Los piqueteros en el diario de Mitre

Por Laura Molina

El sábado 27 de junio fue asesinado a quemarropa Martín Cisneros, panadero, coordinador del comedor comunitario “Los Pibes”, 35 años, piquetero. Fue amenazado un mes antes, el personal de la Comisaría 24ª, que corresponde a su barrio, no lo protegió y tampoco persiguió a los asesinos, pese a las indicaciones de los vecinos. Uno de sus matadores sería narcotraficante e informante de la Comisaría 24ª. Los piqueteros tomaron la comisaría durante ocho horas. El domingo 28, el diario La Nación dedicó la primera plana y varias páginas a lo sucedido. La noticia no está centrada en el asesinato de Martín Cisneros sino en el inmueble de la comisaría. “La peor noche de la Comisaría 24ª”, dice uno de los títulos. Hay una descripción animizada y tendenciosa de los destrozos ilustrada con fotos. “La oficina del comisario y subcomisario parecían haber sido blancos de misiles”, escribe el cronista sugiriendo con la metáfora una violencia armada piquetera similar a la del ejército estadounidense. Sigue la nota haciendo inventario de los daños a la propiedad como si se tratara de una compañía de seguros, “apenas las paredes quedaron en pie, pero pintadas”, y hace varias veces hincapié en un faltante: un cuadro de Quinquela Martín. ¿Será esta una alusión del hábil cronista al saqueo artístico de Bagdad? ¿Tratará de redondear con el detalle una sensación de guerra y barbarie en el lector? No lo sabemos. ¿Era un centro cultural la comisaría? Lo que sí sabemos, referido por los piqueteros, es de inclinaciones no tan artísticas: una colección de fotos del personal de la comisaría posando con pupilas de diferentes prostíbulos de la zona, establecimientos bajo protección policial a juzgar por la cantidad de pases libres que se encontraron.

Volviendo al diario La Nación de ese domingo, hay que buscar con atención para encontrar en una página par, abajo y a la derecha, una pequeña foto tamaño carnet de Martín Cisneros con el rostro amoratado. ¿La vida vale menos que una pared pintada y dos escritorios rotos? ¿O es en particular la vida de un piquetero la que vale menos para el diario? A continuación, en página impar, vemos sendas imágenes de Néstor Kirchner y Alicia Kirchner, acompañados con dirigentes piqueteros. El título: “El gabinete, en crisis por los piqueteros”. En el interior de la nota un funcionario no identificado explica la política de consensuar sin reprimir que tiene el Presidente: “Kirchner teme que le tiren uno o dos muertos para desgastarlo”. El diario sigue, incita contra la violencia piquetera con más notas de títulos dramáticos y coléricos: “¿Qué puede esperar ahora la sociedad?” e “Inaceptable omisión del Estado”. La leyenda de un anuncio de Mariano Grondona interroga: ¿Cómo responder el desafío de los piqueteros duros? Más adelante, en su columna habitual, Grondona nos plantea: “El foco anárquico, ¿disminuye o se expande?”, y hace a través de una hipérbole pasando por Roca y Maquiavelo un pedido al Presidente de pronta represión a los piqueteros, “al no defender el orden público a tiempo por temor a ser llamado cruel, el gobernante se ve obligado a ser de veras cruel después” (sic), argumenta. La andanada del diario sigue con un “sondeo de la calle”, al estilo de Radio 10, con declaraciones como esta: “A los piqueteros hay que matarlos a todos porque impiden que la gente trabaje”. Y completa el tema una nota de Santiago Kovadloff, en línea con la de Grondona, donde se dice que las calles desbordan de violencia, y se advierte la confusión (del Gobierno) entre el derecho al disenso y el ejercicio de la violencia.

Hay que reconocer que el diario de Mitre es coherente y pertinaz en sus horrores, nunca le faltaron protagonistas para recrearlos. Ya desde sus primeros números, cuando fustigaba a los indios señalándolos como el origen de todos los males y recomendaba su pronto exterminio. Masacre que concretó Roca (sí, el mismo que menciona Grondona en su columna).

 

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