pérez Esquivel analiza la situación actual de los Derechos Humanos en el contexto nacional e internacional, el rol de la democracia como garantía de la vigencia de estos derechos, y la contrapropuesta a la Cumbre de las Américas a partir de la Cumbre de los Pueblos.
Adolfo Pérez Esquivel está en la puerta de su despacho despidiendo a los periodistas de la televisión española que acaban de entrevistarlo. Sin hacerse esperar, me recibe con un saludo cálido. El arquitecto Alberto Presbich siempre decía que el Obelisco era “su pecado de juventud” -comenta, al ver la tapa de Periódico Vas- algo que él había imaginado, construido, pero que seguramente ya no lo pensaba igual… Lo cierto es que hoy no nos podemos imaginar a Buenos Aires sin el Obelisco.
P.Vas: ¿Cuál es el panorama de los Derechos Humanos en la actualidad?
A. Pérez Esquivel: Existe una primera generación de Derechos Humanos, que son las garantías civiles y políticas que todas las personas tienen por igual. También hay una segunda y una tercera generación de Derechos Humanos, que son los derechos económicos, sociales y culturales. Por ejemplo: se violan los Derechos Humanos cuando los niños se mueren de hambre; cuando no se proveen recursos para la salud ni para la educación; cuando los adultos no tienen acceso a un trabajo digno; o cuando no hay libertad de expresión. En la tercera generación están los derechos de autodeterminación de los pueblos, y el derecho al medio ambiente. Estas tres generaciones de Derechos Humanos son las que conforman la totalidad en lo que respecta a los valores, derechos y objetivos de una sociedad. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, que los países miembros de las Naciones Unidas firmaron y ratificaron, en 1948, está vigente. Pero hay cosas que en la práctica no se cumplen.
P.Vas: Cuando hablamos de Derechos Humanos nos preguntamos, ¿quién viola los Derechos Humanos?
A. Pérez Esquivel: El Estado es el primero en violar los Derechos Humanos al no garantizarlos a toda su población. Mucha gente cree que los grupos guerrilleros o terroristas violan los Derechos Humanos, cuando en realidad lo que hacen es cometer delitos. Estos delitos deben ser juzgados de acuerdo con las normas jurídicas de un país o dentro del Derecho Internacional. Por ejemplo: Estados Unidos, invadió al pueblo de Afganistán, en represalia por los atentados terroristas del 11 de septiembre, violando el derecho de soberanía de ese pueblo, el derecho al medioambiente, y sometiendo al hambre, a la muerte y al horror, a millones de inocentes.
P.Vas: Otro tanto hizo con Irak, con el pretexto de que ese país tenía armas de destrucción masiva.
A. Pérez Esquivel: Antes de la invasión de Estados Unidos, estuvimos doce días en Irak. Recorrimos 12.000 km del desierto desde Aman, Jordania hasta Bagdad. La situación ya era entonces sumamente crítica. Irak fue destruido durante y después de la Guerra del Golfo; con decirte que ni siquiera tenía la posibilidad de mantener la cadena de frío de las vacunas y de los medicamentos. Estaba colapsado, con las industrias paralizadas debido al bloqueo que le impusieron Estados Unidos y Gran Bretaña. Las guerras contra Afganistán e Irak no responden a ninguna razón humanitaria sino únicamente a los intereses políticos y económicos de los Estados Unidos.
P.Vas: ¿Por qué Estados Unidos necesita provocar guerras?
A. Pérez Esquivel: Estados Unidos enfrenta una crisis económica muy fuerte, por lo tanto, necesita provocar guerras. Y si no hay causas, se inventan. Provocar guerras es la única forma de poner en movimiento el complejo industrial militar, que le permite a Estados Unidos liberarse de la presión de una economía que se está hundiendo. Levantan la economía a través de la industria armamentista: fabrican armas, exportan armas y usan armas. Hay dos grandes comercios en el mundo: uno es el comercio de las armas; y el otro es el comercio de las drogas, manejado también por los fabricantes de armas.
P.Vas: ¿Qué opina de la visita de Bush a nuestro país para participar de la Cumbre de las Américas en el mes de noviembre?
A. Pérez Esquivel: Bush no va a tener un cálido recibimiento, porque hay una oposición muy fuerte a su llegada. En Mar del Plata, ya están apostados agentes del FBI y la CIA; han sacado a los trabajadores de los hoteles para poner personal propio; piensan cercar la ciudad, de manera que los habitantes tendrán que usar credenciales para entrar y salir del “cerco”. Lo patético es que Bush va a estar en un portaaviones y lo van a trasladar en helicóptero. Nos preguntamos entonces: ¿a quién le tiene miedo Bush? Y la respuesta es que, indudablemente, le tiene miedo al pueblo.
P.Vas: La Cumbre de los Pueblos surge como una contrapropuesta a la Cumbre de las Américas, ¿qué plantearán en Mar del Plata?
A. Pérez Esquivel: La Cumbre de los Pueblos surge como instancia de resistencia a la Cumbre de las Américas. Se hace paralelamente y en franca oposición a la Cumbre de las Américas. Hace tiempo estamos trabajando en decirle: No al ALCA. No a la militarización, No a la deuda externa o eterna. No a la pobreza. Ahora, todos estos “No” tenemos que transformarlos en “Sí”. Porque no podemos quedarnos en la oposición, tenemos que decir qué es lo que queremos. La Cumbre de los Pueblos es la instancia para construir este nuevo pensamiento. Enviaremos cartas a todos los presidentes del hemisferio con propuestas, alternativas y objetivos. Explicando las razones por las que nos oponemos al ALCA, un acuerdo de libre comercio que Estados Unidos pretende para Latinoamérica y que significa la recolonización de América Latina y la pérdida de nuestra soberanía. Además, vamos a trabajar en la propuesta de los pueblos frente a la Deuda Externa. Frente a la pobreza. Frente a la militarización de Latinoamérica, como la que se llevará a cabo en Paraguay, donde el gobierno hizo un acuerdo con Estados Unidos que permite el ingreso en ese país de tropas norteamericanas con total y absoluta impunidad.
P.Vas: ¿Cuál es la alternativa al ALCA?
A. Pérez Esquivel: Hay una propuesta alternativa al ALCA, que nace en Venezuela, el ALBA, que propone otro tipo de integración continental y de igualdad entre los pueblos, a partir del fortalecimiento de sus propias instancias. En cambio, lo que pretenden Estados Unidos y Europa para Latinoamérica, significa la muerte de nuestras culturas. Ya existen antecedentes de esto: por ejemplo, el tratado de libre comercio que hizo Estados Unidos con México, el NAFTA. Actualmente, México, donde nacieron los hombres y mujeres del maíz, tiene que importar maíz transgénico de Estados Unidos. Y México se ha transformado en un país, donde se hacen autopartes de automóviles o computadoras, que se ensamblan en Estados Unidos. Luego, Estados Unidos vende esas computadoras a los mexicanos a precios del mercado estadounidense, no a los costos de los salarios de los trabajadores.
P.Vas: ¿Cómo conjuga la resistencia, con el sostenimiento de la democracia y con la vigencia de los Derechos Humanos?
A. Pérez Esquivel: Creo profundamente en la capacidad de resistencia de los pueblos. Esta reacción de los pueblos tiene que ver con la desmitificación de algunos parámetros. Primero, hoy se habla mucho de democracia. Pero, ¿qué es la democracia? ¡Sí votás, y al día siguiente quedás en estado de indefensión! Los politólogos dicen que la democracia se fortalece a través del voto; pero en realidad quedamos en estado de indefensión. Y quienes nos gobiernan hacen los que quieren, en lugar de llevar a cabo los cambios que se necesitan. Segundo, nosotros relacionamos a la democracia con la vigencia de los Derechos Humanos, son valores indivisibles; si se violan los Derechos Humanos, la democracia se debilita y deja de ser democracia. El hambre, la desnutrición infantil, el desempleo, la expropiación de tierras son violaciones cotidianas a los Derechos Humanos.
P.Vas: ¿Existen herramientas políticas para revertir esto?
A. Pérez Esquivel: En Argentina, la reforma constitucional de 1994, estableció que el pueblo tiene acceso a los plebiscitos y las consultas populares. Ya pasaron más de diez años y hasta el día de hoy no se puso en vigencia, no se reglamentó. Los dirigentes políticos, que votamos, no ponen en vigencia esto ni lo reglamentan por una sola razón: le tienen miedo al pueblo. El pueblo queda así en manos de estos personajes que manejan la política de acuerdo a sus intereses y no de acuerdo a lo que debe ser. Porque si democracia significa derecho e igualdad ante la ley para todos, ¿cómo es posible que sucedan estas cosas?
P.Vas.: ¿Es posible plantear otro tipo de sistema fuera de la democracia formal?
A. Pérez Esquivel: Lo que tenemos que plantearnos es la forma de construir una democracia participativa en lugar de delegativa. En esta época se nos está imponiendo el pensamiento único. El pensamiento único plantea que no hay salida, que hay que conformarse con lo que existe y tratar de mejorarlo o nos vamos al abismo. Esto es la negación de la persona y es la negación de los pueblos. Esta imposición del pensamiento único conlleva la masificación, la pérdida de las identidades, de los valores del pueblo. En definitiva, es la muerte de las culturas. La alternativa a esto es la resistencia cultural, política, espiritual y social de los pueblos. La capacidad de resistencia se basa en el pensamiento propio, en la identidad, en los valores, en la ética, en la responsabilidad ciudadana. Es construir eso que tanto pregona la democracia: el derecho y la igualdad para todos. Y todo esto se consigue a través del vínculo con el otro, de la vuelta al barrio, de la participación en lo cotidiano.
P.Vas: ¿A partir de qué parámetros se elabora un pensamiento propio?
A. Pérez Esquivel: En ese pensamiento propio lo que es muy importante es la conciencia crítica para poder diferenciar los verdaderos valores de los antivalores. Por ejemplo, la Deuda Externa -a la que llamo “Deuda Eterna”-, es impagable, inmoral e injusta. Se le exige al pueblo, pagar un dinero que jamás le fue otorgado. Este endeudamiento se hizo con absoluta impunidad durante el proceso militar y tiene tres esquemas temáticos, que siempre te llevan a la misma conclusión: más pagamos, más debemos, y menos tenemos. La deuda externa sólo contribuyó al vaciamiento del país, y es la causa de que en Argentina tengamos la mitad de la población bajo la línea de pobreza. El actual Presidente dijo que no iba a pagar la deuda con el hambre del pueblo, pero sigue pagando los intereses. Mientras tanto, casi cien niños mueren a diario en nuestro país a causa del hambre y de enfermedades evitables. Por eso, la conciencia crítica es una de las formas de ir construyendo este nuevo pensamiento. Porque, si las utopías no existen, tenemos que inventarlas.