La Construcción. Parte I

Por Rafael Gómez

Tal vez el rasgo más importante de una sociedad sea tomar conciencia de sí misma. Esto es particularmente difícil cuando se trata de una sociedad destruida o en vías de destrucción. ¿Es esta una sociedad destruida o en vías de destrucción? La respuesta honesta debiera ser sí. Hay enormidad de datos y percepciones en ese sentido. La pobreza, el hambre, la exclusión, la indiferencia, la represión, el exterminio, la inseguridad, la corrupción, el robo, la impunidad, el consumismo, la suciedad, el deterioro, la polución. ¡Todo esto ocurre en nuestras calles, en el Centro mismo de esta ciudad! Y si ocurre, no es por una fatalidad del destino, es porque los vecinos de la ciudad o los habitantes del país no están formando una sociedad para impedirlo. Conclusión. Al menos que se trate de una sociedad suicida, la sociedad en un sentido amplio está ausente, destruida o en vías de destrucción. Lo que sí hay es una sociedad reducida que persigue sus propios intereses. Y una diferencia entre esos intereses propios y los comunes. La sociedad reducida está formada por la clase política y las corporaciones.

Pero la mayoría de nosotros parece no percibir estas cosas, o las aceptamos resignados. La desgracia y el abuso se han naturalizado. Siempre hubo pobres y ricos, corruptos, inocentes y culpables, asesinos, idiotas, débiles y fuertesNada va a cambiar. Y discutimos sobre fútbol, hablamos de los Rolling Stones , o comentamos el culebrón de moda. Mientras el Gobierno paga la Deuda Externa y reduce el gasto social, mientras las empresas privatizadas aumentan las tarifas, mientras se reprime y tortura en Santa Cruz, mientras mueren todos los días cincuenta chicos por desnutrición y pobreza en un país potencialmente rico.

¿Hay solución? No lo sé. Sí, hay un sector de gente más o menos numeroso que percibe la destrucción de la sociedad, tiene una mirada crítica hacia la clase política y las corporaciones, e intenta hacer una construcción. Un dato concreto: la marcha de cada 24 de marzo, con una asistencia que muchas veces supera las 120.000 personas, convocada por 350 organizaciones que eligieron por unanimidad consignas contra el terrorismo de estado, la impunidad, el pago de la Deuda Externa, la represión, la pobreza, y la exclusión social. Muchas de esas organizaciones y otras tantas que no convocaron a esa marcha intentan hacer una construcción social. Les resulta difícil, al menos en un sentido amplio. ¿Cuáles son los problemas que impiden la construcción?

Son varios. El primero concierne al tipo de estructura de la organización. Hay dos tipos: vertical y horizontal. El vertical, donde se maneja la organización desde una cúpula, es el caso de los partidos políticos y los movimientos sindicales. Si se insiste con la estructura vertical ocurrirá lo de siempre: la organización producirá burócratas, democracia representativa, e irá a una lucha electoral que estará perdida desde el principio. Porque para competir, la organización habrá adoptado la misma estructura y la misma lógica de poder que la clase política y las corporaciones. Si esta organización ganara una elección inevitablemente traicionará a sus votantes. ¡Y es lógico que traicione, lo milagroso sería que no lo hiciera! ¡Cómo no va a traicionar si se ha convertido en parte del mismo sistema que pretendía cambiar!