Está todo bien

 

Richard Nixon, prestigioso historiador, lo tenía claro. En 1972, cuando era presidente de los Estados Unidos, dictó a sus colaboradores más cercanos un curso relámpago sobre la decadencia de Grecia y Roma:
–¿Ustedes saben lo que pasó con los griegos? ¡La homosexualidad los destruyó! Seguro. Aristóteles era homo. Todos lo sabemos. Y también Sócrates. ¿Ustedes saben lo que pasó con los romanos? Los últimos seis emperadores eran maricones…
En 1513, unos siglos antes de esta lección magistral, Vasco Núñez de Balboa había arrojado a cincuenta indios a las bocas de los perros que los destriparon, “porque para ser mujeres sólo les faltan tetas y parir”.
En Panamá, como en muchos otros lugares de América, la homosexualidad era libre, hasta que irrumpieron los conquistadores. Aquella noche de 1513, Balboa inauguró en estas tierras el castigo del nefando pecado de la sodomía.
Eran los tiempos de la Santa Inquisición. Tiempos de nunca acabar. En España, la Inquisición duró tres siglos y medio. La herejía de la diversidad, en todas sus formas, fue condenada a suplicio o muerte en varios lugares de Europa y de América. Muchos homosexuales, hombres y mujeres, fueron quemados vivos. La hoguera los redujo a cenizas “para que de ellos no haya memoria”.
Una época superada, se supone. Pero el humo llama. (…)
Todas estas “graves inmoralidades”, actos de libertad y de salud mental, no son regalos: son conquistas. Son el resultado de la porfiada lucha de los gays y las lesbianas contra la discriminación y la violencia. Entre todos los placeres que merecen el infierno, el amor homosexual es, todavía, el más ferozmente reprimido.
El machismo y la estupidez armada han disfrazado de normalidad esta atrocidad, y la han convertido en costumbre. En más de setenta países, la ley castiga las relaciones homosexuales. En muchos, con cárcel. En algunos, con flagelación o pena de muerte.
En otros, donde la pena de muerte no es legal, los escuadrones parapoliciales y los enfermos de fanatismo cumplen sus ceremonias de purificación: limpian las calles torturando, mutilando y asesinando a quienes, por el solo hecho de existir, constituyen un escándalo público.’

Eduardo Galeano para Página 12 – 28 de agosto de 2003.

por Emiliano Blanco

El 17 de mayo de 1990, la OMS elimina de su lista de enfermedades mentales la homosexualidad. Se tardaron un poco más con la transexualidad: junio del 2018. La dejan dentro del capítulo de las disfunciones sexuales; es decir, pierde la categoría de trastorno psicológico para quedar  como una cuestión física: «la falta de adecuación del cuerpo al género que siente la persona».

En la Ciudad de Buenos Aires, por La ley 2.687, hoy es el día contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género.

Y así andamos, bailando en ésta comparsa a contramano, enarbolando una igualdad efímera de leyes y nombres en mano de una categoría heterosexual predominante que nos explique.

‘¡Está todo bien!’ Y movemos la cola con la cumbia de Sudor Marika, que agita más que las pasiones; porque nos queda resistir: todavía en muchas familias avergüenza el deseo lascivo de no respetar la norma y los colores, los nombres, el miedo, el mariconeo, el fútbol, la política, la patita doblada, la manito… esa alita rota, bien magenta; duele.

#QuedateEnCasa no consideró que en muchos hogares te echan. Pueden preguntarle a las travestis, para más escándalo, cómo les fue en sus casas y las dificultades que tienen para garantizar obtener un refugio.
Lo menciono porque no podemos dar por hecho que todas las casas son espacios de resguardo e intercambio de afectividad.

#ClasesPresenciales se olvida de las dificultades que presentan lxs xadres de infancias trans, a quienes tienen que preguntarles cómo son expulsadxs de las escuelas porque no saben cómo hacer con el baño, la vestimenta, en qué parte de la fila va y qué van a decir lxs demás niñxs.
Tampoco podemos seguir creyendo que la institución preferida de las familias son lugares comunes para transitar un proceso tan singular como el aprendizaje, interés en boga de estos tiempos.
Sin olvidarnos que el anonimato ciudadano, descuida las muchas historias estigmatizantes de los barrios y pueblos que vomitan relatos histéricos que se parecen: aprendiendo a correr entre las burlas y los golpes, el rechazo, la falta de amigxs, el chiste, el rechazo, tener que esconderse…

El cuerpo recuerda ese calórico y colérico esquivo de las burlas.

La televisión, escuela preferida para muchos hogares promedio, educó sobre la frivolidad de la vida privada de personajes que presentaban alguna variación sexual, poniendo en palabras inquietudes y preguntas que la gente se hace. Algo así como mediums del morbo social.
Al voleo entendimos muy bien que se entrevistara y se recordara los nombre del documento, si eran homosexuales y podrían adoptar, etxc… la identidad que no reconocen ni respetan, en las muchas historias de atención en los hospitales o los cementerios; como consecuencia de ese bien-aprendido discurso normalizante.
Y la libertad de expresión, como así también la ley; nos siguen regalando las más usuales performatividades que se nos pueden ocurrir. ¿Y seguimos hablando de normalidad?

Todavía persiste la violencia policial. El 8 de abril del 2021, absolvieron a Mariana Gómez, detenida por besar a su esposa Rocío Girat, cuando aquél 2 de octubre del 2017 conversaban en el centro de trasbordo de la Línea C del subte en Constitución. Éstos últimos jueces, de la Sala II de la Cámara de Casación Penal, por unanimidad reconocen que existió un accionar discriminatorio por parte del oficial del Policía de la Ciudad, Jonatan Rojo.

Hay otras luchas, primarias por fuera de la batalla contra la moralina obtusa e infernal.

Podemos preguntarnos qué secuelas tramita el prejuicio y desinformación que aún sobrevive en el colectivo lgtbiq+ cuando hablamos de Trabajo Sexual, Enfermedades de Transmisión Sexual y Vulnerabilidad Social: el binarismo asentado en la sexualidad y no en el género, presenta la singularidad de la variable pobreza, sumada a las cuestiones de diversidad y las faltas de políticas de Estado, que facilite éste embrollo.
No es fobia… es miedo a no responder al deseo que nos inculcan.
Es desinformación por falta de interés y educación sexual integral.
Y quiero remarcar que lxs amantes de las leyes y normas, olvidan que la ESI, Ley 26.150 tiene carácter Nacional, Provincial y Local; está en vigencia desde el año 2006, estableciendo un programa de educación en los distintos niveles educativos de gestión estatal y privada.
Es clave re-educarnos con perspectiva de género.

Discutir y abrazar.

La legislación no alcanza para garantizar una cultura de Diversidad si no se complementa con una reeducación sobre nuestros cuerpos y el deseo. Porque es en el deseo que germina y fermenta la incomodidad de la diferencia. Resulta indispensable profundizar el compromiso que respete un deseo plural y autónomo, como soporte para nuestra construcción y realización personal.

En éste mundo lo importante es que no tengamos que pedir permiso NUNCA MÁS para desear y amar como queramos, porque nos pertenece ese fuego. Y porque deconstruimos en el amor, amor que nos dicta que caducaron las interpretaciones dominantes sobre la sexualidad y el género.

‘Nuestra venganza será llegar a viejas’ decía el cartel de una manifestante trans en la marcha del Orgullo 2018, y explotaba cuál molotov en la cara del rinconcito plebeyo y escenográfico de los movimientos sociales o la agenda ORGULLO BA; que todavía no resuelve la urgencia de sus personalismos y descuidan las demandas actuales.

Sigue invisible el pedido por la aparición de Tehuel De la Torre, de quien aún no se encuentran rastros desde el 11 de marzo de éste año y fue visto por última vez en la zona de San Vicente. El Ministerio de Seguridad bonaerense, ofrece una recompensa de dinero para quién ofrezca datos certeros sobre su paradero. Sigue siendo insuficiente.

Quizás, necesitemos seguir rescatando conquistas y luchas, porque en la calle nos reconocemos por toda esa intemperie que nos ofrecieron y sigue vigente.

Duele escribir con sangre las banderas con listas crecientes, en esas marchas ausentes de solidaridad: lxs pobres, lxs orillerxs, lxs monstruxs, lxs anormales, lxs malpagadxs, lxs villerxs…

‘El amor que nos negaron es nuestro impulso para cambiar el mundo‘ vitoreaba la traviarca Lohana Berkins.

Ojalá el 17 de mayo no exista para recordarnos que había un día contra la lesbohomotransbiqueerinterfobia+, y que nos asuste la guerra y la desigualdad y la pobreza… y no por dónde un grupo de gente goza y hace gozar.

Sueño con que la palabra PUTX no sea un insulto. Con que nadie tenga que sentir ni sufrir el rechazo y todos los colores den luz, para que cuando ya no podamos más que bailar, otrxs lo hagan en nosotrxs.

En fin, ningún abrazo nace heterosexual.

Emiliano Blanco. Profesor de artes en danzas mención Expresión Corporal (UNA) mención Danzas Folklóricas (EMBA). Bailarín y performer. Sikuri y canto popular. Colaborador de Revista Kiné, revista de lo corporal.

Foto de portada: Télam

Comentarios

  1. Que grito al mundo todo esto, porque llamentablemente hay que gritar para que, en el mejor de los casos, te escuchen aún… «No es fobia… es miedo a no responder al deseo que nos inculcan»

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