El origen de la Deuda Externa
por Mara Espasande
La política llevada a cabo por Bernardino Rivadavia estuvo basada en la alianza y complicidad con el capital inglés. La presencia británica era tan notable que hasta los viajeros que llegaban a este lugar del mundo se sorprendían, creyendo estar en una verdadera colonia inglesa.
Un viajero inglés cuenta: “Los comerciantes británicos gozan de gran estimación en Buenos Aires. El comercio del país se halla principalmente en sus manos (…) Nuestros comerciantes en Buenos Aires no son únicamente terratenientes y accionistas sino que desde la fundación del Banco han llegado a ocupar el directorio de éste”.
En este marco, Rivadavia se convierte en el aliado inglés para llevar adelante los planes de la nueva metrópolis en pos de estructurar los principales resortes de la dominación. Dentro de éstos, el sistema financiero fue uno de los puntos de mayor importancia. Inglaterra otorgó en estos años más de diez empréstitos a distintos países de América Latina:
“De 1822 a 1826, diez empréstitos han sido hechos en Inglaterra en nombre de las colonias españolas. Estos empréstitos habían sido contratados al 75%. Inglaterra desembolsó una suma real de 7 millones de libras, pero las repúblicas españolas han quedado hipotecadas en una deuda de 20.978.000 libras. Resulta de estos hechos que en el momento de la emancipación, las colonias se volvieron una especie de colonias inglesas”, sostuvo Raúl Scalabrini Ortiz.
En nuestro país, se materializa mediante el escandaloso “Empréstito Baring Brothers”, primera deuda externa de nuestra historia.
El gobierno de Buenos Aires en manos de Martín Rodríguez -bajo la égida de Rivadavia- pide un préstamo a la Banca inglesa. Se suponía que el mismo estaba destinado a realizar obras como el mejoramiento del puerto y obras de salubridad, y hay quienes aseguran que en realidad endeudarnos fue el “precio de nuestra libertad”, extraña forma de lograr el reconocimiento de nuestra independencia y comenzar la historia de un país libre…
El empréstito inicialmente se toma por 1.000.000 de libras (moneda inglesa). Los títulos se colocan al 70 %, por lo cual ya desde el comienzo perdimos el 30 % del dinero a recibir. A esto hay que restarle los intereses por dos años por adelantado (120.000 libras) y el 1% de amortización.
Sigamos restando: las comisiones para los gestores y gastos de viajes -incluido un viaje que había realizado Rivadavia- que implicaban 17.3000 libras. Finalmente, luego de tantas reducciones, el importe a recibir queda reducido casi a la mitad: 552.700 libras. Para peor, este dinero ¡tampoco llega! Sólo existe registro del ingreso de 160.678 libras. ¿Qué pasó con las 412.700 sobrantes? Misterio de nuestra historia.
Este préstamo recién se terminará de pagar casi cien años después por un total de 5.000.000 de libras. Una verdadera estafa, el primer capítulo de una larga historia de dependencia financiera contra la cual el pueblo argentino tuvo que luchar para conseguir el ejercicio de la verdadera soberanía económica.