La Pobreza no puede esperar
por Mariane Pécora
Segunda entrega
La maquinaria de la pobreza
Juan Gabriel esta parado en el centro de la Plaza de la República, acaba de desayunar y está buscando un lugar donde pasar desapercibido. Me cuenta que tiene 29 años y vive alternadamente en situación de calle desde los 8 años. “Fui reciclador urbano y también tuve trabajos formales como repositor en un supermercado y empleado de un kiosco de revistas. Alquilaba una habitación en una hotel hasta que la pandemia me volvió a arrojar a la calle”, relata. Ante la pregunta si considera que hay unas 2500 personas en situación de calle, hace una mueca socarrona y responde: “Por todos lados hay gente viviendo en la calle”.
La pandemia puso de manifiesto no solo la emergencia habitacional que existe en la Ciudad sino la falta de políticas publicas orientadas a dar soluciones integrales a las situaciones de vulnerabilidad social a la que está expuesta más de la tercera parte de la población porteña.
Desde hace meses, cada mañana, en la Plaza de la República, la coordinadora Desde Abajo, ofrece desayuno, ropero comunitario, atención sanitaria, gestión de subsidios y programas de emergencia a personas en situación o en riesgo de calle. Esta experiencia se replica frente al Congreso de la Nación y el el barrio de Constitución, en el marco de la campaña “La pobreza no puede esperar” que inició un cúmulo de organizaciones sociales en todo el país exigiendo comida, empleo digno y una política de vivienda popular en el país y, en particular, en la Ciudad de Buenos Aires.
“Hace 14 años que en la Ciudad de Buenos Aires gobierna el mismo espacio político y estamos cada vez peor en materia de políticas sociales. La pobreza ha crecido y seguirá creciendo. Este modelo no solo genera pobreza, divide a la ciudadanía. La grieta nació en esta Ciudad, eso lo veíamos cuando en plena reactivación económica cada vez más personas caían en las villas porque no podían costear un alquiler pese a tener trabajo”, dice a Periódico VAS Rodrigo Segovia, miembro del Movimiento Territorial Aníbal Verón y encargado de la coordinación general de esta campaña en el área del Microcentro porteño.
“Estamos hablando que en el distrito más opulento del país, no existe un proyecto educativo, no existe un proyecto de producción de trabajo de calidad, no existe una perspectiva tecnológica… Mientras que a los sectores de las pequeñas y medianas empresas, que son los que generan empleo, los empobrecen cada vez más. El incentivo económico está únicamente orientado al sector financiero, sobre todo al negocio inmobiliario. Los sectores populares están totalmente relegados, ni siquiera se los incluye en las partidas presupuestarias”, añade.
En diciembre del año pasado, la Asociación Civil por la Igualdad (ACIJ), publicó un análisis de los datos más relevantes del presupuesto 2021 destinado a hacer frente a la emergencia habitacional en el territorio porteño. Entre los que se destaca la reducción del 17% del presupuesto anual destinado a hacer frente al déficit habitacional y una disminución del 67,9% del presupuesto destinado a las villas de emergencia. Pero el rasgo más sobrecogedor de este informe, es que el presupuesto asignado a asistir a las personas en situación o riesgo de calle se mantiene en la misma variable que en 2020, previo a la pandemia, con una meta fija de únicamente 19.600 familias asistidas a través de subsidios habitacionales.
“La situación de calle es una cuestión compleja, que se debe abarcar desde muchos ángulos: salud, asistencia directa, un proceso de reinsersión laboral, la reivinculación con la familia, todo esto hablando desde un programa mínimo que es que un ciudadano o ciudadano no tenga que irse de la Ciudad, es decir pueda alquilar un lugar donde vivir”, apunta Rodrigo Segovia y agrega: “Lo que estamos planteando en Ciudad, es cambiar el subsidio habitacional para que contemple a las personas en riesgo de situación de calle, porque hasta el momento solo se le otorga a quienes están en situación de calle real. Nuestra idea es ampliarlo y, sobre todo, discutir la problemática de la vivienda en el territorio porteño. Porque el proceso de situación de calle se inicia cuando una persona no pude sostener un alquiler y se tiene que ir a vivir a la provincia, por ejemplo. Luego el censo oficial la contabiliza como que no pertenece a la Ciudad. No pertenece porque se tuvo que ir, no pudo insertarse y ha sufrido perdidas identitarias traumáticas”.
La medialuna de cemento que circunda la plaza de la República sigue poblándose de personas que se acercan a desayunar. Detrás del mástil, demasiado alejada de la concurrencia, una mujer rodeada de bolsos mastica con la mansedumbre de la resignación un trozo de pan. Me acerco hablar. Una voz ajada y apenas perceptible murmura que tiene más de 50 años, luego, a través de gestos indica que no desea continuar la charla.