Justicia frente a la Deuda, el Clima y la Crisis Económica

Comunidades de todo el mundo están enfrentando múltiples crisis, incluyendo impactos climáticos y aumentos especulativos en los precios de los alimentos y la energía, señala un documento emitido desde la Convocatoria por la suspensión del Pago e Investigación de la Deuda[1], donde asevera que, en respuesta a las deudas públicas insostenibles y la falta de financiamiento para el desarrollo y el clima, los gobiernos, especialmente en el Sur global, están implementando medidas de austeridad y extractivismo.

En la Semana Mundial de Acción por Justicia frente a la Deuda, el Clima y la Crisis Económica, que se desarrollará del 9 al 16 de octubre, esta organización hace un llamado de Justicia frente a la deuda, el clima y la crisis económica [2]

Denunciando que:

  • El Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), junto con otros prestamistas privados y públicos, juegan un papel en esta arquitectura financiera internacional defectuosa. Estas instituciones perpetúan las crisis climáticas, económicas y de deuda, violando los derechos básicos de millones de personas y de la naturaleza.
  • Los gobiernos del G7 y otros en el Norte global, que controlan estas instituciones, deben rendir cuentas por su responsabilidad histórica al impulsar préstamos incluso a regímenes corruptos y represivos. Además, imponen condicionalidades perjudiciales que mantienen a los países del Sur Global dependientes de la deuda y mal desarrollados.
  • A pesar de su pretensión de promover el desarrollo mundial y la estabilidad financiera, estas instituciones y gobiernos continúan vendiendo recetas fracasadas. En lugar de promover soluciones justas y equitativas, perpetúan un ciclo interminable de sufrimiento que beneficia a una minoría y empuja cada vez a más personas a la pobreza extrema.
  • En lugar de cumplir con sus obligaciones de financiamiento para el clima y el desarrollo, los gobiernos del Norte Global están profundizando el «Consenso de Wall Street», favoreciendo soluciones basadas en el mercado que generan más deuda y promoviendo una economía global cada vez más financiera.

Consecuencias

La carga de deudas insostenibles e ilegítimas en el Sur Global socava la soberanía y profundiza la pobreza y la desigualdad. Las políticas respaldadas por el BM y el FMI facilitan la acumulación de deudas impagables y priorizan el pago de la deuda sobre los derechos humanos y el desarrollo sostenible. Los sobrecargos impuestos por el FMI a los países endeudados son injustos y obstaculizan los esfuerzos de reducción de la pobreza. La ilegitimidad de esta carga de deuda tiene sus raíces en la historia del colonialismo y la esclavitud. La crisis de la deuda no ha sido reconocida como una crisis sistémica por los prestamistas, lo cual perjudica a los países del Sur Global. Es necesario abordar esta realidad de manera justa e integral para evitar otra década perdida.

La crisis climática afecta de manera desproporcionada a las comunidades empobrecidas, a pesar de que son las menos responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los fenómenos meteorológicos extremos, el aumento del nivel del mar y la escasez de recursos agravan la pobreza y el hambre, erosionando los derechos humanos y amenazando la sostenibilidad del planeta. Es importante exigir reparaciones y la restitución de la deuda climática contraída por los países del Norte, ya que la crisis climática tiene sus raíces en el saqueo de los recursos del Sur.

Sin embargo, el Banco Mundial, el FMI y los gobiernos del G7, junto con otros prestamistas privados, contribuyen activamente a la perpetuación de la emergencia climática al apoyar modelos económicos que han demostrado ser fallidos, generando deudas financieras, sociales y ecológicas a gran escala. A pesar de afirmar que están alejándose de los combustibles fósiles y apoyando las energías renovables, se ha invertido casi 15.000 millones de dólares en proyectos de combustibles fósiles desde el Acuerdo de París de 2015. Además, están creando más mecanismos de crédito para el sector privado, lo que no contribuye a la descarbonización de las economías del Norte ni cubre las necesidades de financiación climática del Sur.

Es necesario reconocer que más deuda e inversiones del sector privado, orientadas a aumentar las ganancias, no solucionarán la crisis climática. Estas estrategias reflejan el fracaso de los países ricos en proporcionar financiación climática mediante donaciones, incumpliendo el principio de «responsabilidades comunes pero diferenciadas» de la CMNUCC, que reconoce la responsabilidad del Norte global en la crisis climática. Además, sin una adecuada condonación de la deuda, cualquier aumento en los préstamos del FMI, el Banco Mundial o el sector privado podría utilizarse para pagar a los prestamistas existentes, lo que no ayuda a los países a financiar sus esfuerzos para hacer frente a la emergencia climática y los sumerge aún más en la trampa de la deuda.

Reparación y Justicia 

Es fundamental que el FMI y el Banco Mundial, junto con los gobiernos y actores financieros privados, tomen medidas urgentes para reformar la arquitectura financiera internacional. Esto incluye soluciones sistémicas que promuevan sociedades y economías post-carbono, donde la soberanía financiera, alimentaria y energética sea una realidad.

Entre las medidas necesarias se encuentran:

1. Condonar de manera inmediata e incondicional la deuda externa de los países necesitados, comenzando por la anulación de las deudas ilegítimas. Esto es necesario para cumplir con la obligación universal de derechos humanos y permitir a todos los países hacer frente a las crisis y garantizar los derechos de sus pueblos y del planeta.

2. Anular la deuda externa de los países y comunidades de bajos y medianos ingresos, y garantizar que las políticas de crédito y las salvaguardias del FMI y otras instituciones financieras internacionales prioricen las obligaciones en materia de derechos humanos y protección ambiental. También deben proporcionar mecanismos accesibles de reparación y resarcimiento popular.

3. Establecer marcos jurídicos internacionales y nacionales que pongan fin a la acumulación de deudas insostenibles e ilegítimas, que ofrezcan soluciones justas y globales a las crisis de deuda. Esto incluye la creación de un nuevo marco multilateral de resolución de la deuda bajo los auspicios de la ONU, que aborde la deuda insostenible e ilegítima y garantice la participación de los prestamistas privados en la condonación y anulación de la deuda.

4. La crisis climática afecta de manera desproporcionada a las comunidades empobrecidas, a pesar de que son las menos responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los fenómenos meteorológicos extremos, la subida del nivel del mar y la escasez de recursos agravan la pobreza y el hambre, y erosionan los derechos humanos.

5. Reconocer la existencia de una deuda climática adicional a la histórica, financiera, ecológica y social, que el Norte global tiene con el Sur global.

6. Democratizar los procesos de crédito y endeudamiento soberanos para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas. Los Estados deben ser responsables de las decisiones y los gastos relacionados con la deuda, priorizando los derechos humanos y el bienestar público y planetario.

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