«Ya no estamos subordinadas ni calladas»

Bajo una intensa lluvia, miles de mujeres vestidas de negro marcharon por las calles porteñas al grito de ‘Ni una menos, vivas nos queremos’, contra la violencia de género y los femicidios, en el primer paro de mujeres que se realizó entre las 13 y las 14, como paso previo a la marcha convocada para las 17.
En el Congreso nacional, en la Legislatura porteña, o en el aeropuerto de Ezeiza y en muchos otros puntos de la ciudad y sus alrededores, las mujeres de negro hicieron un ‘ruidazo’, que se escuchó en todos los barrios capitalinos.
La manifestación fue especialmente notable en el microcentro porteño donde se concentran organismos públicos desde donde salieron ellas a las calles para visibilizar las discriminaciones y la cultura machista que termina en la expresión más grave de la violencia: los femicidios.
La movilización que se gestó espontáneamente hace sólo una semana, a partir del horrendo asesinato de la adolescente Lucía Pérez, de 16 años, en Mar del Plata, tuvo amplia adhesión de miles de mujeres que fueron acompañadas en el ruidazo con las bocinas de colectivos y automovilistas.

Todas a la Plaza
A partir de las 17 hs., una multitud de mujeres y hombres, junto a familiares de víctimas de femicidios, tomó la calle. Marcharon desde el  Obelisco porteño hacia la Plaza de Mayo reclamando justicia, tanto por la joven Lucía Pérez, de 16 años, como por la sucesión de asesinatos de mujeres con la leyenda «un día ya no tendré miedo de morir por tu machismo».
La multitud llegó a la plaza colmando las calles de vereda a vereda, protegidas con capas de lluvia o bolsas de residuos y paraguas, portando las banderas violetas, color que identifica el feminismo, con consignas contra la violencia de género, en una impresionante movilización dominada por vestimentas negras y cantos clamando «¡justicia!» para las víctimas de las violencias y las asesinadas.
“Afafan”, el grito ritual de los pueblos originarios -hecho con la palma de la mano sobre la boca abierta para convocar a los espíritus a fortalecer la lucha- también se expresó en las calles por donde avanzó la marcha donde participó Matías, el hermano de Lucía Pérez.
El Observatorio de Femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano, dirigido por La Asociación Civil La Casa del Encuentro, señaló que, entre el 1° de junio de 2015 y el 31 de mayo último hubo 275 femicidios en Argentina.
Tal como ocurrió el pasado 3 de junio, cuando se realizó la segunda marcha Ni Una Menos, movimiento surgido espontáneamente luego del femicidio de Chiara Paez en Santa Fe, hubo miles de personas que marcharon en solitario o formando grupos de amigas o familiares.
Luego de las personas autoconvocadas comenzaron a circular por las calles las bandera de ONGs, de la comunidad LGBT -arcoiris que esta vez estuvo atravezada por un listón negro-, de la Federación Universitaria de Buenos Aires, centros de estudiantes, gremios docentes, de actores, de prensa, entre muchos otros.

«Ya no estamos subordinadas ni calladas»
La psicóloga y asistente social Eva Giberti afirmó hoy que las mujeres «ya no estamos subordinadas y calladas la boca» y consideró que «es terrible» que sean necesarias manifestaciones como «Ni una menos» para «llamar la atención y pedir que dejen de asesinarnos».
«Un hombre mata porque encuentra satisfacción y goce en el ejercicio del poder sobre la mujer. La cultura patriarcal incrementa en los varones sus ansias de poder y es la que determina que viole o mate para probar su hombría», dijo Giberti.
La también docente universitaria consideró que «Ni una menos» es una lucha «cultural, social y política» y opinó que «es terrible que sea necesario ese tipo de encuentros para llamar la atención y pedir que dejen de asesinarnos”.
«Parece que no se hubiera desarrollado el mundo de los valores ni una ética de convivencia después de 20 siglos de civilización, pero afortunadamente las mujeres estamos saliendo cada vez más y estamos aprendiendo a dar la lucha», señaló.
Y completó: «Si insultan a una mujer, nos insultan a todas y si matan a una, nos matan a todas. Los hombres tienen que darse cuenta de que estamos unidas de una forma muy fuerte y que ya no estamos subordinadas y calladas la boca”.

Femicidios íntimos
El 72 por ciento de los 19 femicidios cometidos en la Capital durante el año 2015 fueron caratulados como «femicidios íntimos», en los que el autor fue pareja o ex pareja de la víctima.
Asimismo, la mayor parte de los 32 homicidios dolosos del que fueron victimas personas femeninas en ese período, se cometió en los barrios de Flores, Retiro y Villa Lugano, donde se concentraron la mayor cantidad de los homicidios de mujeres de la Ciudad.
Así lo advierte un informe de la Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM) que conduce la fiscal Mariela Labozzeta en base a datos de las fiscalías de los fueros nacionales criminal y de menores de la Ciudad.
El cómputo de homicidios dolosos totales incluye a mujeres, niñas y personas trans,
De los 19 femicidios, es decir cometidos expresamente como violencia de género, el 89 por ciento ocurrieron en lugares privados, lo que marca una diferencia con los crímenes contra varones, ya que la mayoría de los delitos contra mujeres ocurren en el hogar y en el marco de relaciones de pareja.
El documento, difundido hoy por el sitio www.fiscales.gob.ar, aporta datos y patrones relevantes sobre víctimas, autores y circunstancias del hecho, desde una perspectiva de género, permitiendo analizarlos de acuerdo a criterios temporales y geográficos, y explicitando las modalidades utilizadas.
El 43 por ciento de las víctimas de femicidio tenía entre 18 y 39 años de edad y en esos hechos 18 hijos e hijas -10 de ellos menores de edad- perdieron a sus madres.
Los 32 crímenes ocurrieron en 31 hechos y tuvieron 34 autores, 28 de los cuales pudieron ser identificados y de ese total,13 fueron migrantes, 2 mujeres trans y 2 niñas menores de 13 años.
La UFEM se encuentra recabando información para extender el análisis a los homicidios de mujeres y femicidios cometidos durante 2016 con el fin de establecer las especificidades del fenómeno y poder incidir a partir del diseño de una política criminal.

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