La pandemia de la exclusión

 

“El modo más rápido de conocer una ciudad es averiguar cómo se trabaja en ella, cómo se ama y cómo se muere”
Albert Camus

Hace diez días que el paisaje es el mismo, lo observo cada mañana. Me detengo largos minutos a contemplar la Corrientes peatonal desierta, las anchas veredas grises pobladas de palomas, cada día más. Ya no las espanta el smog, ni el ruido del tránsito ni los pasos apresurados de los transeúntes. Hacen coloquios en la esquina, imagino que alguien les arroja migas o restos de pan desde alguna ventana.
Por momentos pasa alguna persona, algún repartidor en bicicleta, algún auto, taxi, colectivo o patrullero. Por momentos merodea algún dúo de policías soportando el peso de la artillería. Por momentos también, esquivando cámaras de vigilancia y la vista de la “gorra”, pasa o deambula alguien sin techo. El virus les ha quitado a “los nadies” el derecho a permanecer en algún umbral o vereda. Van con lo puesto y alguna bolsa con restos de comida.

Pese a la desolación, siento que soy una privilegiada. Esta especie de ático o buhardilla, desde donde miro la calle, hace las veces de casa y oficina. Tengo un refugio donde aislarme de este incomprensible mal capital o mal del capital. Entonces pienso en una cifra y me estremezco: 7251 [1] personas que viven en situación de calle o en peligro de estarlo en una ciudad que tiene el 20% de su parque habitacional ocioso. Alrededor de 285.000[2] viviendas vacías en una Buenos Aires que hace tiempo dejó de tener buenos aires.

El aislamiento social preventivo y obligatorio, que parece ser la única forma de ralentizar el avance del Covid-19, expone la contracara del neoliberalismo, hace añicos el mito de la meritocracia y deja al desnudo otra pandemia. La pandemia de la exclusión.

Sin techo o hacinadas, así atraviesan este período miles de familias porteñas. Según un informe elaborado por el Observatorio del Derecho a la Ciudad,[3] desde el estallido social de 2001 la precariedad habitacional incrementó en la medida que el derecho a la vivienda digna se transformó en una variable negativa. El 40% de las familias porteñas son inquilinas. La población de las villas o barrios populares creció exponencialmente, alcanzando a 400 mil personas que viven sin acceso formal y seguro a servicios públicos básicos y con niveles de hacinamiento generalizado. Según números del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño, el año pasado se contabilizaron 2016 personas viviendo en situación de calle efectiva. El Censo Popular de personas en situación de calle arrojó otra cifra, contabilizó un total de 5412 almas viviendo a la intemperie. Muchas de ellas con inmunodeficiencias severas: enfermedades crónicas, patologías como diabetes, cardiopatías, VIH, o afecciones pulmonares graves como EPOC o tuberculosis.

“Esta población constituye un grupo de riesgo y se ve imposibilitada de adoptar medidas de prevención en forma continua. No puede cumplir los recaudos de la higiene y la salud frente al Covid-19 ya que durante las 24 horas del día no tienen acceso a agua de red para lavarse las manos, y no cuenta con los recursos económicos para la compra de los elementos antisépticos necesarios (alcohol en gel, jabón, etcétera)”, advierte el informe.

Ante tremenda cartografía de la exclusión, ediles de la oposición presentaron un proyecto de ley para que la Legislatura porteña declare la Emergencia Habitacional en la Ciudad. Misión imposible. Para los representantes del oficialismo dar curso a esta iniciativa significa reconocer la curva negativa respecto al derecho al acceso a la vivienda digna y, por consiguiente, la inexistencia de políticas públicas orientadas a resolver el déficit habitacional.

El 19 de marzo, horas antes que se decretara el aislamiento social preventivo y obligatorio en todos el país, el juez Guillermo Scheibler intimó al Gobierno de la Ciudad para que, en el marco de la emergencia sanitaria vinculada al Covid-19, de cuenta de las políticas adoptadas respecto a la población en situación de calle o en riesgo de estarlo.[4] El plazo establecido por el magistrado fue de cinco días y la respuesta vino a modo de “parador”.

En una semana el Gobierno porteño habilitó tres nuevos Centros de inclusión social, comúnmente denominados “paradores”, en los polideportivos Parque Chacabuco, Pereira y Avellaneda. Un total de 250 camas que se suman a las habilitadas en los 33 Centros o “paradores” que existen en la Ciudad.
María Migliori, titular de la cartera de Desarrollo Humano y Hábitat aseguró que estas nuevas plazas se abrieron para «cubrir la eventual demanda que pueda surgir a partir de este cese económico derivado de la cuarentena obligatoria dispuesta por el Gobierno nacional». Según la funcionaria, existen 1.100 personas en situación de calle en el territorio porteño y estos Centros o “paradores” cuentan con 2.099 camas, funcionan las 24 horas y disponen de kits de limpieza, barbijos, guantes, jabón y alcohol en gel.

Estas declaraciones se contradicen con un comunicado emitido por un grupo de trabajadores de Buenos Aires Presente (BAP), el programa de la Ciudad para la asistencia de personas en situación de calle, donde denuncian que a esta población no se le está proveyendo los adecuados elementos de limpieza y alertan sobre la crítica condición alimentaria que atraviesa. «Nuestro programa entrega nada más que sándwiches», señalan.

El 26 de marzo la Guardia de Auxilio del Gobierno porteño clausuró un sector de un conventillo en Olavarría al 200 del barrio de La Boca y desalojó a las 100 personas que vivían allí. La mayoría de estas personas serán alojadas en los flamantes “paradores”, donde ya no estarán hacinadas, sino amontonadas. «La distancia máxima que hay entre una cama y otra apenas alcanza los 75 cm.», denuncia el informe del Observatorio por el Derecho a la Ciudad.

La Ciudad de Buenos Aires se mantuvo en estado Emergencia Habitacional desde 2004 hasta que Mauricio Macri llegó a la Jefatura de Gobierno con la firme intención de erradicar la Villa 31 y 31 bis.[5] A partir de entonces las pocas políticas orientadas a resolver el problema de la vivienda social declinaron hasta desvanecerse. Esta obscenidad quedó plasmada en el conflicto del Parque Indoamericano de diciembre de 2010. Si bien esta crisis parió la ley que garantiza y protege los derechos de las personas en situación de calle o en riesgo de estarlo, [6]  no logró revertir la indolencia estatal.

El paradigma de los paradores y de los subsidios habitacionales, sigue siendo la única medida que adopta el Gobierno de la Ciudad para dar respuesta a las personas en situación de calle.
Los “paradores” o Centros de integración social resultan temibles para la población en situación de calle. Son espacios desangelados, donde impera un régimen cuasi carcelario. “Las personas se encuentran hacinadas, sin intimidad, separan a las familias. En algunos paradores ocurren desalojos diarios (se deben retirar a un horario por la mañana y deben volver a ingresar por la tarde). No pueden tener gran cantidad de pertenencias y esto hace imposible que puedan desarrollar un proyecto de vida”, señala el informe.

En el contexto actual estos “paradores” resultan lugares pocos propicios para incorporar las medidas de aislamiento y distanciamiento social recomendadas para evitar la propagación de la pandemia. No constituyen una solución habitacional, sino más bien un probable foco de contagio si la amenaza del virus se extiende.

Si bien a noviembre del año pasado el Gobierno había otorgado más de 10.615 subsidios habitacionales, acceder a esta “Modalidad de Alojamiento Transitorio en Hoteles” no resulta un trámite amigable para personas que viven situaciones extremas. Tampoco es una solución habitacional definitiva, sino un paliativo momentáneo o una promesa de nada.

Le veo desde mi ventana, deambula, un perro chungo sigue sus pasos. Saca una maraña de cables de un contenedor, los carga en su mochila y se adentra en la desolación de un Estado ausente.

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    1. Datos del Segundo Censo Popular de Personas en situación de Calle – Junio de 2019 https://www.periodicovas.com/el-estado-mas-ausente-del-siglo/
    2. Ver nota: https://www.periodicovas.com/muerte-y-calle
    3. https://observatoriociudad.org/la-pandemia-del-coronavirus-y-la-crisis-habitacional-en-la-ciudad-de-buenos-aires/
    4. El magistrado adoptó esta medida en el marco de las causas conexas «Suleiman, Lilyan Varina contra GCBA y Otros sobre Amparo» y «Donda Pérez, Victoria Analía y Otros contra GCBA sobre Amparo –Salud».- https://ijudicial.gob.ar/2020/coronavirus-intiman-al-gobierno-porteno-por-las-personas-en-situacion-de-calle/
    5. https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-88908-2007-07-30.html
    6. http://www2.cedom.gob.ar/es/legislacion/normas/leyes/ley3706.html

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