Caso Cabezas: los libros que contaron el crimen

por Eva Marabotto
 

Al calor de las primeras investigaciones o décadas más tarde para reivindicar la figura del empresario Alfredo Yabrán o señalar sus vínculos con el asesinato del reportero gráfico de la revista Noticias, varios libros indagaron a lo largo de los 25 años que median desde el asesinato de José Luis Cabezas en la causa y en los principales nombres involucrados en este episodio que conmocionó a la sociedad argentina a mediados de los 90.

Tras la muerte de Cabezas, su biografía, su trabajo como reportero gráfico, el enojo de Yabrán por una foto tomada en una playa en febrero de 1996 y la investigación del crimen monopolizaron las pantallas de televisión y las páginas de diarios y revistas del verano de 1997. Después surgieron varios libros que reflejaron el caso y a sus protagonistas.

Aquí, una recorrida por los títulos que indagaron en la figura del reportero y del empresario y su aporte a la comprensión de lo que sucedió en Pinamar. Actualmente algunos solo se consiguen usados o en formato digital.

«El caso Cabezas», de Antonio Fernández Llorente y Oscar Balmaceda (Editorial Planeta, 1997)
El primer libro sobre el asesinato del reportero gráfico de Editorial Perfil fue escrito por dos de los periodistas que cubrieron el caso desde los inicios: Antonio Fernández Llorente (para Canal 13) y Oscar Balmaceda (para el diario La Nación). Ambos describen lo que denominan «martirio» de José Luis y la posterior investigación comandada por el comisario Víctor Fogelman. Vio la luz en momentos en que el juez de Dolores, José Luis Macchi, había descartado la participación de «los Pepitos» y a partir del testimonio de «Los Horneros», el autor material del hecho Gustavo Prellezo, y la esposa de éste, había llegado a establecer un vínculo entre ellos y el empresario Alfredo Yabrán.
Por entonces el empresario había sido indagado en carácter de imputado no procesado y el jefe de su custodia personal, Gregorio Ríos, estaba detenido como presunto instigador del asesinato. A diez meses de la horrenda muerte de Cabezas, el juez se disponía a cerrar la instrucción y elevar la causa a juicio oral.

«La bonaerense: historia criminal de la policía de la provincia de Buenos Aires», de Carlos Dutil y Ricardo Ragendorfer (editorial Planeta, 1997)
Los dos grandes periodistas de temas policiales recorren la historia de la fuerza en la provincia de Buenos Aires y dedican los últimos capítulos a especular en los lazos que los jefes policiales desplazados por la reforma que encaró el gobernador Eduarde Duhalde podían tener con el crimen del fotógrafo.
«Si las revelaciones de Galeano sobre La Bonaerense fueron el punto de inflexión de la crisis de ‘la mejor Policía del mundo’, el asesinato de Cabezas marcó la debacle, tal vez, su palada final. Pero el profundo impacto que causó en la sociedad también obligó a salir de la cueva al misterioso Alfredo Yabrán», aseguran Dutil y Ragendorfer, a la vez que rescatan una imagen: una foto de Pedro Klodczyk, que fue tapa de la misma revista Noticias bajo el título de «Maldita policía», tomada también por José Luis.

«Cabezas. Crimen, mafia y poder», de Enrique Sdrech y Norberto Colominas (Editorial Atuel, 1998)
El entrañable cronista policial y el por entonces jefe de redacción de la Agencia Télam repasaron la actualidad del caso cuando se cumplió un año del crimen. Uno de los aportes centrales fue el informe que escribió uno de los médicos forenses sobre el asesinato del reportero en el que copiaba textualmente la descripción teórica de la combustión de un cuerpo que hizo el experto Osvaldo Raffo en uno de sus libros más famosos.
El volumen se centraba en la instrucción y el detalle de esa reproducción textual les sirvió a ambos periodistas para señalar los intentos de una parte de la Policía bonaerense para entorpecer el esclarecimiento del asesinato del reportero gráfico. Pero el texto detallaba otras pruebas basadas en testimonios y otros informes extraídos del expediente que por entonces tenía 22 mil fojas para argumentar el concepto que los autores enunciaban en la contratapa: «La policía bonaerense bailó un malambo sobre las pruebas».

«La larga sombra de Yabrán», de Franco Caviglia/ Christian Sanz (editorial Sudamericana, 1998)
El periodista de investigación Christian Sanz se unió al político y ex diputado del Grupo de los Ocho que luego se uniera a la fuerza Acción Republicana de Domingo Cavallo, Franco Caviglia, para indagar en la figura del empresario Alfredo Yabrán, a quien presentan como el Al Capone argentino.
Además de indagar en la estrategia que utilizó el dueño de Ocasa para lograr el oligopolio del servicio de correos, el libro indagaba en otras cuestiones como el Irangate, los negocios del transporte de caudales y el clearing bancario, el proyecto de construir el misil Cóndor II, los negocios con la Fuerza Aérea y el control de los aeropuertos y las relaciones de Yabrán con Siria. «Pasarán cincuenta años y seguirán apareciendo libros que se interroguen sobre la figura de Yabrán, que creció como un hongo entre las sombras en el mundo de la plata dulce y el auge de la triangulación de armas, drogas y dinero, del mismo modo que Capone iluminado por los tableteos de las metralletas Thompson en medio de una Ley Seca», cuentan los autores en el prólogo, a la vez que eligen como epígrafe para el primer capítulo una de las pocas frases que se le conocen al empresario, pronunciado en una entrevista otorgada a la plana mayor del diario Clarín: «El poder es tener impunidad. Ser poderoso es ser un impune, un hombre al que no le llega nada».

«Don Alfredo», de Miguel Bonasso (editorial Sudamericana, 1999)
El autor de textos emblemáticos de la literatura testimonial, como «Recuerdos de la muerte» y «El presidente que no fue», se animó a realizar un perfil del empresario que saltó a la fama cuando el por entonces ministro de Economía Domingo Cavallo lo denunció como el jefe de todas las mafias.
Bonasso escribió unos meses después del suicidio de «El Cartero» ocurrido el 20 de mayo de 1998 e indagó en su costado «humano». Por eso incluyó el testimonio de su hermano, «Toto» Yabrán, su vida, sus contactos y la pesquisa sobre la participación en el asesinato de José Luis Cabezas y reconstruyó los últimos minutos del dueño de Ocasa en una de sus estancias de Entre Ríos.
Bonasso fue testigo propuesto por la defensa en el juicio a los acusados por el asesinato del fotógrafo de Noticias.

«Yabrán. La otra campana», de Beatriz Yabrán (edición de la autora, 2001)
A tres años de la muerte de su hermano Alfredo, Beatriz Yabrán decidió escribir un libro para refutar la leyenda negra en torno del empresario y proclamar su inocencia respecto de la muerte de José Luis Cabezas. Para exculpar al dueño de Ocasa, la autora utiliza una curiosa lógica: si hubiera querido «borrarlo de la faz de la tierra» a José Luis Cabezas, «no hubiera hecho algo tan torpe. Hubiese hecho una cosa mucho más práctica y menos riesgosa», argumenta. Y unas páginas más adelante continúa con las especulaciones: «Hubiera contratado tres tipos de Estados Unidos, o de Europa, verdaderos profesionales en el asunto, recibidos y trasladados por una persona también profesional. Llegaban, lo hacían, y con la plata en el bolsillo, a las 7 de la mañana estaban en Ezeiza tomándose el avión de vuelta a su país de origen, sin saberse jamás quién los contrató y quién puso el dinero».
Respecto de la muerte de Alfredo, Beatriz asegura que él «prefirió perder su vida antes que el honor» y acusa a la mujer y a los hijos de «El Cartero» de haberlo aislado de la familia y de haberlo dejado solo. «Él se mató sobre todo, por la soledad en que se encontraba», agrega, junto a una semblanza del empresario que abarca su infancia, el testimonio de su maestra de primer grado y de varios amigos de la infancia. «Yo no sé quién mató a José Luis Cabezas, aunque quizás, y por datos muy concretos que me han ido llegando, pronto pueda averiguarlo», promete la autora.

«Cabezas, un periodista, un crimen, un país», de Gabriel Michi (editorial Planeta, 2016)
A casi 20 años del asesinato de Cabezas, el periodista Gabriel Michi, enviado junto al fotógrafo por la revista Noticias para cubrir la actualidad de la temporada de verano en Pinamar, indagó en el costado humano de la víctima y sumó los testimonios de sus hijos, asombrados a dos décadas de su desaparición, de que su nombre viviese en plazas, parques y siguiera funcionando como una consigna para periodistas y reporteros gráficos. Pero Michi también describió las relaciones de la policía bonaerense de entonces con el delito, la protección del poder político con que contaba Yabrán. En este mismo sentido el periodista rastreó el derrotero de los condenados que ya habían cumplido su pena y se encontraban en libertad y la actualidad de las empresas que pertenecieron a Alfredo Yabrán.
Michi suma algo que sólo él puede aportar: el detalle pormenorizado del momento en el que Cabezas tomó su célebre foto del empresario Alfredo Yabrán y su esposa caminando por la playa, la imagen que fue tapa de la revista Noticias y le costó la vida. Esa imagen es, precisamente, la que ilustra la tapa del libro, como homenaje a su autor.

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