¿El metrobús arrasará una escuela modelo?

Educación vs Progreso

El Centro Educativo Isauro Arancibia situado en Paseo Colón al 1318, es un ejemplo de inclusión que debiera multiplicarse. Se gestó  1998 por un pedido de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) para trabajar con un grupo de mujeres que formaban parte de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR). Ellas empezaron a llevar a los chicos que veían desamparados, que vivían en Constitución y necesitaban un lugar de contención. De esta manera la escuela se fue agrandando, incorporando más docentes y profesionales, y hoy cuenta con una población de más de 300 niños, adolescentes y adultos, que en su mayoría vive en situación de calle. Allí, se educan, comen, aprenden oficios, tienen contención piscológica y se reconocen como sujetos de derecho.
Se trata de un centro educativo modelo. Un lugar de inclusión, que debiera seguir creciendo y multiplicarse. Sin embargo existe concreta intención de demolerlo. De un momento a otro, y en el nombre del progreso, la escuela Arancibia puede desaparecer para dar paso a un metrobús.
En junio del año pasado, el Jefe de Gobierno Porteño, Horacio Rodríguez Larreta, anticipó en una entrevista radial, que  el Centro Educativo sería relocalizado porque en ese lugar se tenía previsto construir un metrobús. Pero no precisó es adónde sería reubicada la institución. Meses más tarde, el secretario de Transporte porteño, Juan José Méndez, dijo que parte del edificio de la escuela Arancibia se demolería para dar paso al metrobús del Bajo. Y aseguró que la escuela se instalaría en una nueva sede. Pero tampoco precisó la localización de ésta.
La mudanza sin destino parecía inminente cuando la asesora tutelar Mabel López Oliva interpuso un amparo que recayó en el juzgado a cargo Andrés Gallardo. El magistrado  ordenó al Gobierno porteño que “se abstenga de reducir o demoler total o parcialmente, el edificio sito en la Avenida Paseo Colón 1318 donde hoy funciona el Centro Isauro Arancibia y garantice el funcionamiento de la totalidad de la escuela en el edificio actual, en condiciones educativas (pedagógicas y edilicias) adecuadas. Ello, hasta tanto se resuelva en contrario”.
Hace unos días, durante la inauguración del primer tramo del metrobús del bajo, prometió que el año que viene concretará el segundo. Precisamente el que pasa por encima del edificio del Arancibia.
Estas declaraciones pusieron en estado de alerta a la comunidad educativa y a los vecinos de la zona, dado que se encuentran en riesgo varios edificios y sitios emblemáticos, entre ellos el sitio de la Memoria Club Atlético.
Desde 2014, la comunidad educativa del Arancibia viene resistiendo las amenazas de demolición del edificio.  Una medida judicial  y la firma de un acta acuerdo para conservar el edificio con Carlos Regazzoni, por entonces, subsecretario de Gestión Económica y Financiera del Ministerio de Educación de la Ciudad, fue el resultado de meses de lucha. También lograron que la Legislatura porteña les habilitara una partida presupuestaria de 13 millones de pesos para obras de refacción y nuevas instalaciones, que concretaron e inauguraron el año pasado. Un gran esfuerzo  y una inmensa inversión que quedarían bajo el trazado del metrobús.

“No puede soslayarse que a las obras del establecimiento se le ha destinado ya la suma de 12.880.889 pesos, por lo que permitir sin más su demolición a escasos días de haber finalizado la obra no parece en esta instancia un asunto soslayable, ya que implicaría la pérdida irreversible de dicha inversión monetaria con el consiguiente daño al patrimonio y al erario público”, señala la sentencia del juez Gallardo emitida en año pasado, respecto a la inversión que la comunidad educativa del Isauro Arancibia hizo para mejorar las instalaciones y crear nuevos talleres.

En declaraciones al Periódico VAS, Martina Matusevich, docente de instituto, señaló la importancia de preservar el actual edificio: “Éste es un lugar de referencia para los pibes: saben dónde está, queda cerca de sus ranchadas. Por eso no queremos mudarnos. Pero lo cierto es que hasta ahora no nos han propuesto nada. No existe ese mejor edificio del que hablan.”

El Arancibia comenzó a funcionar la avenida Independencia 766, en el primer piso de un edificio de la CTA Nacional.
En 2001: la CTA Nacional construyó dos aulas en el playón de la planta baja del mismo edificio debido al aumento sostenido de la matrícula.
En 2006: se muda a la casona del Movimiento de Ocupantes e Inquilinos (MOI), donde ayudan a construir dos aulas y un baño. Ese mismo año presentan ante la Dirección del Área del Adulto y Adolescente del Gobierno porteño, un proyecto de escuela de jornada extendida para chicos y chicas en situación de vulnerabilidad, el mismo fue aprobado.
En 2007: para poder llevar adelante el proyecto, se mudan a la UOCRA en Humberto Primo 2260. Donde permanecieron hasta el año 2010, bregando para tener un propio edificio. Por entonces, existía la promesa de cederles una escuela abandonada en la calle Manuel García, pero esta nunca se concretó.
En 2011: Tras una ardua batalla y tras trece años de esfuerzo, el Gobierno de la Ciudad les cede el edificio de Paseo Colón 1318. El mismo que ahora quiere demoler para dar paso al metrobús.

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