«Hay que recuperar la memoria de las víctimas»

Susana González, amiga de Alberto Márquez, asesinado por la represión policial del 20 de diciembre de 2001, no se arrepiente de haber salido a la calle ese día para protestar contra el Estado de Sitio y el gobierno de Fernando de la Rúa, y afirma que «hay que luchar para recuperar y activar la memoria de las víctimas» de ese estallido social.

«La enseñanza que nos dejan estos 20 años es que si nos quedamos en casa esperando que las cosas pasen, va a ser peor. No hay que esperar que llueva, hay que salir a provocar la lluvia. Las personas que murieron ese día lo hicieron peleando para que se acabara un Estado expoliador. Tenemos que luchar para recuperar la memoria de las víctimas, activarla y discutir por qué murieron en esos días», señala González.

Y en ese sentido, la abogada remarca: «Es lo que debemos hacer para que haya justicia de forma definitiva y los culpables queden también definitivamente condenados».

Susana y Alberto se habían encontrado por la tarde en San Martín, donde se les unieron la esposa de Márquez, Marta Pinedo, y un colega, Jorge Gabriel Morillo para ir en auto rumbo al centro porteño.

«Llevamos una bandera argentina, nuestra única identificación, y fuimos los cuatro en el coche del gordo», recuerda González al referirse a Márquez, a quien evoca de forma entrañable y con el cariño que atesora por su amigo en la memoria.

«Era un compañero militante solidario y muy divertido. Nos conocimos años antes trabajando en el Ministerio de Producción», afirma.

Durante el diálogo, Susana reconstruye las imágenes y secuencias que guarda en la memoria de ese día en el centro porteño, con manifestantes que pugnaban por ingresar a la Plaza de Mayo y policías de la Federal que procuraban impedirlo con acciones represivas cada vez más brutales, a medida que avanzaba la tarde del último día del gobierno de De la Rúa.

«Nunca llegamos a Plaza de Mayo. Buenos Aires, el centro era una ciudad sitiada. Volaban helicópteros, se lanzaban gases lacrimógenos, los camiones hidrantes tiraban agua, la policía montada iba y venía. La gente improvisaba fogatas en las esquinas. Era un escenario desolador», apunta.

Cerca de las 19:30, Alberto Márquez, el único del grupo que había llevado el celular, recibe un mensaje de texto: Había renunciado de la Rúa. Minutos después frena un coche sobre la Avenida 9 de Julio, entre Sarmiento y Perón, de donde se baja un grupo de policías «que sacan sus armas y empiezan a tirar a rolete». Una de las balas ingresó por el tórax de Márquez provocándole la muerte casi en el acto.

Márquez fue «el último muerto del día en Capital Federal», ya que horas antes habían fallecido, también por disparos policiales, Carlos «Petete» Almirón, Gustavo Benedetto, Diego Lamagna y Gastón Riva, en una jornada violenta que dejó, a nivel nacional, un saldo de 39 vidas y cientos de heridos.

«Habían dado la orden de limpiar la Plaza de Mayo y lo hicieron, sacaron a toda la gente, pero dejaron las calles sucias de sangre. Por eso, tenemos que mantener el recuerdo de las víctimas y mantener la memoria colectiva de lo que pasó ese día, hace 20 años», puntualiza.

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