El derecho a la Ciudad

Y la ciudad ahora es como un plano
De mis humillaciones y fracasos;
Desde esta puerta he visto los ocasos
Y ante este mármol he aguardado en vano
Aquí la tarde cenicienta espera
El fruto que le debe la mañana;
Aquí mi sombra en la no menos vana
Sombra final se perderá, ligera.
No nos une el amor sino el espanto…
(Fragmento del poema Buenos Aires de Jorge Luis Borges)

por Mariane Pécora

Diciembre, mes que corrobora el aforismo borgeano sobre el amor y el espanto. Época en que, sin magia ni hechicería, en el Parlamento porteño se cuecen pactos espurios, transas y otras leyes malas.

3 de diciembre de 2016. Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Hay premura entre los ediles porteños. Los que se van a estrenar un cargo a nivel nacional o provincial, están urgidos por cumplir los compromisos de campaña contraídos con sus mandos superiores (públicos o privados). Los que se van,  porque han trocado sus votos por un cargo en algún organismo descentralizado, tratan de pasar desapercibidos en el plano de sus humillaciones y fracasos. Los que se van y no transaron, sienten que han visto todos los ocasos. Los que se quedan, aguardan ante el mármol en vano.

13:30. Comienza la última sesión del año con mayoría absoluta. El temario exageradamente extenso. Da la impresión de que esta es la única  y primera vez que el Parlamento sesionará. La campaña electoral les insumió hasta el tiempo de gestionar. Comienza con un proyecto que cambiará circulación la vehicular, transita por otro que autoriza al Ejecutivo a contraer deuda y termina en la aprobación de la Ley de Presupuesto de 2016. También, 61 proyectos esperan ser votados sobre tablas -es decir, sin previo tratamiento en las comisiones-. Pero esta tarde cenicienta hay acuerdo y el orden del día se cumple con diligencia maratónica.

A las 17:30, ya se han aprobado cinco despachos de resolución o declaración. Nueve leyes por mayoría simple. Trece leyes con mayoría absoluta. Y cincuenta y nueve mociones sobre tablas acordadas sin discurso. Es la hora de votar, también sobre tablas, la conformación de la Agencia de Bienes S.E.: un organismo «estatal», con potestad para para vender terrenos y edificios que forman parte del patrimonio de la ciudad de Buenos Aires, entre ellos el Tiro Federal Argentino, el Dorrego, el Centro Recoleta (Buenos Aires Design), el Autódromo, etc. Para aprobar la conformación de este organismo se requiere el voto de los dos tercios de los diputados presentes. El resultado de la votación es: 44 votos positivos, 14 negativos y 2 abstenciones. La ley se aprueba parcialmente en primera lectura. Para su puesta en marcha definitiva, debe pasar por Audiencia Pública. La misma, se realizará el próximo 29 de marzo a las 16:00 en la Legislatura Porteña.

Hay mucho más para considerar de la última sesión del año pasado. Pero, vamos a detenernos en la Tabla 57.

¿Qué significa esta ley? Que el Ejecutivo porteño delegará la ejecución de las políticas de Estado a una corporación. “La Agencia de Bienes S.E. se encargará de impulsar actividades que procuren igualdad de oportunidades, desarrollo, sustentable e innovación”. ¡Estas funciones forman parte de las obligaciones que corresponden a la Jefatura de Gobierno y sus ministros!

¿A quiénes beneficiará? A la iniciativa privada. “(La Agencia) tiene como finalidad coordinar relaciones entre la actividad pública y la inversión privada”, señala el ítem referido a las funciones. Este objetivo se logrará a partir de la venta de todos los bienes inmuebles de la Ciudad que el Poder Ejecutivo le transfiera a la Agencia de Bienes S.E.. Sin previa consulta a la Legislatura, ni a las Juntas Comunales, y mucho menos a los vecinos.

¿Quiénes integrarán la Agencia? La ley autoriza al Poder Ejecutivo a nombrar los directivos de la Agencia, como también a ampliar la lista de los inmuebles a vender.

¿Qué se hará con el dinero? “El producido de la venta de los bienes inmuebles se destinará a financiar el desarrollo de anteproyectos, proyectos y obras de infraestructura”. Un abanico de buenas intenciones, a la que todos los años el Ejecutivo asigna partida presupuestaria y contrae empréstitos con la banca internacional: obras de infraestructura, cultura, salud, educación, seguridad, vivienda, trasporte público, ampliación de la red de subterráneos y proyectos de inversión.

¿Qué proyectos se pondrán en marcha en los inmuebles vendidos? Aquellos que  benefician a la iniciativa privada. El proyecto en cuestión tiene previsto erigir en los predios de Dorrego y del Tiro Federal Argentino, dos emprendimientos alrededor de los cuales  florecerá la especulación inmobiliaria:

1. El Centro Metropolitano Audiovisual de 8000m2, para “garantizar la participación de los distintos sectores involucrados en la comunicación audiovisual”.

2. El Parque de la Innovación de la C.A.B.A. (sic), que tiene como objetivo de: “posicionarse como centro urbano que impulse la generación, atracción y desarrollo de la innovación del conocimiento y del talento (…) y promover la radicación de personas  humanas,  jurídicas y empresarios individuales (…)”.

¿En qué afecta esta Ley a los porteños? En primer lugar, los bienes inmuebles de la Ciudad que se vendan no se recuperarán jamás. En ese sentido, afecta a todos los ciudadanos porteños y a las generaciones futuras. En segundo término, la puesta en marcha de este tipo de proyectos acelera la gentrificación. Es decir, el proceso de transformación urbana en el que la población original de un sector o barrio es desplazada, ya sea por venta, embargo, confiscación o expulsión.

¿Cuál fue la reacción de los vecinos? Contundente. Los integrantes del Consejo Consultivo Comunal 13, consideran que esta Ley es un cheque en blanco para vender todos los bienes inmuebles del Estado de la Ciudad, en beneficio de los grandes negocios inmobiliarios.

También denuncian  que se votó a espaldas a la ciudadanía, en flagrante contradicción con las disposiciones de la Constitución de la CABA sobre la democracia participativa, y sobre las competencias exclusivas y concurrentes que la Ley 1777 otorga a las Comunas.  Tampoco fue tema de campaña de ninguno de los partidos políticos, cuyas bancadas la votaron.

Esta denuncia se replicó  en todas las Ciudad y un conjunto de asociaciones de vecinos se nuclean en la consigna: Buenos Aires NO se Vende. Trabajan para frenar la Audiencia Pública del 29 marzo y llevar a cabo una Consulta Popular, para que los vecinos y no los funcionarios, sean quienes decidan si quieren dejar la Ciudad en mano de los grandes negocios inmobiliarios o participar y hacerla habitable para todos y todas.

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Informate: Observatorio del derecho a la Ciudad

Foto: Johan Ramos

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